Un hombre de Bien. Por Mario Sábato

Por Mario Sábato

(Cineasta y escritor)

 

Necesitaría varias páginas para enumerar los errores que he cometido en mi vida. Sería fatigoso para mí, y sobre todo para los demás, para los que, obviamente, no tendría interés alguno semejante recopilación.
Pero hoy, medio siglo después, recuerdo con dolor y vergüenza una ausencia.
Era joven, es cierto, pero no es una excusa.
Solo tenía tres años más que yo el jefe de los Granaderos, que se dispuso a resistir a balazos a los que pretendían desalojar de la Casa de Gobierno al Presidente de la Nación.
Y fue ese Presidente, Arturo Illia, el que tuvo q ue convencerlo que no ofrendara su vida, inútilmente.
Yo no estuve para acompañarlo, para repudiar el golpe o hacer lo que se pudiera hacer contra los vándalos uniformados.
Comparto mi vergüenza con los miles y miles de argentinos que también estuvieron ausentes.
No atenúa mi tristeza que otros civiles fueran cómplices o ideólogos de la canallada: periodistas famosos, un humorista notable, sindicalistas y, como siempre, los medios de comunicación y los empresarios más poderosos.
Arturo Illia se fue, en un taxi, de la Casa Rosada. Llevaba el mismo traje con el que había asumido la Presidencia de la Nación.
El ladrón que entró en la Casa Rosada fue un general bajito, de cerebro enano y pocas ideas, todas medioevales.
Los argentinos, no todos, claro, no tardamos mucho en darnos cuenta de que el Oscurantismo nos gobernaba.
Pero nos demoramos mucho más en reconocer los méritos del gobierno ejemplar de Illia.
Unos años después llevaba a una de mis hijas por una calle céntrica.
Lo vi pasar a don Arturo Illia, que caminaba solo.
No me atreví a molestarlo, parecía abstraído en sus pensamientos.
- ¿Ves aquel señor? –le dije a mi hija- Miralo y tratá de recordarlo. Es un hombre de bien.
No sé si me entendió. Protegida por la candidez de sus pocos años, aún no sabía que los hombres de bien escasean.

 

(Extraído de su red social facebook. Mario Sábato)

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