Cuba: El día que Díaz-Canel asumió la presidencia

Solo en apariencia estaba sin ocupar la silla a la diestra de Miguel Díaz--Canel, desde ayer presidente del Consejo de Estado y de Ministros, igual que estuvo la misma silla presidencial mientras Raúl ocupó ese puesto.
domingo, 22 de abril de 2018 · 17:07

Por Marta Rojas

Solo en apariencia estaba sin ocupar la silla a la diestra de Miguel Díaz-Canel, desde ayer presidente del Consejo de Estado y de Ministros, igual que estuvo la misma silla presidencial mientras Raúl ocupó ese puesto. La coherente continuidad que la inmensa mayoría del pueblo cubano eligió con su voto, es la victoria de aquel que ocupó, físicamente, esa silla en la Asamblea Nacional del Poder Popular desde su fundación: Fidel Castro Ruz, artífice de la Revolución Cubana.

De él, de Fidel, era la victoria de la continuidad generacional pacífica y seguramente que será creativa y victoriosa, que Cuba acaba de estrenar con Diaz-Canel, en la cual, como la concibió e hizo realidad José Martí, se fundieron al igual que entonces, en un solo haz, los próceres de la guerra  anticolonial conocida como de los Diez Años (1868-1878) con los Pinos Nuevos (1895) abrazando la divisa inclaudicable de la independencia y soberanía absolutas de un pueblo libre del colonialismo,  culto, justo y solidario.

Nunca será ocioso recordar que esos fueron los postulados básicos del joven abogado Fidel Castro, el Año del Centenario del Apóstol, en 1953, cuando asalto la fortaleza militar del Moncada y reinició la lucha, tras un período de neo-colonia yanqui que había durado medio siglo.

Todo el discurso de Miguel Díaz Canel, al asumir la máxima magistratura de la nación cubana, es coherente con esas ideas martianas, y socialistas (en un haz) --sin excluir en absoluto la dialéctica-- de la cual hizo galas el joven Fidel, hasta el fin de sus días, y continuó Raúl, cuya fidelidad a las ideas del programa de su hermano y como él, adelantándose a su tiempo fue ejemplar: libertad y soberanía, como divisa.

Es válido recordar que en las horas inciertas sobre la vida de Fidel, tras el fallido asalto al Moncada (revés que convertiría en victoria) en momentos en que podía suponerse que Fidel estaría vivo o habría muerto, Raúl, hecho prisionero cerca de Santiago de Cuba y trasladado al Vivac municipal, asumió toda la responsabilidad del asalto, pensando de forma optimista que tal vez Fidel estuviera solidariamente protegido, a salvo. Aquel fue, aunque poco divulgado, uno de los actos más valientes en circunstancias semejantes, cuando la vida de cualquier supuesto protagonista de las acciones del 26 de Julio, valía muy poco.

Ayer la silla sin ocupar --físicamente--, como acto solemne desde la dejación por el Comandante en Jefe de sus cargos en el Consejo de Estado, resultaba otro indicativo, preservar de sus victorias, muy especialmente por un día igual -19 de abril--, pero de 1961, cuando Cuba acababa de propinarle, con su pueblo uniformado, la primera derrota al imperialismo yanqui en el continente americano  en la bahía de Girón, para el gobierno norteamericano Bahía de Cochinos, que también así se nombra.

Entonces Miguel Diaz Canel no había nacido.
Además, casualmente, fue un día como ese 19 de abril, lleno de símbolos históricos: un 19 de abril de 1898, hace 120 años el presidente yanqui Mc Kinley firmó la aviesa "Joint Resolution", la frase fue lisonjera : "Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente", aparentemente en contra del colonialismo español de hecho derrotado e hipócritamente a favor de los mambises. Diaz- Canel aprendió en la escuela primaria y luego como joven revolucionario y estudiante, esa hipocresía de los vecinos del Norte.

En su magistral discurso de despedida de sus funciones como Presidente, Raúl explicaría el amañado proceso yanqui. La respuesta contundente aquello sería propinada por Fidel, apenas 60 años después con la entrada del Ejército Rebelde en Santiago de Cuba. Entonces triunfaba, definitivamente, la gesta iniciada por Carlos Manuel de Céspedes, prócer dueño de un central azucarero -La Demajagua en el oriente de Cuba--  cuyo primer acto fue darles libertad a todos sus esclavos e invitarlos, como hombres libres a combatir por la libertad de Cuba. Ocurrió el 10 de octubre de 1868:

La lucha cimera de los próceres de la independencia del yugo colonial: Antonio Maceo, Máximo Gómez y otros grandes próceres durante diez años, -ya señalado-José Martí, aglutinador, que tenía entonces solo unos pocos años menos que Diaz-Canel, la hizo común en un solo y apretado haz con los que el llamó los Pinos Nuevos, haciendo realidad la contienda continuadora. Esa fue la guerra necesaria del Apóstol Martí, autor intelectual del Moncada, como lo proclamó Fidel en el histórico juicio del Moncada, celebrado en la Ciudad Héroe de Santiago de Cuba. 

Hoy, de nuevo una representación de los iniciadores y los Pinos Nuevos encabezados por Miguel Díaz Canel, están al frente de Cuba, libre, independiente y soberana. Sépase que la diputada más joven de la Asamblea Nacional, tiene solo 18 años de edad y ya era dirigente municipal, cuando fue electa Diputada. A ella le cupo el honor de leer los compromisos que asumían todos.

Nuestro nuevo Presidente, Diaz-Canel recibió uno de los más sonoros aplausos cuando dijo en el acto en que asumió la máxima responsabilidad del Estado: "…ratifico que la política exterior cubana se mantendrá inalterable y reiteramos que nadie logrará el propósito de debilitar a la Revolución ni doblegar al pueblo cubano, porque Cuba no hace concesiones contra su soberanía e independencia, no negociará principios, ni aceptará condicionamientos. Jamás cederemos ante presión o amenaza; los cambios que sean necesarios, los seguirá decidiendo soberanamente el pueblo cubano".

Con esas palabras subrayaba, enfáticamente, lo ya expresado al comienzo de discurso: " Ningún país ha resistido por tantos años sin rendirse, el asedio económico, comercial, militar, político y mediático que ha enfrentado Cuba."

Consecuente con sus ideas expresó también: "Crear es la palabra de pase de esta generación", escribió Martí y la generación de Fidel la hizo suya como nos corresponde hacerla nuestra a quienes tenemos la responsabilidad de enaltecer su legado".

El primer acto oficial del presidente Miguel Diaz-Canel ocurrió al día siguiente, cuando recibió en el Palacio de la Revolución al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, en visita de oficial de Gobierno.       

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