Julián Cornaglia, el cronista más pequeño que pasó por El Diario

Por Pedro Jorge Solans
jueves, 24 de septiembre de 2020 · 19:17

Por Pedro Jorge Solans

 

Era muy pequeño y compartía el aula y el patio del Costa Azul College con los hijos de tantos, como los nuestros, como los tuyos.

Era uno más de los herederos de la identidad carlospacense que se criaban entre las calles de automóviles que rugían, que se tuteaban con los artistas, con los deportistas, y agradecían con solo mirar de reojo la belleza del pueblo que les tocó nacer.

Asumieron sus roles, y cada uno se arraigó en la parcela familiar. Julián Cornaglia quiso ser lo que fue. Un buen hombre, va! Un buen pibe. Uno de nuestros pibes de Carlos Paz. Sencillo, con la bondad de quienes quieren vivir, disfrutar, sumar, tomarse de la mano de todos y reír hasta que las velas no ardan.

Pero la vida tiene sus jugarretas, esas que advierten que la muerte es parte de quienes vivimos. Aunque la pérdida siempre será pérdida hasta que sepamos leer que la eternidad está en las pequeñas cosas, en las domésticas, en el saludo, en las visitas, en las miradas, en los recuerdos, y hasta en los lamentos de no haber compartido más momentos con quienes se adelantan.  

Así y todo, siento mucho dolor, y una sensación de “incompletud”. Se fue un ser especial.

Espero seguir viéndote en La Volanta, querido Julián, cuidando a tus viejos, Anita y Juan, saludando a los clientes y amigos, y escuchándote decir; "esta es tu casa, Peter."

Espero seguir compartiendo esa copa de whisky que me servías para recordar cuando desde muy pequeño escribías en El Diario sobre tu gran pasión. Los autos, las carreras, tu academia exitosa de rally en Ecuador, en Paraguay y en otros países. Tus viajes a Italia...

Julián, no pude ir a visitarte durante la pandemia. No sabía que estabas preparando tu gran partida. Pero algún día, nos volveremos a ver.

Quisiera entrar a La Volanta solo para verte. Hoy llegué tarde a la casa funeraria, me dijo Julio Centeno que ya te habían llevado. Menos mal me dije, porque yo solo quiero verte vivo.  

Un abrazo fuerte y buen viaje.

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