A Dios se llega por los caminos de Brochero

Por Rodolfo "Pocholo" Mancuello. Escritor y periodista. (Especial para El Diario de Carlos Paz)
jueves, 2 de diciembre de 2021 · 19:24

Por Rodolfo "Pocholo" Mancuello. Escritor y periodista.

(Especial para El Diario de Carlos Paz)

 

Fines de noviembre de 1869 en las frías alturas de las Sierras Grandes cordobesas. La bruma de la mañana imprime sobre la luminosidad del amanecer el paso cansino, pero seguro, de un burro malacara sobre el que se bambolea un jinete de sombrero de ala ancha y un capote que lo cubre. Él es un joven al que el Obispado de Córdoba lo asignó al Departamento de San Alberto ubicado del otro lado del cordón montañoso y cuya misión evangelizadora estallará en la conciencia y los corazones de sus devotos casi 130 años después.

Hoy queremos saber si con él sucede lo que se vuelve común en los seres que trascienden más allá de su humanidad, donde lo más importante nunca se cuenta y la historia, que también es leyenda, se construye con lo no dicho.

No se trata de bordar bien el relato en una descripción trivial de lo que esta visita nos depara, pero ahora es noviembre de 2021 imaginando el pasado. Vamos en medio una diáfana mañana atravesando los mismos lares, pero ahora por una moderna ruta, en busca de la historia y la humanidad de este cura que impregnó de dignidad y entrega sacerdotal a aquellas almas aisladas, fugitivas y abandonadas en el inmenso valle que aparecerá más adelante.

Primeramente, nos detenemos en un punto del camino donde la cartelería nos indica que, en ese pequeño desvío señalizado, nace el Camino del Peregrino que no es otra cosa que dejar el asfalto en las Altas Cumbres para ingresar a un sendero serpenteante entre piedras enormes.

Es por aquí que, cuando llega septiembre, una multitud de acólitos venidos de todas partes cumple el rito de bajar por la misma traza sinuosa que tantas veces recorrió San José Gabriel Brochero a lomo de mula; es un itinerario de 28 kilómetros que dispone de 8 estaciones, separadas unos 4,5 kilómetros entre sí, en las que es posible repasar e imaginar - en cuerpo y alma - los principales hitos de la labor del santo.

Así, el peregrino descenderá de la montaña por los descansos de Giulio Cesare, La Lagunita, Puente Arroyo Zárate, La Vertiente, Villa Benegas, Balcón Chico, Puente del Cura y El Carrizal, en el transcurso de unas 6 horas de caminata.

Aldo, un tipazo de guía, nos revela que por este mismo camino otros fanáticos y audaces, pero montados sobre poderos automóviles, entre abril y mayo de cada año, increíblemente lanzan por la angostura de la senda el torbellino de uno de los Rally más famosos del mundo.

 

Descubramos el Parque

 

La hoy Villa Cura Brochero - antiguamente el caserío Villa del Tránsito - se muestra colorida y un ajetreo urbano que revela el empuje de sus habitantes, ''para superar cuanto antes el golpazo de la pandemia''. Es que en el aire se siente el 'orgullo de ser brocheriano', y donde una vecina - a la que veremos más tarde - definirá como la virtud ''de vivir en la tierra que pisó nuestro santo''.

El Parque Temático Brochero Santo nos abre sus puertas a la vera del mítico y bellísimo río Panaholma. Estamos a pocos pasos de descubrir la sencillez y infinita de una vida consagrada a la palabra de Dios, pero asumida desde la perspectiva de las postergaciones y opresiones de aquella época con una actitud fundacional para reconstruir nuevos lazos que demuestren que el Creador tiene que ver con sus vidas.

El solar de casi dos hectáreas de extensión - ubicado en el Predio de la Providencia, junto al Santuario construido en su homenaje - quedó inaugurado el 6 de enero de este año, siendo una obra ejecutada integralmente por el Gobierno de la provincia de Córdoba, que propone un recorrido turístico religioso inspirado en la vida, obra y milagro del primer santo argentino. Es la llamada “tierra santa” del Valle de Traslasierra.

