A pesar de la lluvia y el apagón, hubo chaya en la tercera luna

Sergio Galleguillo cerró una noche un tanto accidentada y pasada por agua. Hubo homenajes.
martes, 23 de enero de 2018 · 09:58

Cosquìn.- (Especial de Pao De Senzi) En Cosquín todo puede pasar, y en la tercera luna hubo de todo. 
La tormenta que parecía alejase, en realidad estaba acechando desde el sur y finalmente, se desplomó sobre la villa cerca de la medianoche, mientras Nahuel Minué, el ganador de la categoría solista instrumental del certamen de nuevos valores estaba sobre el escenario. 

Cosquín quedó a oscuras. Fue un apagón que afectó todo el Valle de Punilla, y algunas localidades serranas. Por unos minutos que fueron eternos, el escenario y la plaza se iluminaron por los rayos que caían sobre la cima del Pan de Azúcar. El público, que ya para esa hora colmaba la plaza, comenzó a moverse hacia las salidas de emergencia, a medida que la lluvia e intensificaba, y aparecían los primeros paraguas y pilotos. Desde el escenario, los locutores pedían paciencia y tranquilidad, mientras la plaza se encendía lentamente con los grupos electrógenos. 
El diluvio no fue causa para que una buena parte del público se quedara a esperar las noticias. No podía suspenderse la noche. En la tercera luna, Sergio Galleguillo prometía una chaya inolvidable para sus seguidores. 

Como si todo hubiese sido un sueño, en minutos la lluvia cesó y el cielo se despejó. Con la energía de regreso, Cosquín volvió a arrancar. Ya había pasado Por siempre Tucu, los que se animaron a cantar detrás de un telón de agua para los valientes de la platea. 

Pero la tercera luna no había comenzado allí. A las 22, Los 4 de Córdoba y El Negro Álvarez habían copado el escenario para compartir algunas canciones de la época en que rodaban juntos. El humorista cordobés no tuvo una buena idea al elegir chistes cuyas temáticas son obsoletas y cuestionadas y apareció la primera polémica de la presente edición (ver aparte).

Para olvidar el mal trago, fue bueno escuchar a María y Cosecha, una de las agrupaciones emblemáticas de la música independiente que regresó al festival después de mucho tiempo. Su impronta de calidad y compromiso fue plasmada en cinco canciones de compositores clásicos y contemporáneos, de Ariel Ramírez a Ramiro González. Para Te Recuerdo Amanda, de Víctor Jara, apareció en pantalla su figura. Pero también la de Santiago Maldonado y Jones Huala, símbolos de la problemática mapuche por estos días. La platea se dividió en opinión. Hubo silbidos y aplausos. Maria y Cosecha dejó en claro que las canciones pueden hablar por si mismas si van de la mano de quienes las representan.
  
Quien no apostó a lo mismo fue Adrián Maggi. Además de cantar, mantuvo la voz en alto para decir “patria” varias veces y reforzó la idea que él cree  que la palabra encierra invitando al escenario a ex combatientes de Malvinas.  Además, agradeció varias veces la comisión por ser programado. Maggi fue en los últimos años uno de los críticos ante la falta de números sureros en el festival. 

Una delegación nacional y otra internacional fueron protagonistas de los siguientes minutos: desde La Rioja, llegaron cantores, copleros, bailarines y presentadores para mostrar las postales de la provincia del Chacho Peñaloza y Facundo Quiroga; Atahualpa Yupanqui fue homenajeado luego, por el representante de la delegación de Japón
 
Pasada la una y media, comenzó el homenaje esperado: un recorrido por la obra de Horacio Guarany a través de artistas que de alguna manera fueron cercanos a él, fue la propuesta  de la comisión junto con Hugo Casas y Rubén López.  Plasmar en vivo semejante idea, no siempre arroja buenos resultados, a pesar de que la figura de Guarany y aquella declaración en una de sus últimas incursiones en Cosquin, estremecieron a todos. “Este festival es del pueblo” decía el cantor, y, según los que idearon el homenaje, allí estaban sus representantes. El resultado fue dispar. Por momentos la desprolijidad se adueñó de la escena, y en otros casos, como cuando cantaron juntos Marian Farias Gómez y Enrique Llopis o el Chaqueño Palavecino y Sergio Galleguillo, representaron fielmente dos ideas que envuelven la figura de Guarany: el cantor comprometido y el indiscutido ídolo popular. Los grandes ausentes, Soledad y Luciano Pereyra, por razones distintas no pudieron estar.

Las voces de Orán y Los Diableros de Oran (pasado y presente del folklore salteño), le dieron a la platea la fiesta necesaria para esperar al artista que cerraría la noche. Un tanto molesto por cantar fuera del horario televisivo, Sergio Galleguillo irrumpió en escena completamente vestido de blanco y anunciando fiesta por un buen rato. 
Promesa cumplida, cerca de las 4 de la mañana, los que enfrentaron la tormenta regresaron a  sus casas perfumados de albahaca y chayados con harina. La tercera luna había terminado.
 

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