El correo, parte de la comunicación con el mundo

lunes, 13 de julio de 2020 · 00:27

Por  "Pocha" Besada de Pescetti

 

En 1944, habíamos parado en la puerta del hotel Yolanda. Mi papá venía a hacerse cargo del correo, porque había sido nombrado Jefe, permutado con Canelo, el  que debía irse a Córdoba, por razones familiares, de esa forma mi papa fue el 3º jefe de correo de Villa Carlos Paz.

El correo estaba a 100 metros, en una calle de tierra, veredas irregulares, y una arboleda de plátanos que se unía en lo alto formando un túnel de ramas entrelazadas, los sulky, burritos, caballos al costado, listos para ser alquilados.  

Llegamos a la casa, en lo alto el escudo nacional, un cartel que decía: "Correos y Telégrafos". Una amplia galería sostenida por cuatro columnas de hierro, en ella estaba un pizarrón en donde se escribía el estado de las líneas, generalmente eran "Normales" que significaba que no había problemas para enviar y recibir telegramas. Un mostrador alto con tinteros y lapiceras para ser utilizadas por quien las necesitara, aun no había "biromes", sólo tinta.  

La oficina de correo comprendía dos habitaciones, en la primera se atendía al público, un mostrador largo separaba este de los empleados, allí se clasificaba la correspondencia y en casilleros se ponían las cartas para la gente que estaba fuera del radio. La segunda habitación era la oficina del Jefe y Telegrafista.  Los vecinos de la izquierda, el Dr. Armando Ávila y Rosita Paz. A la derecha la familia Ricciutti y la casa "Villa Delia". Al frente, Cándida Paz de Sorrentino, y se empezaba a construir la iglesia Nuestra Señora del Carmen.  

El correo cumplía un importante rol, como había pocos teléfonos que tardaban horas para poder efectuar la llamada, el sistema más seguro era el telégrafo que era un aparato que transmitía los mensajes a través del código Morse. Me acuerdo del alfabeto, porque en una época de mi vida, todo cartel que leía lo pasaba al código.  De Carlos Paz, salía la señal a Villa del Lago, a través del monte a Tanti, Bialet Masse, San Roque y de allí a Córdoba. 

Un guardahilo de apellido Nieto, hacía el mantenimiento a caballo. Cuando mi padre se hizo cargo había cuatro empleados, el telegrafista de apellido Olivera, el cartero Luis Ricardo Dilollo y los mensajeros José Luis Sánchez y Rafael Desimone. Los mensajeros y carteros hacían el reparto en bicicleta, en verano venían los empleados temporarios, había más trabajo y llegaban los turistas, algunos para "ponerse a tono" se ponían bombachas, alpargatas, una cincha de colores en la cintura y nosotros nos reíamos y decíamos: "Allí llegó un turista". En época de elecciones el correo era el depositario de las urnas.

En Navidad, la fundación Eva Perón, mandaba sidra y pan dulce, el personal del correo era el encargado de repartirlos ¿Cómo se hacía? Imaginen la galería, una mesa, una larga fila de personas. Del otro lado el Jefe, Dilollo que conocía a todos en esa época (una población de aproximadamente tres mil habitantes) y sabía si un miembro de la familia ya había retirado los vales y decía en voz alta "Fulano, ya vino tu mujer" El Fulano salía de la fila, y así de simple era. Para Reyes, eran los juguetes y yo tenía la dicha que por diez días disfrutaba de una juguetería propia.

Cuando Carlos Paz comenzó a crecer, el correo estuvo en ese lugar hasta 1958, luego se trasladó a la galería Sarmiento. Fue una época inolvidable, un camión regador para aplacar la tierra, fuertes calores, escasez de agua (recordemos que el canal, era el proveedor), poca luz (a las 21:00 se apagaba la luz, y encendíamos el sol de noche). Sin televisión, sin calefacción  inviernos mas intensos, una propaladora que ponía música en las calles y transmitía las noticias mas importantes. 
 

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