Desde un primer momento, el recorte empinado del Santuario centra la atención sobre un paisaje de cielo azul, con un fondo amoratado y horizontal de sierras y el verde de la vegetación imperante, cuando entonces una atenta guía nos invita a recorrer la gigantesca figura de un denario de diez cuentas esparcidas en el terreno; donde en cada una - con forma de nidos de hornero - los visitantes vivencian los principales momentos de la vida, obra y milagro de Brochero entre 1840 y 1914.

El resto de la arquitectura del Parque, se completa con la traza de dos senderos adoquinados principales que representan una enorme cruz en cuyo centro se yergue un coloso pilar con la imagen del Santo. Adentrarse en él es simplemente la decisión de adoptar una experiencia que definitivamente nos muestra que todos juntos - con la diversidad de nuestras religiones y culturas - ''somos hijos del mismo Padre’’, como lo afirma el Papa Francisco.

 

Nacimiento, familia y vocación

 

Acompañado de ocasionales visitantes, nos introducimos en los tres primeros 'nidos' de la recorrida donde descubrimos las logradas escenas del Santo a pocos días de nacer, el 16 de marzo de 1840 en la Villa de Santa Rosa del Río Primero y siendo el cuarto de diez hermanos; como también el momento de recibir el sacramento bautismal al día siguiente en la parroquia del pueblo, y el instante antes de partir para ingresar - con solo 16 años - al seminario 'Nuestra Señora de Loreto' en la ciudad de Córdoba.

De aquella familia de profunda vida cristiana que vivía de las labores rurales de su padre, donde los alimentos escaseaban y las comodidades eran desconocidas, también emigraron dos de sus hermanas que fueron religiosas.

Desde un primer momento nos impactan las obras escultóricas - adecuadamente logradas a tamaño real e iluminadas - que son creación del estudio del artista porteño Fernando Pugliese, reconocido por sus trabajos con la técnica de hiperrealismo en resina epoxi y fibra de vidrio, y creador del Parque Tierra Santa en Buenos Aires. En cada episodio, desde una pantalla led se completa la ilustración con un videodocumental de excelente producción y contenido que vigorizan la propuesta escénica.

 

Prédica del Evangelio, esfuerzo constante y obras perdurables

 

El cuarto grupo escultórico es una de las representaciones realistas del Cura Brochero que, llegado a su destino sacerdotal en el oeste cordobés, donde inicialmente no solo asiste espiritualmente a sus feligreses con 'la Palabra', sino que se aboca a la par - como consecuencia de su fe viva - a la promoción humana y social. Recorre cada rincón de su curato que alcanza incluso a provincias vecinas, y junto a los pobladores concreta obras que aún perduran como canales de riego, caminos, molinos, capillas, etc.

En medio de la penumbra de uno de los ‘nidos’, un matrimonio de adultos me señala que, ''nosotros somos de acá, pero vivimos en Buenos Aires y teníamos que conocer esta nueva tierra santa''. Todo resulta sobrecogedor para el visitante, mientras el relato de una joven mujer en los videos nos golpea de lleno en la vivencia compartida al apuntar que, ''este ha sido uno de los períodos más ejemplares, más peligrosos, más fatigantes y heroicos de su vida”.

En la escena siguiente, acertadamente recreada en una pulpería de aquellos pueblos, el Santo apoya su mano en un parroquiano que, sentado y con vaso en la mano, admite la amistad y el buen consejo de quien no es ni amigo ni pariente, pero se interesa por sus penas y alegrías.

El quinto capítulo, precisamente, muestra el encuentro del Santo con José de los Santos Guayama. Caudillo sanjuanino y uno de los líderes de la "rebelión lagunera" que luchó, entre otros, como lugarteniente del Chacho Peñaloza y Felipe Varela, y que era perseguido por los mandamases para ser atrapado y ejecutado. Fue Brochero el que intervino haciéndose su amigo para detener semejante injusticia, pero la historia culmina en un trágico final que bien merece ser contado aparte.

El rasgo que marca a lo largo de su existencia a José Gabriel Brochero es su lenguaje cercano y comprensible de la palabra de Dios para iluminar la vida de sus fieles. ''Así como vemos una vaca con señal y marca de su dueño, Dios no nos deja su cuño ni en la pierna, ni en la paleta, ni en las costillas, sino en el alma'', profesaba el 'cura gaucho' o el 'cura con olor a ovejas'.

