Los verdaderos entretelones de la provincialización del Chaco

Por Vidal Mario

Hace once años, cuando iban a cumplirse 60 años de la provincialización del Chaco, el gobernador Capitanich anunció que el principal salón de actos de la Casa de Gobierno de la provincia pasaría a llamarse “Salón Auditorio 8 de Agosto de 1951”.

Días después, alegando “falta de consenso” sobre el tema, dejó sin efecto su decisión.

Lástima: hubiese sido un justo reconocimiento a esas generaciones de gremialistas, maestros, estudiantes, periodistas, hombres públicos, municipios, y comisiones de fomento para los que la provincialización era una bandera de lucha.

Con esa defección de Capitanich, el salón de actos de la Gobernación del Chaco siguió llamándose “Manuel Obligado”; continuó llevando el nombre de un “matador de indios” como se lo conoce en Reconquista, la ciudad que fundó.

Se trata del militar que fue comandante en jefe de las fuerzas del Chaco Austral, Jefe del Estado Mayor de la Expedición Victorica y, con la creación de la Gobernación del Chaco, circunstancialmente delegado del Ministerio del Interior.

Yrigoyen, pionero 

Con clara intencionalidad política, se quiere mostrar a lo decidido el 8 de agosto de 1951 como un triunfo de la clase trabajadora chaqueña, lo cual es una verdad inventada.

La verdad histórica indica que ya desde comienzos del siglo pasado todas las clases sociales venían tocando los timbres porteños para reclamar que el Chaco dejara de ser un mero apéndice del Ministerio del Interior de la Nación.

Remotas publicaciones dan fe de que ya en los primeros años del siglo XX la provincialización del Chaco era una generalizada ambición y aspiración de sus pobladores. Las hojas de “La Voz del Chaco”, “Heraldo Chaqueño”, “El Colono”, “Chaco Provincia”, “Estampa Chaqueña” y “El Territorio” así lo certifican.

La teoría porteña de que el Chaco no tenía cultura cívica para gobernarse por sí sola, era inaceptable.

El primero en presentar un proyecto de ley fue Yrigoyen, quien lo hizo el 20 de septiembre de 1922.

Tan fuertemente quedó registrada en la historia la calidad pionera de ese Presidente que en 1950, veintiocho años después, el senador correntino Eduardo Madariaga sugirió que el Chaco pasara a llamarse “Provincia de Yrigoyen”.

Al pedir al Congreso la provincialización no sólo del Chaco sino también de Misiones y La Pampa, Yrigoyen advirtió que “la no provincialización de dichos territorios importa desconocerles su capacidad para gobernarse por sí mismos”. Lamentablemente, no hubo voto favorable.

Perón se opone

Mientras para las elecciones de 1946 la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista y el Partido Progresista incluyeron en sus respectivos programas el tema de la provincialización, Perón no lo consideró necesario.

Inclusive, en el marco del “Plan de Gobernación del Estado” que formaba parte del Primer Plan Quinquenal presentado el 19 de octubre de 1946, dijo que la provincialización no era viable.

“El problema es tan complejo que resultaría prematuro concretar aquellas aspiraciones en proyectos de ley sin haber previamente realizado los estudios necesarios”, dijo.

Los senadores Alberto Durand y Vicente Saadi y el diputado Ernesto Sanmartino no lo vieron así, y cada cual presentó un proyecto de provincialización. En 1947, lo mismo hicieron los legisladores Gabriel Delmazo y Juan E. Errecart.

En 1948 vino a El Zapallar el secretario general de la CGT, José Espejo, ocasión en que el Sindicato Único de Trabajadores Agrarios, conducido por Felipe Gallardo le entregó documentos que reflejaban la potencia económica chaqueña.

El dirigente cegetista también se llevó planillas con firmas de miles de trabajadores que pedían la provincialización.

Copias de esas abundantes documentaciones fueron enviadas a la Cámara de Diputados, a la Cámara de Senadores, al presidente Perón y a Eva Perón.

Pero el matrimonio presidencial tenía otra preocupación, otra urgencia: la reelección.

La Constitución de 1853 no permitía eso, así que había que cambiarlo. Y lo hicieron en 1949 a través de una Convención Constituyente tan antidemocrática como la que dos años después harían en el Chaco para la Constitución de 1951.

Recién cuando se solucionó el asunto de la reelección presidencial empezaron a pensar en la provincialización. Es que ahora era necesario ampliar el espectro electoral con vistas a las elecciones ya cercanas porque habían sido adelantadas.

Así fu como, con gran sentido de la oportunidad electoral, concedieron a los territorios nacionales el derecho de elegir presidente y vicepresidente de la Nación.

Otra vez Eva Perón

El 27 de junio de 1951 se elevó al Senado con la firma de Eva Perón, para entonces con la salud ya muy quebrantada, un pedido de provincialización del Chaco y de La Pampa.

Aunque dicha nota fue la única intervención suya en toda esta historia, la propaganda peronista la convirtió en el alma máter de la provincialización del Chaco .

 El 4 de julio, el ministro de Asuntos Políticos de la Nación, Román A. Subiza, fue al Senado a acordar la provincialización, y no podía haber problema alguno porque de los catorce senadores, trece eran peronistas.

La Cámara de Diputados tampoco representaba problema alguno porque en ese ámbito la mayoría peronista también era abrumadora: más de dos tercios.

Así, el 27 de julio se sancionó la ley 14.037, promulgada el 8 de agosto de 1951. Aunque barnizada de clara intencionalidad política, el Chaco recibía lo que largamente ya merecía.

Tal intencionalidad política se confirmó hasta en una carta pastoral del obispo de Resistencia, Nicolás De Carlo, quien además de elogiar a Perón y a Eva Perón exhortó a los fieles a votar por el peronismo en las elecciones del siguiente mes de noviembre.

El 6 de septiembre de 1951, monseñor De Carlo ordenó que en las misas de todas las iglesias, capillas y oratorios se leyera su mensaje eclesiástico de apoyo a Perón.

Según el obispo, la provincialización “fue un acto jurídico realizado por la acción justiciera del presidente de la República, general Juan Perón; el empeño tesonero de su señora esposa y la voluntad decidida del Congreso Nacional”.

Tal intencionalidad política quedó confirmada igualmente en los nombres que pusieron a las nuevas provincias: Presidente Perón, al Chaco; Eva Perón, a La Pampa, y el escudo peronista fue adoptado como escudo oficial de la Provincia “Presidente Perón”.

Hasta le añadieron la cabeza de Perón.

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