Los peligros y responsabilidades de la emergencia sanitaria

 

 

Por Manuel Tagle
Presidente de la Bolsa de Comercio de Córdoba.

 

A raíz de la emergencia sanitaria que estamos viviendo, creemos necesario comunicarnos con uds por este medio, ya que por un tiempo, no podremos encontrarnos para compartir inquietudes y preocupaciones.

Ante ello, activaremos con mayor frecuencia, esta página de Newsletter para mantenernos unidos y comunicados. Siempre nos hemos preocupado por pregonar ideas y principios orientados a la organización política y económica del país, con la firme convicción de influir en nuestros gobernantes y políticos. Hoy debemos dejar de lado estas preocupaciones y convicciones, asumiendo la gravedad de la emergencia sanitaria global que nos ha sorprendido. Requiere concentrarnos en la preocupante repercusión que se cierne sobre nuestra salud, pero también, en las impredecibles secuelas que la misma ya está generando en el conjunto de la economía.

Gran parte de nuestra economía se está paralizando, como nunca había sucedido en nuestra historia reciente. Un gran temor se ha apoderado de la sociedad. Los gobiernos, obligados por esta inesperada situación, están adoptando decisiones lógicas de cierres temporarios de muchas actividades por prevención, en salvaguarda de la salud pública, pero que destruyen al mismo tiempo el desenvolvimiento económico. Debemos prepararnos y unir nuestros esfuerzos para sentirnos más acompañados y seguros. Se advierte que un verdadero y espontáneo sentimiento patriótico ha resurgido de manera asombrosa y constructiva, siendo una oportunidad para todos, y en especial para el gobierno, de poder reencontrar caminos de diálogo y de consensos tan esquivos y difíciles de lograr en los últimos tiempos políticos del país.

En el caso de las empresas, debemos ser conscientes de lo que puede suceder y estar preparados. Nos preocupa la agudización de una gran recesión o casi parálisis de la actividad económica en aquellos sectores que producen y comercializan bienes durables o servicios, donde la decisión de consumo puede ser postergada. Estos sectores sufrirán un fuerte estrés financiero al verse resentidas sus ventas y también por una posible interrupción de la cadena de pagos en el sector productivo y financiero en su conjunto. Si bien podemos estar ante una ruptura económica, debemos asumir que la causa no es intrínseca de las empresas, sino extrínseca A raíz de ello, surgirá una actitud de comprensión y solidaridad entre los empresarios, las instituciones financieras, los gobiernos y los empleados, que estarán dispuestos a acompañar con esfuerzo esta situación. Ha cambiado el contexto económico y político drásticamente. Será necesario recurrir a medidas heterodoxas por parte de los gobiernos, que nosotros deberemos convalidar y comprender en este contexto de excepción, para sostener de algún modo la estructura económica, como lo están haciendo los países desarrollados afectados. Se trata de evitar el colapso del aparato productivo y cuidar la paz social.

Esta reflexión, cabe también de manera especial, para los estados nacional, provincial y municipal. Víctimas de una drástica disminución en la recaudación, no podrán eludir renegociar sus estructuras de costos, alineándolas de una vez por todas con las del sector privado. No es sustentable la disparidad de los convenios, tanto los que definen el sistema jubilatorio, cómo el laboral, entre el sector público y privado. Razones de equilibrio económico, de equidad y de moral requieren su urgente armonización. Una vez superada la situación extraordinaria que hoy nos desvela, debería resurgir un país ordenado en el manejo de los recursos públicos. Siendo responsabilidad de todos colaborar con la superación de la crisis y reflexionar sobre nuestro futuro para no demorar más las profundas reformas en la organización económica del país, que durante tantos años hemos postergado y que ahora más que nunca resultarán evidentes. 

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