El poeta del desierto

Mohamed Alí Alí Salem dejará su poesía en las sierras

El poeta saharaui, del Frente Polisario en Argentina, estará este sábado 5 a las 20, plantando un árbol autóctono en el Bosque de la Poesía del Parque Estancia La Quinta.

Por Mariano Saravia

(Escritor y periodista. Especialista en Política Internacional.)

 

Sahara quiere decir desierto en árabe, por lo que literalmente sería “el desierto Desierto”. Pero contrariamente a la imagen que tenemos, es un lugar de vida, una ruta ancestral de los pueblos nómades del norte de África, un mar de arenas surcado por caravanas desde siempre, centro no sólo de comercio sino también de saberes, de ciencia y de culturas. Y el pueblo saharaui ha hecho de ese desierto su patria: El Sahara Occidental. Sin embargo, ese pueblo sigue luchando contra la ocupación colonialista marroquí, como antes lo hizo contra la española y antes todavía contra la francesa. Actualmente se ha reanudado la guerra entre el Frente Polisario, legítimo representante de la República Árabe Saharaui Democrática y el Reino de Marruecos. Pero la lucha también es con las ideas y con las palabras… hasta con la belleza profunda de la poesía.

El poeta con Adolfo Pérez Esquivel.

Uno de los mayores poetas saharauis es Mohamed Alí Alí Salem, también representante del Frente Polisario en Argentina, quien este sábado 5 a las 20 estará plantando un árbol autóctono en el Bosque de la Poesía del Parque Estancia La Quinta, y traerá por primera vez a estas tierras esos versos impregnados de los vientos del desierto, esos que nos harán viajar en camello por las rutas enigmáticas de un pueblo ancestral. Consultado sobre cómo se define, Salem dice: “Soy un hijo de un pueblo que vivió entre el desierto y al mar. Este dato está muy bien reflejado en mi poesía. Es difícil hallar un poema mío sin que esté el mar, la mar… Un pueblo que sufrió en sus propias carnes el colonialismo y sus consecuencias”.

 

- ¿Y de dónde es ese lugar que está entre el desierto y el mar?

 

- Yo en concreto nací en el norte de mi país, pero soy del sur al mismo tiempo. Mi familia proviene del sur. Toda mi infancia y adolescencia mirando hacia el sur porque las personas que venían desde lejos a visitar a mis padres en su mayoría son del sur, de Tiris.

Tiris es tierra de poetas y de luchadores por la libertad. Con lo que acabo de decir me refiero a la etapa anterior al colonialismo español porque en la guerra Revolucionaria, que se inició en 1973 con el nacimiento del Frente Polisario, todos los saharauis, sean de donde sean, han participado.

Tiris es tierra hermosa en primavera, fruto de la llegada de la lluvia, pero también es un tierra muy seca, yerma y muy arenosa. En la época de sequía las tormentas de arena son asiduas y muy duras convirtiéndose en torrenciales lluvias de arena durante largos días.

Al igual que todos los saharauis nacidos después de los años 40, nacimos y crecimos en las ciudades y en la doble cultura: la saharaui y la española. Pensamos, la mayoría, en árabe y en español.

También heredamos de nuestra cultura la vertiente africana que es palpable en la indumentaria tradicional, en la gastronomía, en la música y en la danza.

Por otra parte, está el sentimiento de rebeldía; la rebeldía con motivos y causas. La rebeldía que nace de las continuas injusticias que sufren los pueblos sojuzgados, vilipendiados.

Este sentimiento está muy arraigado en mí. Siento el llamado de repeler toda injusticia cometida contra todo ser vivo esté donde esté. Y esto se enraíza más debido a que me incorporé con apenas 16 años a la lucha de mi pueblo por la libertad.

 

-¿ Qué llegó primero a su vida, la poesía o la conciencia histórica? ¿Y cómo conviven ambas?

 

-Obviamente la conciencia histórica.  El inaplazable llamado a la libertad. Mis abuelos y sus hermanos y primos lucharon en la resistencia de 1912 contra Francia y también contra España.

En esta guerra, el último ataque contra Francia en lo que ahora se le llama norte de Mauritania lo dirigió mi tío abuelo y murió allí, en ese ataque.

Nací oyendo hablar de la lucha por la independencia.

La poesía vino después, en la niñez, pero después. El único indicio directo que tengo en familia es de un primo mío, que se llama igual que yo: Mohamed Ali que era poeta. Escribía sobre todo sobre la liberación de nuestro pueblo.

Pero mi trayectoria viró hacia una influencia hispana muy clara cuando a temprana edad descubrí a Quevedo. Quevedo también me fascinaba por la rebeldía. Quevedo me llevó a conocer a Miguel Hernández y sentí que vigorizaba mi voz. Me sentía identificado con su espíritu combativo, revolucionario, y también con su aura triste y amorosa. Estos dos poetas fueron los dos que marcaron mis inicios y esto a temprana edad, no sé si a los 13 o 14 años. No sé, quizá algún que otro poema de Vicente Aleixandre. Ya más tarde descubrí a Federico García Lorca, Rafael Alberti, Antonio Machado y por supuesto Pablo Neruda (sobre todo Residencia en la tierra y Canto General).

