Presiones de EEUU y terror mediático sobre la base china en la Patagonia

jueves, 25 de octubre de 2018 · 10:24

 

Por Rubén Armendáriz

 

 

Una base satelital de exploración lunar de China, instalada en la Patagonia argentina, está desatando una campaña mediática desde Estados Unidos, que suma algunos encontronazos diplomáticos, con la excusa de que existe la posibilidad de que tenga capacidad de interceptar satélites.

 El periódico digital oficialista Infobae señaló que la diplomacia argentina generó ciertas tensiones entre China y Estados Unidos en la Comisión Permanente de Desarme de la ONU en Ginebra con una propuesta de controles estrictos para las estaciones espaciales diseminadas en todo el mundo.

 "El origen de esta polémica, en el caso de nuestro país, tiene nombre y apellido: la base de observación lunar que el gobierno de Xi Jinping instaló desde el 2015 en Neuquén y que la administración de Donald Trump ya alertó en reserva sobre su eventual uso dual y su posible potencialidad para interceptar satélites", detalló el periódico.

Los entredichos entre Washington y Pekín se desataron el 11 de septiembre pasado cuando la delegación argentina encabezada por el embajador Carlos Foradori planteó la necesidad de acordar un programa de prevención y limitación a las estaciones espaciales, pero recién trascendieron cuando un grupo de legisladores argentinos del oficialismo y la oposición visitó Ginebra.

 La campaña mediática relanzada ahora es con la excusa de que esas bases cuentan con un eventual potencial para interceptar satélites. Lo cierto es que la “preocupación” tanto de EEUU como de algunos países europeos sobre la base de China en Neuquén es de vieja data. El gobierno argentino avaló esa base bajo la taxativa prerrogativa de que sea para "uso pacífico". Algunos hablan de preocupación, otros analistas de presión y terror mediático.

La presión –más allá de la diplomática- llegó a través de un artículo en la portada del New York Times, en el que advierte el riesgo que implica la base para EEUU, pese a que la antena de 450 toneladas encastrada sobre un edificio de una altura de 16 pisos tenga como fin oficial controlar la misión espacial de China: nadie se anima a descartar que sirva como una especia de “Caballo de Troya” del país asiático en la región, dice.

La base solitaria es uno de los símbolos más impactantes de la estrategia que Pekín lleva implementando desde hace tiempo para transformar Latinoamérica y dar forma al futuro de la región, a menudo a través de maniobras que socavan directamente el poder político, económico y estratégico de EEUU en esta”, señala Ernesto Londoño, corresponsal del periódico.

Pero Félix Menicocci, secretario general de la Comisión Nacional Aeroespacial (Conae) argentino, desmiente rotundamente una y otra vez la especie: "No sirve para el uso militar, para seguir un misil u otro tipo de artefacto militar. Además tenemos equipos para detectar transmisiones no autorizadas".

La intención de la denuncia queda expuesta en la nota del NYT, donde se cuestiona la “poca atención en el hemisferio” que puso EEUU en la última década, en contraposición con el “plan de gran alcance en Latinoamérica” de China, que “ha expandido el comercio de manera considerable, rescatado gobiernos, construido enormes proyectos de infraestructura, fortalecido los lazos militares y asegurado inmensas cantidades de recursos, enlazando su destino al de varios países de la región y viceversa”.

Ese plan, según el NYT, se vio fortalecido ante la buena recepción de los “presidentes de izquierda” que a mediados de los 2000 “querían una región más autónoma y desafiaban la primacía que Washington tenía sobre América Latina y que en gran medida daba por sentada desde el final de la Guerra Fría”.

“Los expertos (no identificados) aseguran que las antenas y otros equipos que se utilizan de respaldo en misiones espaciales, similares a las que tienen los chinos en la Patagonia, posiblemente aumenten la capacidad de China para recabar información”, es otro de los análisis que plantea.

 

El desmentido argentino

 

Las autoridades espaciales argentinas (ya en el gobierno de Macri) desmintieron la existencia de anexos secretos en el acuerdo,  a pesar de que el nuevo presidente había prometido revelarlas. “Eso es una gran falacia", dijo hace ya dos años Félix Menicocci, secretario general de la Conae. Pero la campaña contra la base lunar siguió desde Estados Unidos, Londres y a través de medios argentinos.

La mera posibilidad de un uso militar fue rechazada por la propia Conae que mostró (en 2016) a la británica BBC  una Carta de Compromiso fechada el 20 de febrero de 2014, por la cual la empresa estatal china Lanzamiento de Seguridad y Control de Satélites (CLTC) afirma que los objetivos de la estación espacial son "totalmente civiles y no será operada por personal militar".

Meniccoci señaló al medio británico que se eligió ese paraje desértico de Neuquén porque se necesitaba un lugar plano en una especie de territorio parecido a una palangana donde haya cierto relieve montañoso alrededor, que sirviera para que no hubiese interferencia.

