La Pandemia: una prisión contemporánea

miércoles, 2 de septiembre de 2020 · 15:21

Por Gisella Chiappero

Tras más de 5 meses de cuarentena obligatoria en todo el país, el ascenso de la ansiedad excarcelaría en la población comienza un proceso de aparente normalización donde “el pico nunca llega” y se perpetúan los ciclos cuarentenales. Una realidad que parece mimetizarse a la Edad Moderna donde las sociedades disciplinarias de los siglos XVIII y XIX protagonizaron la organización de los grandes espacios de encierro donde el individuo pasaba de un espacio cerrado a otro, cada uno con sus leyes: de la familia, a la escuela, a la fábrica, al hospital, y eventualmente a la prisión, el lugar de encierro por excelencia.

Es la prisión la que sirve como modelo de estudio del filósofo, sociólogo, psicólogo e historiador francés Michel Foucault en el análisis de los sistemas penales modernos: concentrar, repartir en el espacio, ordenar en el tiempo, componer en el espacio-tiempo. Así mismo, Foucault como autor de Vigilar y castigar, también identificaba la brevedad de éste modelo disciplinar que caracterizaba aquellas sociedades de soberanía, cuyo objetivo y funciones eran entre otros decidir la muerte más que administrar la vida. Sí, estamos hablando de siglos pasados, aunque pareciera una descripción de la realidad actual donde, como en el ayer, hoy se instaura el debilitamiento de la cohesión social, del Estado benefactor y de la idea de Nación, donde la mundialización desarrolla en cada ciudad sus lógicas de separación, con el temor y el factor “castigo”, contribuyendo a la vulnerabilidad de los espacios públicos; los dispositivos concentradores y nuevas normas de convivencia.

Una cualidad de las sociedades “remotas” de esos siglos, eran las crisis en beneficio de nuevas fuerzas que se irían instalando lentamente, y que se precipitarían tras la segunda guerra mundial. Describía Deleuze, allá por 1991 cuando comparaba la historia en búsqueda de definir el futuro: “…Estamos en una crisis generalizada de todos los lugares de encierro: prisión, hospital, fábrica, escuela, familia. La familia es un “interior” en crisis como todos los interiores, escolares, profesionales, etc. Los ministros competentes no han dejado de anunciar reformas supuestamente necesarias. Reformar la escuela, reformar la industria, el hospital, el ejército, la prisión(..)Sólo se trata de administrar su agonía y de ocupar a la gente hasta la instalación de las nuevas fuerzas que están golpeando la puerta…”, dicho esto sobre el advenimiento de las presididas sociedades de control las que reemplazarían a las sociedades disciplinarias y que, Foucault contemporáneo, reconocía como nuestro futuro próximo.

El autor de Posdata sobre las sociedades de control Gilles Deleuze, destacaba la lógica de las sociedades de disciplina como un disco rayado, mientras que en las sociedades de control como un régimen interminable. El literato austro-húngaro Franz Kafka, que se encontraba entre ambos tipos de sociedades, ya describía en El Proceso las formas jurídicas más temibles: el sobreseimiento aparente de las sociedades disciplinarias, la moratoria ilimitada de las sociedades de control, como dos modos de vida jurídica muy diferentes, donde el derecho civil se pone en duda en plena crisis.

Deleuze, designa los individuos de éstas sociedades como “dividuos”, y las masas, como muestras, datos, mercados o bancos, donde no sólo se trataba de una evolución tecnológica, si no de una mutación del capitalismo. Una mutación ya bien conocida en la historia: el capitalismo del siglo XIX de concentración, para la producción, y de propiedad; la fábrica en lugar de encierro, siendo el capitalista el dueño de los medios de producción, pero también eventualmente propietario de otros lugares concebidos por analogía (la casa familiar del obrero, la escuela). Los tiempos modernos, como los tiempos de hoy, ya no son representados por un capitalismo para la producción, sino para la administración de cifras, deformables y transformables, donde las colonizaciones se hacen por territorios de mercadeo, manejo de datos como instrumento de control social. El poder se materializa, dice el autor, como el régimen de los hospitales modernos donde la nueva medicina que diferenciaba a los enfermos potenciales y las personas de riesgo, no mostraba, un progreso hacia la individualización, sino que sustituía el cuerpo individual o numérico por la cifra de una materia “dividual” que debía ser controlada”, y evidentemente también en la crisis de las instituciones con la instalación progresiva y dispersa de un nuevo régimen de dominación.

La aplicación de las prolongadas cuarentenas como estrategia del gobierno de contener la penetración del virus, los accesos restringidos y el espacio público percibido como peligroso está despertando el surgimiento de una nueva resistencia, como aquellos siglos revolucionarios, donde el proletariado representaba la viva tensión que hoy existe entre la posibilidad de una gestión más democrática del espacio público y el reclamo de los derechos y libertades civiles.

Comentarios