Una ventana al mundo

Por Vidal Mario.- (Escritor e historiador)
martes, 27 de octubre de 2020 · 12:21

Por Vidal Mario*

(Escritor e historiador)

 

No es común que un escritor dedique alguna de sus obras a recordar anécdotas de la vida de otro escritor.

Sin embargo, eso fue lo que sucedió con el escritor cordobés Santiago Solans, quien citó algunos episodios de mi infancia en dos de las páginas de su libro “Caídos en gracia”, publicado en Córdoba con prólogo del cantante Víctor Heredia.

En ese libro hay anécdotas de gente como Viggo Mortensen, Evo Morales, Mario Vargas Llosa, Rafael Correa, León Gieco, Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri, Dilma Rouseff, Violeta Parra, Marcelo Tinelli, y Augusto Roa Bastos, entre otros.

Entre ellos, sorprendentemente porque no creo que merezca tanto, también figuro yo.

Solans recordó tres anécdotas de mi infancia en Itá, la ciudad paraguaya donde nací y viví hasta los doce años.

A uno de esos relatos lo tituló “una ventana al mundo”, sobre la primera vez que yo (entonces de ocho años) conocí Asunción y la magia de la televisión:

Aquí va el texto:                             

“.. Por primera vez en su vida Vidal se alejaba de Itá y conocería Asunción. En su rostro se notaba el entusiasmo y la intriga. Su abuela lo había vestido con remera y bermuda nueva. Corrió hasta la tienda de su tío a la hora pactada, donde lo esperaba su primo Numa.

El viaje fue fantástico y Vidal no salía de su asombro. Los edificios de la época colonial lo dejaron sin aliento; todo le parecía gigantesco.

Allí, descubrió un artefacto extraño. Parecía una caja, pero en su interior habitaban personas. Hablaban y se movían; parecían vivos.

-Eso es la televisión, no tengas miedo- le dijo su tía. Vidal estaba atónito. No entendía por qué la gente se había metido en la caja.

No se privó de nada. Pasó horas y horas frente a la pantalla sin sacar la vista del televisor. Estaba embelesado por el movimiento y por el sonido, nunca había sido testigo de tamaño espectáculo.

El tiempo en la gran ciudad no era el mismo.

Cuando regresó, Vidal Mario se convirtió en el mitaí más famoso del barrio Se comentaba que había visto la televisión, y todos quisieron saber qué era eso. Los primeros chicos no tardaron en llegar hasta la puerta de su casa y lo llamaron con entusiasmo. Querían estar con él. Después llegaron otros y Vidal dio la primera conferencia de su vida, sentado en el cordón de la vereda.

-Vimos El Llanero Solitario…que andaba a caballo. Lo vimos con Numa en la televisión; contaba.

Una improvisada audiencia lo escuchaba en la calle. Uno de los más chiquitos preguntó:

-¿Y qué es la televisión?.

Vidal lo miró sorprendido y descubrió que él tampoco sabía muy bien qué era. Al fin y al cabo, nunca nadie se lo había explicado. Hizo una larga pausa y ensayó una respuesta:

- La televisión…la televisión es como una ventana. Pero nunca ves lo que hay afuera, porque hay muchas cosas adentro.

Silencio de sepulcro. Todos estaban en trance, concentrados con máxima atención. Las palabras de Vidal hechizaban en la tarde calurosa de Itá. El que había preguntado, replicó:

- Vidal, y para ver la televisión, ¿hay que mirar hacia el norte o hacia el sur?”.

 

*(Publicado en “Puentes de la Comarca”, de la provincia de Entre Ríos)            

 

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