Peeta, el artista que transforma los edificios en alucinaciones en 3D

viernes, 2 de octubre de 2020 · 14:25

Italia. Puede que el nombre Manuel di Rita solo lo conozcan en su casa; sin embargo, Peeta son ya palabras –o, mejor dicho, letras– mayores dentro del mundo del grafiti. Nacido en Venecia en 1980, Peeta empezó a pintarrajear las paredes de su pueblo a los trece años. Hoy es uno de los artistas callejeros más cotizados y reconocibles del mundo. Sus trabajos pueden disfrutarse en: https://www.instagram.com/peeta_ead.

Peeta se curtió como artista urbano como debe ser: en la calle, pintando y, posteriormente, colaborando con crews grafiteros tan importantes como los neoyorquinos FX y RWK, o los EAD de Padua, que le descubrieron el uso del 3D. Alternó estas peripecias con estudios de escultura y diseño en la Universidad de Venecia. Y, finalmente, se lanzó en solitario, “manchando” las ciudades de medio mundo con sus asombrosos grafitis, donde la caligrafía más tradicional se funde con la pintura en tres dimensiones.

 

 

Lo que hace único el trabajo de Peeta es su pericia para rediseñar los volúmenes de cualquier tipo de superficie, haciendo brotar nuevas perspectivas a través de trucos visuales. Además, en sus pinturas y esculturas Peeta explora el potencial escultórico de las formas, buscando siempre un hipnótico efecto tridimensional. El resultado es una obra que se reconoce al primer vistazo: “Eso es un Peeta”.

El propio artista reconoce que su street art es un engaño en toda regla: busca atrapar la mirada para distorsionarla, romper los esquemas visuales un poco como lo hacía Escher, pero a lo bestia y en moderno. Otras influencias confesadas por Peeta son la arquitecta angloiraní Zaha Hadid, el grafitero alemán DAIM o el genial muralista Loomit.

Transformando sus pintadas en arte, Peeta ha logrado convertirse en una marca de gran valor. Su obra decora, por ejemplo, el Hotel Anda de Venecia o la fachada de la Universidad de Saint Peter’s en Jersey City, un bloque sin balcones que Peeta llenó de formas geométricas tridimensionales. Pero, si bien acepta encargos, participa en festivales y hace exposiciones, él disfruta más improvisando a lo loco sobre edificios anónimos que le inspiran.

En la actualidad, pueden verse trabajos de Peeta en todos los continentes excepto en el Antártico. Pero hay grafitis de este hombre repartidos por la geografía urbana de China, Polonia, Alemania, Portugal, Australia y hasta España, concretamente Barcelona, donde el artista ha pintado varias veces. Peeta ya ha perdido la cuenta de sus pintadas, pues “considero mi obra algo efímero, vivo y orgánico. Me gusta disfrutar del trabajo en el momento que lo hago y luego olvidarlo”.

Pero en la era de internet todo se puede recuperar, guardar y, por supuesto, recordar. Y para eso está la cuenta de Instagram de Peeta. Un viaje a una nueva dimensión del street art que merece la pena emprender: un universo paralelo en el que los edificios se derriten, se descomponen o se expanden en formas enrevesadas y ángulos fascinantes. (Fuente: www.elperiodico.com)

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