"Con el hueco de la mano hacia arriba"

Como una tintura madre de nostalgia bajo la luna de Madrid

Leer el libro "Con el hueco de la mano hacia arriba", (opera prima, Madrid, 2019), del poeta argen-español, Rafael Flores Montenegro es una experiencia extraordinaria. Nunca un conjunto de poemas pudo reflejar tan bien la nostalgia con una pureza al ciento por ciento.

Al cerrar el libro con el último verso del poema  Los retoños, pensé que no sería difícil hallar a un poeta en el café La Doña de la calle madrileña San Bernardo o en el café Comercial, señalando a la soledad con versos que pellizcan lo heredado.

"Siendo hoy un ave sin polluelos en su nido,/ me importa menos conquistar la luna/ que mirarla grave sobre el tejado./ Estos rebeldes recién nacidos hablan de/ nosotros,/de quienes fuimos un relámpago/en las esperanzas del siglo que pasó/y aún buscamos entender/para qué estamos aquí.../donde solo importa un abrazo/que nos cobije en la desolación/de los días sin batallas.  

Pero según el propio Rafael Flores, después de diez años de "restar" textos y textos, sintió que tenía que echarlo a andar, antes que fuera tarde, y concentró en una tintura madre  todo lo que amasó sus huellas desde la Villa María de su pesebre hasta el Madrid de sus días con el tango, con Jorge Luis Borges, con Charles Baudelaire, y "El regalo de los otros". Ese micro relato que eriza el pensamiento en la página 62:  "La calle tenía las mismas cosas de otros años: repartidores de tiendas, contenedores para las reparaciones, maderas desahuciadas, restos de la noche anterior. Como si uno estuviera en una cinta deslizante que diera vueltas sobre un paisaje inmóvil.

A veces la felicidad viene por ráfagas en una mirada del sol y de los otros."  

A esta altura del poemario, se le podría preguntar al viento, qué significa la luna de Madrid para Flores, el poeta que usa metáforas urbanas para reparar los huecos de su alma y dejar solo el de la mano hacia arriba porque sus versos confirman que dio todo para gestar un vuelo.

Las ilustraciones del poemario del artista Nicolás Picatto confirman la magia de una obra completa que no tiene edades ni lugares.

El libro será presentado oficialmente el próximo lunes 3 de junio en el Café Berlín, en la calle Costanilla de los Ángeles, 20, a las 20.

La editorial opera prima recordó que "Con el hueco de la mano hacia arriba" es el cuarto libro de poesía del escritor. Lo componen 46 piezas, la mayoría verso. Entre las poesías, se intercalan también algunos micro relatos que rompen el ritmo e invitan al lector a sumergirse en uno y otro estilo súbitamente.

Y tan cierto es la belleza como las sugerencias de los versos de Flores Montenegro que  hay testimonios sobre la búsqueda de su mirada en el horizonte mientras comparte las mesas del Chincha, ese restaurante peruano que le queda cómodo y donde lo llaman profesor o maestro, y él suele responder: "tirando para no aflojar. A veces gimen los riñones... pero el mandato de la vida es ir hacia delante."

Será porque aún en un extremo de las estrechas calles de su ciudad, Madrid, se asemejan a las del cementerio de la cordobesa Pilar donde ve a su hermano Manuel meditando saldos de la vida.

"Y me siento en la inevitable conciencia de que seremos los próximos. Sí, porque recorro apellidos en los nichos, fotografías donde no hay duda ni error que Viltes es el mismo, responde a la imagen que lo acompaña, como los Tisera en hombres y mujeres de la familia, los Carabante, los Rossi, los Subils... Ocupan esta ciudad ahora, aquietados para siempre en el crisol acuático de la tarde.

Me iré con mi hermano a casa. Ya hemos llorado un poco. Con la lluvia estarán unidas la vida y la muerte, contiguas, tocándose como las dos ciudades de Pilar." (pág.22), o como las dos ciudades de Madrid.

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