El Rabí Judá León y el Hackeo de la Mente Humana

En 2016 Elon Musk fundó una nueva corporación: Neuralink, que se hizo pública en 2017 y en noviembre de 2018, su fundador explicitó el objetivo de la misma: producir la fusión entre el cerebro humano y la inteligencia artificial (IA). En esta oportunidad, el inventor expresó “yo todavía soy pro-ser humano”. Parte de la premisa de que la IA habrá de superar a la inteligencia humana y que la humanidad no está preocupada por el significado de ese acontecimiento imposible de detener. Las máquinas estas acumulando mayor conocimiento que el hombre, de manera exponencial. La historia de la humanidad, en definitiva –argumenta-, ha consistido en que inteligencias superiores han reducido a inteligencias inferiores a bolsones reducidos o a zoológicos, cuando no a la extinción.

Ochenta y cinco notables neurocientíficos e ingenieros fueron puestos a trabajar juntos en 2016, para desarrollar la manera en que pueda intervenir la IA de manera conjunta con el cerebro particular de cada individuo, para lo cual, desarrollaron implantes muchos más finos que un cabello humano que traspasen la corteza cerebral y se inserten en el propio cerebro, incidiendo en neuronas determinadas para que trabajen de manera conjunta hombre y máquina. Se trataría de un desarrollo que puede implementarse en el curso de una década y que, según Musk, conecte directamente el cerebro con los dispositivos que ya se disponen tales como teléfonos celulares, tablets y otras micro computadoras que casi todo el mundo dispone en su hogar.

En solo dos años que transcurrieron entre la fundación de la compañía ya se han realizado experimentos en monos –pre-humanos, según algunos antropólogos- que han podido efectuar con sus cerebros de primates algunos controles de computadoras y para el próximo año ya se estaría en condiciones de comenzar los experimentos directos en seres humanos, según anunció el propio Musk, el pasado Martes 16 de Julio.

Los experimentos con animales fueron aprobados por los organismos pertinentes de Washington, pero algo diferente habrá de ser la lucha legal para obtener la aprobación de avanzar en humanos. Esto despierta otro conflicto que enfrenta hoy la humanidad y es el referido a la regulación de las empresas y desarrollos tecnológicos. Sobre esto, el inventor afirma que no hay manera que las estructuras burocráticas estatales o interestatales puedan ser efectivas, ya que todos sus intentos de regulación son lineales, lentos y retrospectivos, mientras que los avances tecnológicos son exponenciales y futuristas.

Las inventivas de Musk no pueden ser tomados como desvaríos propios de una mente extraviada. El inventor de los autos eléctricos que permite que sus modelos sean copiados sin pagar royalties “para que sean útiles a la humanidad” también ha desarrollados la empresa espacial más importante del mundo que lleva al espacio cualquier satélite, incluído el SAOCOM creado en Córdoba, en sus poderosos  Space X y que próximamente inundara las órbitas terrestres con unos diez mil microsatélites, está acostumbrado a coronar exitosamente sus propuestas.

El desafío, según lo expone es que la humanidad se salve de la esclavitud de la máquina y la tecnología, expandiendo la difusión de su apropiación y evitando el manejo indiscriminado de las corporaciones globales. Grandes contradicciones encierra el dilema de esta preocupación tardía por la suerte de la humanidad cuando los avances tecnológicos han corrido, y lo continúan haciendo, de manera despareja con el desarrollo de valores éticos y hasta con desprecio de parámetros espirituales.

Si se han hackeado sitios de máxima seguridad, como la CIA, con computadoras de apenas 500 dólares, nadie puede asegurar que, además del control de la conducta diaria y la orientación de la vida, la mente del hombre no sea sometida a intrusión en sus secretos y también en sus sentimientos.
Es el eterno gusto al juego del Prometeo del que es tan afecto el propio ser humano

El Golem de Borges no puede tener más vigencia,

Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.

Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.

Adán y las estrellas lo supieron
en el Jardín. La herrumbre del pecado
(dicen los cabalistas) lo ha borrado
y las generaciones lo perdieron.

Los artificios y el candor del hombre
no tienen fin. Sabemos que hubo un día
en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
en las vigilias de la judería.

No a la manera de otras que una vaga
sombra insinúan en la vaga historia,
aún está verde y viva la memoria
de Judá León, que era rabino en Praga.

Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,

la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
de las Letras, del Tiempo y del Espacio.

El simulacro alzó los soñolientos
párpados y vio formas y colores
que no entendió, perdidos en rumores
y ensayó temerosos movimientos.

Gradualmente se vio (como nosotros)
aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.

(El cabalista que ofició de numen
a la vasta criatura apodó Golem;
estas verdades las refiere Scholem
en un docto lugar de su volumen.)

El rabí le explicaba el universo
"esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga."
y logró, al cabo de años, que el perverso
barriera bien o mal la sinagoga.

Tal vez hubo un error en la grafía
o en la articulación del Sacro Nombre;
a pesar de tan alta hechicería,
no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.

Sus ojos, menos de hombre que de perro
y harto menos de perro que de cosa,
seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.

Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
ya que a su paso el gato del rabino
se escondía. (Ese gato no está en Scholem
pero, a través del tiempo, lo adivino.)

Elevando a su Dios manos filiales,
las devociones de su Dios copiaba
o, estúpido y sonriente, se ahuecaba
en cóncavas zalemas orientales.

El rabí lo miraba con ternura
y con algún horror. '¿Cómo' (se dijo)
'pude engendrar este penoso hijo
y la inacción dejé, que es la cordura?'

'¿Por qué di en agregar a la infinita
serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
madeja que en lo eterno se devana,
di otra causa, otro efecto y otra cuita?'

En la hora de angustia y de luz vaga,
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?

 

Por Mario José Pino
(Diplomático y escritor)

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