Soleimani; terrorismo, drones y derecho internacional

miércoles, 22 de enero de 2020 · 19:59

Por Julio Yao

Internacionalista y ex asesor de política exterior

 

 

El asesinato del general Qassem Soleimani y del subcomandante de las Unidades de MP de Irak, Abu Mahdi al-Muhandis, constituyó  una agresión  a Irak e Irán y un crimen de guerra, no un acto de legítima defensa de EU conforme al Artículo 51 de la Carta de la ONU.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, lo describió como ilegal (sin aprobación del Congreso), “provocativo y desproporcionado” antes de una votación sobre una resolución que ordena a Trump a no usar el ejército contra Irán.

El presidente Trump quiso justificarlo con una supuesta “acción inminente” en contra de sus ciudadanos por parte de Irán, inminencia que ningún militar o jurista serio de EU o de la ONU ha reconocido o admitido.

Con este mismo pretexto el presidente Bush ordenó la invasión a Panamá en 1989: Manuel Noriega era una “amenaza inminente” a ciudadanos de EU, afirmación rechazada por tres generales de EU (dos inmediatamente destituidos, uno era jefe del Comando Sur) y el tercero, gobernador de la Zona del Canal.

Trump manifestó que sólo ordenaría el asesinato de Soleimani si algún ciudadano de su país fuera amenazado por Irán. Esa advertencia, empero, solamente le daría cobertura legal a Washington mas no en el resto del mundo. 

El asesinato de Soleimani fue planificado hace siete meses (junio de 2019), después que EU declarara a la Guardia Revolucionaria iraní como Organización Terrorista Extranjera (FTO). En la planeación del asesinato participaron el entonces director de la Seguridad Nacional, John Bolton y el Secretario de Estado, Mike Pompeo.   

 Conscientes de la gravedad del acto terrorista, Bolton y Pompeo exigieron que Trump autorizara el asesinato (así lo llamaron desde el principio) con su firma.  ¡Querían lavarse las manos! 

La premeditación, alevosía y ventaja con que se actuó era un ardid propio de la Mafia: la CIA y la inteligencia del Departamento de Defensa (DOD) simularon una invitación a Soleimani por parte del primer ministro iraquí para consultas entre Irán e Irak en torno a Arabia Saudita, lo cual implicó a Irak como cómplice.

Esta trampa fue un acto cobarde por cuanto el general Soleimani ocupaba el segundo cargo más importante de su país después de Jamenei, lo que violaba la prohibición de atentar contra personas internacionalmente protegidas (jefes de Estado y de las Fuerzas Armadas).

El primer ministro de Irak, Abdul Mahdi, contradijo a Trump: "Se suponía que me iba a encontrar con él (Soleimani) la mañana del día que lo mataron. Vino para entregar un mensaje de Irán en respuesta al mensaje que les habíamos entregado de parte de los sauditas".

Abdul Mahdi explicó que el encuentro estaba destinado a rebajar tensiones entre Teherán y Arabia Saudita, algo que también era beneficioso para Washington, y fue ese propósito el que no le hizo sospechar a Soleimani de algún fin oculto por parte de EU.  La cita era, efectivamente, una trampa. 

Para remarcar el agujero negro en que está la política exterior de EU, Irak exigió que 3,500 tropas de EU salgan de su territorio.  En vez de respetar esa decisión soberana, EU dijo que no se retirarán y que, de insistir, le aplicará sanciones y congelará los activos de Irak en la Reserva Federal, lo que pondría en aprietos la ya vapuleada economía del país.  

De esta manera, EU replica en Irak lo que lleva años haciendo contra Venezuela: guerra económica, bloqueo, terrorismo y robo de sus riquezas.  En sólo un año (2018), Venezuela perdió 20,000 millones de dólares por sanciones económicas, sin incluir el oro venezolano que Inglaterra se apropió a instancias de EU y sin mencionar lo más importante: que Washington ordenó infructuosamente asesinar al presidente Nicolás Maduro con dos drones el 4 de agosto de 2018.    

La política exterior de EU entra en una fase de pillaje, lo que le resta autoridad moral para hacer reclamos contra otros países, como China.

El pretexto de un ataque inminente es de vieja data pues se remonta a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001.   A raíz  de este  dudoso atentado, cuestionado por investigadores de EU y Europa y que inauguró la llamada “guerra contra el terrorismo”,  EU decidió que nada en su derecho interno ni en el derecho internacional impide el  uso de drones  para eliminar  a las personas que quisieran.

La Comisión de Derecho Internacional de la ONU no ha consensuado el significado de terrorismo, y por eso no existe ningún tratado que contemple la guerra contra ese flagelo.   La ONU lleva grave retraso en el tratamiento de la guerra asimétrica o híbrida por estar controlada y lastrada por EU.

El Consejo de Seguridad no tiene una herramienta para tratar el terrorismo que trascienda las agrupaciones y sectas, lo cual explica su dificultad para discutir el asesinato de Soleimani. 

La Asamblea General de las Naciones Unidas, en cambio,  utiliza la siguiente definición:  “El terrorismo es el acto de sub-grupos del Estado, no de los Estados”.  

Qué ocurre, entonces, cuando son Estados los que financian a grupos y movimientos terroristas?  ¿Es el uso de drones terrorismo?  ¿Es terrorista EU?  ¿Podría Irán asesinar impunemente con drones al presidente de EU en uno de sus viajes?

Para EU, terrorista es todo aquél que se oponga a su dominación y no necesariamente aquel que utilice la violencia de manera indiscriminada para obtener ventaja psicológica mediante el terror.

Es terrorista quien no se somete a la política exterior de EU, a las  sanciones  unilaterales e ilegales de Washington,  sea éste   iraní,  palestino,  iraquí,  afgano,  yemení,  norcoreano,  venezolano,  boliviano,  haitiano o panameño.  

Para EU, Corea del Norte es terrorista; pero Colombia, que lleva miles de asesinados cada año por paramilitares, es un país democrático.

La falta de consenso en torno al terrorismo priva a las Naciones Unidas de las herramientas para hacerle frente y propicia que las potencias que lo amamantan (EU, Inglaterra, Francia, Israel y otros) se paseen impunemente por los escenarios del mundo.


 

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