La intimidad de una destrucción familiar

Por Alejandro Frias (Escritor y periodista)
sábado, 1 de agosto de 2020 · 00:00

Por Alejandro Frias

(Escritor y periodista)

 

Sabido es que cuando terminamos de leer un libro, ya no somos las mismas personas. Pero si ese libro es una novela en que la condición humana o al menos algunos aspectos de la condición humana quedan expuestos en carne viva, entonces con más razón no podemos quedar indemnes de su lectura.

Y eso es lo que pasa cuando se termina de leer Dos cuentos maravillosos (Baldíos en la Lengua), de la santafesina Alejandra Bosch, una historia que comienza con la muerte de Amanda Boyle, una escritora solitaria, lo que desencadena una suerte de repaso familiar que nos llevará a descubrir las formas en las que el amor filial puede convertirse, a partir de la incomunicación, en rencores y resentimientos.

Intervienen en esta tragedia familiar Amanda Boyle, su hermana (Cecile) y su madre, joven viuda que intentará con el tiempo reconstruir una relación de pareja que terminará demasiado mal.

El suicidio de Amanda derivará en que Julián, su hijo, recupere no sólo sus libros, sino también sus diarios, cartas y otros papeles. A través de una estructura fragmentaria y coral iremos conociendo la intimidad de esta destrucción familiar. Voces en primera persona, cartas, diarios, la mirada de Julian y la omnisciencia de la narradora, entre otros recursos, nos adentrarán en todo aquello que estas mujeres nunca se dijeron, o al menos no se dijeron con las palabras que se necesitaban.

La tumultuosa relación entre las hermanas y la tortuosa vida que llevaron las tres mujeres, tanto cuando convivían como cuando dejaron de hacerlo, derivan en la construcción de un personaje complejo como el de Julián, junto a quien recorreremos esta historia, incluso en aquellos capítulos en los que no está presente.

Los cuentos maravillosos a los que nos refiere el nombre de esta novela más un tercer relato (que se cuela con absoluta naturalidad, gran logro de Bosch el de llevarnos de esta manera por la narración) se conjugan con la sórdida relación con la que estas tres mujeres llegan a un punto sin retorno, a la construcción de una historia familiar con la que Julián querrá romper con un gesto de quiebre que tiene que ver con todos esos papeles que ha heredado.

Bosch nos mete en los laberintos de las relaciones humanas, de los egoísmos, de la soledad acompañada, de la angustia del silencio. Y como en aquel papel en que Amanda Boyle ha dibujado una gran sombra que no podemos terminar de deducir si acosa o protege a dos niñas, Dos cuentos maravillosos se cernirá sobre quienes la lean más allá de la última página.

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