La despedida de un amor en tiempo de pandemia

La despedida de Martina kaniuka a su compañero de vida, el editor y escritor Hugo Montero tiene la belleza de lo eterno y de la última frase que escribió el cofundador de Sudestada; horas antes de irse, "lo importante está ahí nomás."  

HUGO

El que camina canchero con la mano en los bolsillos llenos de papeles e ideas viejas que nunca descarta. Mi compañero. El hombre de mi vida. El tipo que me enamoró detrás de sus páginas de lucha y resistencia y me hipnotizó con la mirada. El que me abrió las puertas de su casa y de su vida y su familia y me dejó hacerla nuestra. El que habitó ese jardín chiquito que me invitó generoso a llenar de flores, buscando estrellas. El que entendió todo lo que guardo adentro que no tiene palabras y le dio un lugar en su pecho, alentándome a compartirlo. El que me sorprendía con historias ingeniosas y anécdotas comprometidas y divertidas, el que me invitaba a compartir lo importante, que siempre descansa en lo sencillo: un mate, los pies en el pastito, leer juntos compartiendo, despeinar fuerte las sábanas. El tipo que esperaba tener en mi vida por el resto de mis días. El que soñó con dibujar conmigo un siempre y me llenó la panza de deseos y la cabeza de certezas: era él, fue él todo este tiempo el que abrazó mis sombras, curó mis heridas y se aferró a mí, fuerte como la enredadera que plantamos juntos en la reja, que aprendió a regar amorosamente (y regó hasta el último día que estuvo en casa) para que siga creciendo, como nuestra historia. El que se la jugó y cambió los planes para construir nuestro coso y darle sentido a eso que algunos llaman amor.

Peleó hasta el último round y hoy su nombre me duele en cada parte del cuerpo. No pude salvarte, Hugo.

Te extraño y te amo, siempre.

(Nunca subimos fotos juntos. No nos gusta. Pero será que hoy necesito recordarlo así, feliz y conmigo, por un ratito más).

 

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