Cuando di con Neruda, quedé prendado y sólo lo equipara a él en mi casi infinita admiración el poeta palestino Mahmud Darwich.

Como ya dije, la lucha fue primero. Provengo de una familia que siempre ha estado en las luchas por la independencia. Recuerdo con apenas 13 años viví de cerca los acontecimientos de la insurrección de Zemla.

Ese mismo día fue apresado mi tío mayor, junto con muchos saharauis, entre ellos el líder del movimiento, Mohamed Sidi Brahim Bassiri, y otros como el actual Presidente de la República Árabe Saharaui Democrática.

Recuerdo que fui varias veces con mi madre a intentar visitarles y llevarles comida. Es la conciencia histórica lo primero y de ello en cierta medida emergió la poesía solo que la aparición de Neruda en mi vida me llevó a la ambivalente condición de escribir a la lucha y al amor.

 

-Teodoro Adorno dijo que después de Auschwitz era imposible la poesía. ¿Cómo hace la poesía para sobrevivir a todas las tragedias de su pueblo, las agresiones, las torturas, las violaciones, los asesinatos que sufre su pueblo a manos de Marruecos?

 

-Mientras haya vida habrá poesía. Mientras hay vida ineludiblemente hay vivencias, afectos, odios, sentimientos, actitudes, actos, acciones, sueños, imaginaciones, sufrimientos y alegrías, injusticias, victorias, metas a alcanzar y fracasos. Mientras todo esto exista, habrá poesía.

Pero la poesía varía de una situación a otra, de un lugar a otro, de pueblo, de país. También de tradición y cultura. Toda poesía es una secuencia de la poesía anterior. Es una continuación.

Por ello discrepo de Teodoro; creo definitivamente, mientras hay emociones habrá poesía. Puede que está no necesite ni de métrica, ni rima, ni ritmo interno, ni recursos estilísticos, ni que las imágenes poéticas estén bien trabajadas. Es verdad que los elementos que he mencionado embellecen al poema, pero cuando se escribe sobre algo tan horrible, horrendo, o severamente humillante, lo que se expresa no necesita de ningún elemento embellecedor porque las imágenes poéticas de por sí son de tal fealdad que añadirles esos recursos para hacerlos bonitos sería un sacrilegio y una ofensa al lector y a la misma poesía. Eso sería un exagerado maquillaje que rozaría lo obsceno.

En lo que tiene razón Teodoro, es en que lo horrible, lo inhumano, no se debe pretender embellecer. Porque podríamos caer, en el caso Auschwitz, en el de la cárcel negra del Aaiún o cualquier campo de concentración donde la tortura es lo atrozmente lo cotidiano, en el sadismo de los torturadores. Tiene razón en eso. Pero la poesía va seguir existiendo, afortunadamente, mientras haya humanidad.

 

-La belleza ya tiene sentido en sí misma. Una poesía es bella en sí misma, el arte en general es un deleite cuando hay talento y trabajo atrás. ¿Pero qué reflexión le merece la relación entre la belleza del arte y el compromiso de un mensaje que usa como vehículo el arte, en este caso la poesía?

 

-El arte en general es bello por eso ya existió el arte por el arte y es hermoso pero la gente hoy necesita que el arte y la literatura porten un mensaje, no necesariamente político, no necesariamente social, pero debe haber un mensaje.

También es cierto que no cualquier mensaje vale. Si el mensaje no respeta y fomenta valores éticos, o libertadores, o justos, al menos tienen que ser rebeldes. La rebeldía es el camino, o el instrumento, para borrar lo injusto e instaurar lo adecuado.

El arte y la literatura que sólo pretende lo bello sin un mensaje también sigue siendo necesario y lo precisamos para el deleite y sentir que seguimos viviendo. Pero en mi caso es indispensable la literatura y el arte de compromiso, con mensaje rebelde. Con ello nos deleitamos y avanzamos en nuestros logros colectivos como sociedad, sociedades y pueblos. Sin ello, pueda que seguiremos vivos, pero no sé si avanzamos. Por eso José Martí sigue vigente y nos sirve a todos como adalid de la libertad y la justicia mediante la rebeldía porque los poderosos y los dictadores sólo responden y se rinden ante la rebeldía.

Y no sólo Martí, muchos más como Pablo Neruda, Mahmud Darwich, Miguel Hernández, Silvio Rodríguez, Juan Gelman, Eduardo Galeano, Julio Cortázar, Mario Benedetti, Víctor Jara, Roque Dalton, Paco Urondo, y tantos otros.

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