Se trata de un predio de 200 hectáreas y con una zona de exclusión de frecuencias de un radio 100 kilómetros, según los acuerdos. Un lugar comunicado con rutas y fibra óptica pero a su vez tiene que estar aislado. Los convenios bilaterales establecen un comodato y exenciones impositivas por 50 años para estas "instalaciones de seguimiento terrestre, comando y adquisición de datos", cuyo costo inicial es de unos 50 millones de dólares.

Menococci señaló, asimismo, que los chinos fueron uno de los últimos jugadores internacionales en entrar al espacio. Por eso ante todo necesitan probar su tecnología y llegar a la Luna es la primera fase. Dicen estar interesados en obtener allí helio 3, un combustible que les serviría para continuar su carrera hacia Marte, no con viajes tripulados sino con misiones robóticas, añadió. De todas formas, la eventual revocación del contrato requiere preavisos de cinco años.

 

Juegos de guerra (mediática)

 

Asimismo, el NYT denuncia los ejercicios militares conjuntos que organizó China en la región “adoptando el manual estratégico que Estados Unidos había utilizado en todo el mundo”, como misiones navales “sin precedentes en la costa brasileña en 2013 y en la chilena en 2014).

La falta de atención de los Estados Unidos en la región fue usada como excusa por John Feeley, quien acaba de renunciar a su cargo de embajador estadounidense en Panamá después de casi tres décadas de carrera.  “Desde el final de la década de los ochenta en realidad nunca ha habido una estrategia exhaustiva y a largo plazo relacionada con el hemisferio”, contó.

También el ex secretario de Estado Rex Tillerson advirtió recientemente que Latinoamérica no necesitaba nuevas “potencias imperiales”, y añadió que China está utilizando su política económica para meter a la región en su órbitala pregunta es ¿a qué precio?”.

 

La Patagonia

 

La estación situada en la localidad de Bajada del Agrio, Neuquén, en el sur argentino, es controlada por el Ejército Popular de China, según Infobae. La Unión Europea, comentó que la estación espacial de Mendoza está manejada por la Agencia Espacial Europea (ESA), pero esta es una organización civil internacional con 22 estados miembros y no intervienen mandos militares como en el caso de la china.

Estados Unidos, como algunos países europeos, plantea que la base china podría interceptar satélites en el futuro inmediato por medio de la antena de más de 70 metros que ya fue instalada. Según fuente oficiales argentinas, en Ginebra, Argentina –con el aval de EEUU y el Reino Unidos- planteó un mecanismo de control para ese tipo de bases y la necesidad de imponer restricciones de desarme a las bases espaciales.

 Rusia y China plantearon una férrea oposición. Y en las actas se indicó que "algunas delegaciones expresaron la grave preocupación por la búsqueda y el uso de sistemas (ASAT) con capacidades". Para ello, se planteó "prevenir el desarrollo y prueba de esas capacidades incluyendo a aquellos con base terrestre como una cuestión de urgencia", añade el documento.

 Argentina solicitó que se añadiera una referencia "relativa a la necesidad de prevenir el desarrollo de capacidades de observación desde una base terrestre susceptibles de ser utilizadas con propósitos anti-satélites". China reaccionó negativamente a esa solicitud señalando la imposibilidad de juzgar las intenciones con las que son utilizadas ciertas capacidades pensadas para usos pacíficos. 

 

Las presiones de EEUU

 

En junio pasado, el jefe de Gabinete de Macri, Marcos Peña, expresó en un informe al Congreso que la CONAE apoya al Programa Chino de Exploración Lunar (CLEP) que entró en operación en abril de 2018, para "brindar apoyo durante el lanzamiento del satélite lunar de comunicación remota, QueQiao -etapa preliminar antes del lanzamiento de la misión Chang-E 4, prevista para fin de este año".                     

También dijo que los proyectos de la estación espacial de China en Neuquén "son comunes a realizar con la estación DS3 de la ESA (de la Unión Europea) en Malargüe, por ser ambas estaciones muy similares". Pero, en una reciente visita a Buenos Aires, el jefe del Pentágono, James Mattis, planteó a preocupación de Washington sobre la base china, ante el ministro de Defensa argentino, Oscar Aguad, y la cúpula castrense local.

“A pesar de que hay lugares de América Latina que están dando un giro hacia la derecha en términos políticos, los dirigentes de la zona han adaptado sus políticas para satisfacer las demandas chinas. El dominio de Pekín en una gran parte de la región, y lo que significa para la relación con Estados Unidos, se ha vuelto cada vez más evidente”, señala el NYT, vocero del gobierno estadounidense.

 

Rubén Armendáriz

Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico 

 

 

 

 

 

 

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