La Selección Argentina venció a Panamá en una noche inolvidable
Buenos Aires. La Selección Argentina derrotó anoche por 2-0 a Panamá, estrenando en tierra nacional el título obtenido en el Mundial Qatar 2022 en diciembre pasado. La velada se convirtió en una fiesta completa con un partido como un aliciente más, una excusa para disfrutar junto a las figuras del histórico plantel de Lionel Scaloni con un excepcional marco en el Monumental.
El trámite resultó un placer de punta a punta, donde el público pudo desatar su emoción junto a sus ídolos mientras el equipo en la cancha regalaba pasajes de sus mejores movimientos en Qatar. El único invitado que le faltaba a la celebración era el gol. Messi avisó seriamente de entrada con un tiro libre en el ángulo izquierdo de José Guerra y Rodrigo De Paul se mostraba atento y peligroso para manejar los hilos desde el medio. Un pase suyo en profundidad para Alexis Mac Alister fue anticipado por el arquero cuando se relamía. Más tarde, Messi lo tuvo con un disparo alto y Enzo Fernández exigió a Guerra.
El empuje de Messi continuó en el complemento haciendo gala de su exquisita pegada. Intentó un córner olímpico y luego tuvo dos tiros libres en los que se lució Guerra. También habría lugar para polémicas, como una falta a Nicolás Tagliafico en una acción que derivó en un disparo del Fideo -antes de ser reemplazado con gran ovación- y un cruce al ingresado Paulo Dybala que terminó con un cabezazo de Messi por arriba.
Hubo que esperar al minuto 32 para que un nuevo tiro libre de Messi abriera el camino: remate al ángulo derecho para que Leandro Paredes intentara atropellar por izquierda tras el rebote, hasta que Thiago Almada definió para festejar su primer gol con la casaca albiceleste y desahogar a la multitud argentina.
Pero a la noche inolvidable le faltaba algo. Otro tiro libre de Messi, a los 43, terminó en el ángulo izquierdo de Guerra: esta vez sí, adentro del arco. Entonces la fiesta fue completa con un clamor ensordecedor y un abrazo multitudinario entre los protagonistas. Un final a la altura de tanta alegría.