Padres frustrados, hijos frustrados

Una mirada desde las terapias bioneuroemocionales
sábado, 12 de diciembre de 2020 · 11:31

Por el terapeuta Luis Guillermo

 

 

 

 

Son muchas y crecientes las cifras de adolescentes y jóvenes adultos que consultan por insatisfacción, deprimidos, sin rumbo, otras veces transitando una carrera no deseada, otros haciendo lo que le gusta pero sin la aprobación de los padres o sus allegados de referencia. En más del 90% de los casos dicha frustración se suele transitar de forma silenciosa, como un estilo de vida, de forma inconsciente y con el agravante de que dicha frustración no les pertenece, ya que es propia de los padres. En este artículo abordaré específicamente ese tipo de frustración, la que le heredan los padres a sus hijos.

Un padre (o madre) frustrado es un potencial padre exigente y agobiador, a tal punto que lleva, sin ser su intención, a una posible frustración de alguno o de todos sus hijos.

Uno de los motivos principales está relacionado con la carrera que el joven va a iniciar o la está realizando y aquí suelen estar presentes las “lealtades familiares”, es decir que inconscientemente ese joven tiene que ser o hacer tal oficio, carrera o profesión para no cortar con ese mandato familiar. Por ejemplo, el joven que estudia medicina porque su padre es médico y su abuelo fue médico. De hecho aún cuando le hubiese gustado desarrollar una carrera artística, por ejemplo, sus referentes (padres) se oponen por diversos motivos sin pensar en lo que éste joven siente, piensa y quiere, lo que conlleva a un profesional frustrado, sin pasión por lo que hace. Cuando esa frustración se combina con poder (jerárquico, adquisitivo, etc.) suele llevar a niveles de arrogancia y altivez extremos, para no demostrar su dolor y frustración por no haber podido hacer y/o ser lo que realmente quería y sentía. Ese individuo frustrado, si no toma consciencia, será generador de hijos frustrados o hijos que caen en adicciones, o distantes, ya que de alguna forma su inconsciente le dirá que hay que escapar para poder vivir realmente, es decir vivir su propia vida y no la de sus padres.                   

Por otro lado, están aquellos consultantes que manifiestan que su padre fue, por ejemplo, deportista, y que a él desde niño le hicieron practicar ese deporte, lo cual disfruta mucho pero en el fondo sabe que le gustaría incursionar en otra carrera de su interés y mantener ese deporte como una disciplina de recreación y/o diversión, pero muchas veces la culpa o esa lealtad inconsciente y silenciosa no le permite ni siquiera replantearse el tema.

También, tenemos aquellos padres que no lograron hacer la carrera u oficio de su interés y luego, con sus hijos, son rudos y no aceptan sus elecciones, repitiendo y perpetuando esa frustración. 

Los ejemplos arriba mencionados son sólo algunos de los diversos motivos de consultas relacionados a jóvenes frustrados, sin tener una dirección en la vida, a veces, con ganas de no seguir viviendo y otras sin saber siquiera que es lo que realmente quieren o les gustaría ser.

También, es frecuente abordar una problemática que suele pasar desapercibida y está condicionada por el status social, un estílo de vida que hay que sostener, etc. y es aquí donde se cometen las más grandes aberraciones por parte de padres frustrados, ya que suelen hacer practicar tal o cual deporte a su hijo/a para mantener o elevar su status social, otros lo hacen para “salvarse económicamente” a través de su hijo/a, lo cual, si ese joven no se revela contra ese programa mental, corre el riesgo de convertirse en un ser frustrado, depresivo, drogadicto, entre otras. Con esto quiero decir que cuando tienes a un joven con esa programación familiar, es un joven que no está viviendo su propia vida sino que vive para los anhelos de sus padres y para tapar la falta de realización personal de los mismos, lo que conlleva a frustración, donde suelen estar presentes también la sensación de insatisfacción, infelicidad, dolor, vacío, etc. y cuando esto es acompañado por un nivel social determinado genera en dichas personas una falsa creencia de poder, lo que los hace seres potencialmente peligrosos y muchas veces agresivos, es decir que esos padres frustrados y sin realización personal han creado a un pequeño monstruo en casa.

Como expresé anteriormente, son tan diversos los casos como tipos de personas y programas familiares existen. El propósito de éste artículo es generar consciencia y valorar los anhelos de cada integrante de la familia, generar diálogos sanos y productivos brindando la posibilidad de que cada uno de ellos pueda expresarse libremente y abrir su corazón, sentirse contenido y con la flexibilidad de poder cambiar sus sentires con el paso del tiempo. 

Si eres padre / madre y te has sentido identificado/a tengo una recomendación para ti… sana tus emociones, lo puedes hacer y verás como ese peso inconsciente de frustración desaparece y te deja ser y reescribir tu vida sin condicionamientos. 

Si eres joven y te sentiste identificado, atrévete a volver a soñar, por tu propia cuenta, tus propios deseos y anhelos son de mucho valor. Busca ayuda, no te lo guardes, háblalo con gente que no esté inmersa en los mismos programas familiares y mentales para que puedas ampliar el panorama y las opciones en tu vida.

Es muy importante que puedas tomarte unos minutos al día para reflexionar, sin condicionamientos de tiempos o actividades, y conectarte con tus sueños y proyectos, sentirlos y diferenciar algo muy importante en los mismos… el “siento que” del “tengo que”, ya que cuando ambos van de la mano existe coherencia pero si no es así, te recomiendo replantear dichos aspectos de tu vida. 


 

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