Desde la Casa de Ejercicios Espirituales que creó y construyó en la Villa, nos espera que la gente venga a buscarlo, sino que él sale en busca de todos, aún a quienes no les interesa su presencia y llegando incluso a las cárceles.

Pero también, de manera conjunta, Brochero levanta e instala la Escuela de Niñas, un acontecimiento de enorme trascendencia en aquellos tiempos que acá es recreada en una estación rodeada de árboles donde muestra el vínculo del santo cordobés con la beata Catalina Rodríguez y las Esclavas del Corazón de Jesús. ''En realidad, es con la figura de la mujer que el cura siempre exaltó”, definió el intendente de la ciudad meses atrás.

 

Ministerio de Dios sin límites

 

El nido 8 resume los gestos sacerdotales del Santo a los necesitados de paz, de perdón, justicia y verdad; incluso, a los que padecían de lepra, una enfermedad incurable por entonces. Al visitarlos les llevaba comida, los aseaba personalmente e incluso compartía unos mates, contrayendo así la enfermedad que soportó durante sus últimos años como un mártir de la caridad.

''La única medida del amor es amar sin medidas'', es una frase que eternizó la carmelita franciscana Santa Teresita del Niño Jesús y que queda patentizada en la virtud del Santo.

 

Sus últimos días

 

En el antepenúltimo espacio escultórico del Parque Temático se recrea el momento en que el Santo yace postrado en su lecho de muerte en la casa de una hermana en su pueblo natal. Estando sordo y ciego por la enfermedad renunció a su parroquia imposibilitado de atenderla, pero eso no le impidió seguir trabajando. Con admirable resignación abrazó la pesada cruz con que Dios quiso probar su trabajosa ancianidad y sus últimos años fueron cátedra elocuente de profunda virtud.

Tres meses antes de su muerte, escribió su última carta despidiéndose de su compañero de ordenación, el Obispo de Santiago del Estero, Yañiz Martín. La representación escénica es impresionante, retumbando en el silencio de la estación la voz que llega desde la pantalla que define su paso por este mundo: ''Para comprometerse con Dios, uno tiene primero que comprometerse con la vida''.

 

Milagros y santificación

 

En el décimo y último nudo del gigantesco damerio, la figura del Santo entronizada en un lecho de paja y dos ovejas que lo acompañan, casi como un pesebre, muestra además las tallas de dos niños que estuvieron a punto de morir y fueron salvadas luego de rezarle al "cura gaucho", logrando así el principio de los procesos para santificar a Brochero.

Los pequeños son Nicolás Flores de 11 años, a quien los médicos pronosticaron que si se salvaba tendría una "vida vegetativa", y Camila Brusotti de 8 años, víctima de una brutal agresión de sus padres y que estuvo internada durante meses en terapia intensiva. Ambos iniciaron una recuperación inexplicable por lo que el Papa Juan Pablo II lo declara venerable en 2004 y finalmente es canonizado el 16 de octubre de 2016, en una celebración presidida por el propio Papa Francisco en una ceremonia multitudinaria en el Vaticano - a la que asistieron unas 80.000 personas - y donde pidió "que en toda la Iglesia sea devotamente honrado como Santo".

“Ustedes están acostumbrados a los ricos dulces - se refería a los sermones de los otros sacerdotes -, pero yo les voy a dar ahora puchero a la criolla, que, aunque es un plato poco delicado, es más sustancioso”, sentenció el Santo una vez predicando en Córdoba…

Acercándonos al portón de salida bajo un sol serrano implacable, en nuestras mentes se suceden las imágenes, gestos, palabras y hechos del Santo que hemos ido asimilando con nuestros sentidos durante la hora y media en que dura el recorrido del Parque. Ya no éramos las mismas personas que hasta allí habíamos arribado, sino que partíamos convencidos que aquél inmenso hombrecito de Santa Rosa del Río Primero marcó un camino de fe imperecedero en el tiempo que lo catapultaron del corazón de la gente a los altares.

Este Parque, único en su tipo en el país, bien merece ser visitado para entender y sentir el hecho fundamental que encierra el Evangelio para generar auténticas relaciones que construyen la comunicación eclesial.

Lo disfrutamos como sin saberlo, descubriendo en lo más íntimo que - conociendo la obra de San José Gabriel Brochero - estuvimos esta vez muy cerca de Dios.

 

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