Los precios suben, se compra menos y no hay bolsillo que aguante

EL DIARIO salió a las calles para conocer qué opinan los vecinos carlospacenses y cómo se las ingenian para afrontar la crisis.
viernes, 25 de mayo de 2018 · 19:00

Carlos Paz. La inflación se hace sentir cada vez más fuerte en el bolsillo de los argentinos. El incremento constante de precios golpea las economías familiares y la suba del dólar impactó de lleno en las góndolas de los supermercados y mini-mercados de Carlos Paz. EL DIARIO salió a las calles para conocer qué opinan los vecinos carlospacenses y cómo se las ingenian para afrontar la crisis.

Esta semana, subió el valor de la harina, los fideos y otros derivados, la yerba mate y el té. Diez testimonios que dan cuenta de una realidad que preocupa. Un informe de precios relevado a fines de abril, arrojó que eran necesarios $6.947,83 para no caer en la indigencia, mientras que si se le incorporan a la canasta los gastos en bienes y servicios no alimentarios (que es lo que define la línea de pobreza) el costo para el clan familiar rondaba los $18.000. Adriana es ama de casa, tiene 34 años y contó: «Mi esposo es comerciante y somos cuatro. Gastamos al menos $3000 en las cosas de la casa y la comida por semana. Dejamos de consumir bastante carne, esa es la verdad».

Martín es repositor de un supermercado ubicado en el centro de la ciudad y puntualizó: «Vienen subiendo los precios de los productos y lamentablemente se traduce en el bolsillo de la gente».

Por su parte, Clara (una jubilada de 75 años) aseguró: «Yo fui hotelera y estoy jubilada. Y cada vez que suben los precios, algo que viene pasando todas las semanas, nosotros nos hacemos el planteo para saber cómo impacta en nuestros hogares. Desde ya te digo que no se puede vivir. Es simple, con la plata que uno tiene, busca precios, va y compra, y nada más. Hay inflación, suben los precios y hoy vivimos el día a día, ya no se puede ahorrar como se hacía antes. Pienso que la clase media padece mucho, el bolsillo se resiente y uno ya no puede llevar lo que llevaba antes».

Asimismo, Mercedes (una jubilada de 65 años) también se pronunció acerca de la necesidad de ahorrar y explicó: «Si uno compra las ofertas en el supermercado, ahorra mucho. Hay que saber comprar y compara precios. El azúcar, por ejemplo, hace un año atrás, estaba unos centavos más cara que ahora. Hay cosas que aumentaron, pero hay que rebuscárselas para comprar barato».

Son cada vez más los vecinos que apelan a diferentes estrategias para economizar. María Esther es una jubilada de 60 años (actual modista y artesana) y relató a este medio: «Este gobierno nos está matando de hambre. Mi familia se compone sólo por mujeres, somos tres, y las tres trabajamos todo el día, y así y todo no nos alcanza. Yo me tomo todos los días el colectivo y el boleto está a $15, es una vergüenza. Para comer, la estrategia es mi huerta. Hice una huerta de donde saco las verduras y hace un tiempo, tengo una gallina que me provee los huevos. Yo pienso que nosotras tenemos recursos para sobrevivir, pero hay muchas personas que no saben cómo hacerlo. Este país tiene una eterna historia con la inflación, siempre igual. No nos va a quedar otra de vivir como se vivía en el campo, cuando cada uno cosechaba sus propios alimentos y criaban sus animales».

La búsqueda de precios accesibles se impone como una necesidad y las ofertas son un salvavidas. Romina es una empleada doméstica de 32 años y destacó: «Mi familia está compuesta por cuatro personas, tanto mi esposo como yo trabajamos y nos cuesta mucho llegar a fin de mes. Hacemos una recorrida por diferentes negocios y vamos buscando ofertas. Eso nos sirve bastante, pero la realidad es que vivimos al día con la plata. Gastamos cerca de $8000 al mes para comer y para comprar cosas para la casa». «La verdad es que todo sube y nuestros sueldos no, entonces la ecuación no cierra. Carne ya casi no se puede comer, y cuando compro yerba trato, que sea la más barata que hay. En mi familia, somos tres y tenemos dos sueldos. Yo lamentablemente estoy desempleada»; sostuvo Solange, de 29 años. Muchos vecinos no sólo cuestionan la suba de los alimentos, sino también de los servicios básicos como el gas o la luz. Juan Pablo es remisero, tiene 35 años y relató: «Todo está caro, pero fundamentalmente nos cuidamos con el gas y la luz. Hace un tiempo pagábamos de $100 a $200 como mucho, y ahora, en dos meses, nos llegaron facturas de $500 sólo de gas. Vivo con mi esposa y mi bebé, y sólo por semana, en leche y pañales, se nos van alrededor de $700 o más. Al mes, como mínimo, entre alimentos y hogar, se nos van $8000, y a eso sumale el alquiler, los servicios, la ropa, la prepaga de salud. Llegamos siempre con lo justo».

En el caso de contar con una familia grande, los números se multiplican. Jorge es un comerciante de 60 años, quien habló sobre la realidad que atraviesa: «Siento que a nosotros nos va bien. En mi casa, somos seis los que trabajamos y gastamos mucho. También sentimos la inflación en nuestros bolsillos, hay cosas que no compramos. Antes tomábamos mucho mate, ahora menos. Gastamos como mínimo unos 20 mil pesos mensuales y eso para lo básico. Todo aumenta y no queda otra que adaptarse y buscar precios parar tratar de economizar algo». En ese sentido, Romina, una docente de 36 años, reveló que cuenta con una familia compuesta por cuatro integrantes y dijo: «Nos es muy difícil. Mi esposo y yo tenemos trabajo, pero nos privamos de varias cosas y son cada vez más. Estaremos gastando alrededor de $7000 al mes en una gran compra, porque vimos es la mejor forma de economizar. Hacemos una gran compra al mes y luego vamos comprando poco».

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