Escritor y periodista

Breve análisis de Néstor Pérez sobre la violencia cotidiana

sábado, 11 de marzo de 2023 · 14:02

Diez años atrás consigné en un relato: "Si a nosotros no nos interesan los hijos de los pobres, no esperemos que a sus hijos les interesen los nuestros el día de mañana"; su autor fue un hombre de negocios en un rapto de reflexión, cuando comenzaba a temblar el suelo firme de los afortunados. 
Creo no equivocarme si digo a que a todo el mundo nos causa miedo la escalada delictiva; alguno podrá decir que solo lo preocupa, bueno, no disuelve la zozobra diaria. Pero también es necesario tratar de explicar algunas razones de este estado de desesperanza, falta de perspectivas, horizonte borrascoso, en estos jóvenes que violentan las leyes, tal vez después de violentado el contrato social, aquel diseñado para armonizar intereses, para que no ganen siempre los mismos como viene ocurriendo hace demasiados años. El clamor por ser protegidos es de naturaleza humana, no cabe aquí un examen ideológico, a derecha e izquierda a nadie le viene como un abrazo de amigo que le pongan una pistola en la cabeza, o que le disparen...Sin embargo, vamos de nuevo, no será gratis la deriva hacia un modelo autoritario, donde, sin necesidad de cancelar garantías constitucionales, se le otorgue al poder político licencia social para arremeter contra toda clase de sospechosos. Las imágenes de El Salvador y su presidente afanándose en humillar a los pandilleros, me exime de valoraciones más sesudas.
Es muy probable, como lo aseguran una decena de investigaciones académicas, que tanto el régimen sancionatorio (condena penal), como el régimen disciplinario (la cárcel) solo muestran el herrumbre de su fracaso. Si no elevamos el estándar económico-social, despegando el interés colectivo de la voracidad hasta aquí irrevocable de los mercados, nada podremos avanzar en materia de seguridad. Copar el territorio con gendarmes o federales apenas servirá como placebo político. Solo impugnando y atacando el modelo de financiación de la economía, donde la timba tiene el control y la industria un papel subordinado, es como comenzaremos a superar el impacto de un mercado delictivo en constante desarrollo, por capital, tecnología y mano de obra (llamado "ejército de reserva"). Cierro: "El encarcelamiento masivo de pobres lleva a que une o más integrantes de decenas de miles de familias hayan pasado por la cárcel. La violencia, la corrupción y el resentimiento que genera el encierro en condiciones inhumanas se multiplican y alcanzan a círculos cada vez más amplios, repercuten en los barrios y afectan la sociabilidad e incluso la viabilidad de muchas familias. El modelo de exclusión deja fuera de la vida democrática y de la protección del Estado a vastos sectores sociales" (Centro de Estudios Legales y Sociales, CELS). Este juicio que consigno al final nos vuelve a la trémula expresión que me sirvió de introducción; el desdén no puede alimentar otra cosa que revancha.

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