Rodolfo, el yacimiento de uranio de Cosquín que atravesará la autovía de Punilla

Una investigación llevada adelante por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en la década del sesenta permitió detectar un importante yacimiento de uranio en la ciudad de Cosquín, que albergaría más de diez mil toneladas de mineral y fue bautizado con el nombre «Rodolfo».
martes, 20 de marzo de 2018 · 17:00

Cosquín. Una investigación llevada adelante por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en la década del sesenta permitió detectar un importante yacimiento de uranio en la ciudad de Cosquín, que albergaría más de diez mil toneladas de mineral y fue bautizado con el nombre «Rodolfo». Se trata de una de las mayores reservas uraníferas de la Argentina y el debate volvió a encenderse cuando se conoció que la traza de la autovía de montaña de Punilla atravesaría sobre el yacimiento, donde deberán realizarse movimientos de suelo que pueden liberar gases tóxicos.

Los ambientalistas advierten que alrededor de 1.800 metros de la nueva autovía que se extenderá desde San Roque hasta Cosquín cruzarán sobre la formación uranífera. El dato surge de contrastar el mapa de la autovía con el bosquejo geológico regional donde se ubica el yacimiento «Rodolfo», asimismo, se estima que también serán depredados un total de 10.930 metros de bosque nativo. La obra despierta más interrogantes que certezas y se conoció que el 12,6% de su trazado se haría sobre sedimentos uraníferos que tienen una concentración de 318 gramos de uranio por tonelada.

«El uranio no es altamente radiactivo. Sin embargo, uno de los elementos químicos que produce la cadena de desintegración del uranio es el radón, el cual es gaseoso. Mientras el uranio tiene una vida media de unos 4.500 millones de años (es el tiempo para que, por ejemplo, 1 kg de uranio se desintegre quedando 1/2 kg), el radón tiene una vida media de tan sólo 3,8 días y produce otros descendientes de vida corta. Por eso, el radón es muy radiactivo. El mineral de uranio libera radón, pero la mayor parte del mismo se encuentra enterrado, por lo que no produce mayores efectos perjudiciales. Pero cuando el mineral es extraído o removido, se libera radón a la atmósfera (es lo que pasaría con la remoción del "chichón" de Alta Córdoba para ser trasladado, o la remoción de un yacimiento de uranio existente en una matriz de areniscas como el del yacimiento Rodolfo)»; informaron desde el Foro Ambiental Córdoba, que rechazan la obra proyectada por la Provincia.

«Al ser gaseoso, el radón puede ser inhalado. De esta manera, es causal comprobado de cáncer de pulmón, y la segunda causa de este tipo de cáncer tras la exposición al humo del tabaco. Por otro lado, el radón tiene un efecto sinérgico en el riesgo de cáncer de pulmón en personas fumadoras»; agregaron los ambientalistas cordobeses, quienes reclaman por un estudio de impacto ambiental.

En 1960, Enrique Linares y Antonio Timonieri publicaron un artículo en la Revista de la Asociación Geológica Argentina y establecieron que «Rodolfo» se ubica sobre una franja entre las últimas estribaciones occidentales de las Sierras Chicas y el río Cosquín. Se compone de sedimentos continentales y se habría formado en la era terciaria, ya albergaría restos fósiles de mamíferos. En la zona de Santa María y Cosquín se reconocen dos tipos de sedimentos terciarios: el uranífero es el más antiguo, se habría constituido hace 56 millones de años y corresponde al eoceno inferior. El aporte de los sedimentos provino de la Sierra Grande, que también aportó el uranio de «Rodolfo».

El yacimiento generó un serio debate dentro de la CNEA. Hubo un sector «duro» de técnicos y marinos que quiso explotarlo y propuso trasladar la ciudad de Cosquín. La postura se sustentaba en que era radiométricamente explotable con un valor radiactivo alto y floraciones a superficie en ciertos barrios. La explotación hubiera significado la desaparición de Cosquín, aunque primó en la CNEA la postura del grupo de técnicos que admitió complicaciones técnicas en la explotación y sostuvo que el impacto sobre la zona turística más importante de Córdoba resultaría «tremendo».

La existencia de un yacimiento uranífero en una ciudad no fue materia de estudio. Sólo se evaluó la posibilidad de una hipotética explotación. Cosquín tiene los índices radioactivos más altos del Valle de Punilla y una movilización del yacimiento sedimentario que posee puede producir daños inimaginables en una ciudad relativamente pequeña sin recursos para manejan una hipotética contaminación radiactiva. Ni la Provincia ni la CNEA se involucran en ello, y las administraciones municipales cometieron en el pasado gravísimos errores como la remoción de tierra en los barrios más próximos al yacimiento. El caso más conocido se registró en el año 1992, cuando el municipio removió tierra en el barrio La Mandinga durante la gestión comunal del intendente Rubén Ríos (1991/1995) y provocó una intervención de la Secretaría de Minería de la Provincia de Córdoba.

A raíz de ello, la Dirección de Geología quiso trabajar en una sistematización de la información geológica de la zona, como aporte hacia los propios habitantes y para ser utilizada en el sector.



¿Bosque nativo y faldeos montañosos en riesgo?

La traza entre el sur de la comuna de San Roque y el noroeste de Cosquín tendría una longitud de 14.300 metros. De ellos, 10.930 metros se realizarían sobre un bosque nativo que tiene la máxima categoría de conservación. Esto representa el 76,4% del recorrido, superando la estimación del 69,5% que habían realizado los ambientalistas en base a la unión de marcas relevadas en el lugar.

El desmonte de bosque nativo y la remoción de laderas en el pedemonte tendrían un «impacto sustancial en la biodiversidad y en las escorrentías». Lo más notorio es que tendría implicancias económicas para el turismo por la alteración irreversible del paisaje, como ya se puede ver en la construcción de la Variante Costa Azul, el puente sobre el lago y el sur de la comuna de San Roque.

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