Opinión
Claro triunfo del Frente Amplio en Uruguay
Por Mariano Saravia, Magister en Relaciones InternacionalesEl triunfo del Frente Amplio en Uruguay fue más contundente de lo que decían las encuestas, que preveían un resultado muy cerrado. Fueron casi cuatro puntos de diferencia, casi 50 por ciento de los votos para Yamandú Orsi contra casi 46 por ciento de Álvaro Delgado, el candidato blanco que iba con el apoyo de los colorados y otros partidos menores.
Esa coalición de partidos de derecha neoliberal, con algunos aliados menores de extrema derecha como el defensor de la dictadura Mannini Ríos, perdió por varias razones: los escándalos de corrupción del gobierno, el aumento de la desigualdad y la pobreza, y sobre todo porque la popularidad del presidente saliente, Lacalle Pou, no pudo traspasarse a su ex secretario de la presidencia.
Esa es una manera de leer los resultados, haciendo hincapié en los por qué de la derrota de la derecha, pero otra forma sería hacer énfasis en los aciertos de la izquierda, o centroizquierda. El Frente Amplio se reconstruyó en base a dos cuestiones fundamentales: recuperó la militancia casa a casa y boca en boca, transpiró la camiseta y militó un programa de gobierno que fue producto de mucha democracia interna. Por otro lado, tuvo una renovación generacional, encabezada por el propio Yamandú Orsi, un ex profesor de historia de 57 años.
Y hubo dos claves electorales, un margen de votantes blancos que no fueron ayer a expresarse en el ballotage, y un margen de colorados que lo hicieron por el frenteamplismo, además de que todos los indecisos se volcaron a la izquierda. La explicación de estas conductas quizá haya que buscarla en las formas, los tonos, y también los contenidos de la campaña de Yamandú, quien hizo énfasis en el sistema político uruguayo, defendió a los partidos políticos, en velada crítica a los advenedizos, los supuestos “outsiders” y los violentos representantes del neofascismo, muy al estilo “libertario” argentino.
En este aspecto, el propio candidato opositor reconoció rápidamente la derrota y también él habló de diálogo y negociaciones, sobre todo teniendo en cuenta que en la Cámara de Diputados no habrá una mayoría de ninguna fuerza. El contraste es fuerte si se compara con los gritos e insultos permanentes del presidente argentino, o con la actitud del ex presidente brasileño Jair Bolsonaro, que cuando perdió una elección intentó un golpe de Estado y un magnicidio.
Ahora empieza una larga transición de tres meses, hasta el 1° de marzo en que asuma el nuevo presidente electo, que tendrá algunas prioridades para sus cinco años de gobierno:
-La lucha contra la pobreza infantil.
-Bajar la edad jubilatoria a los 60 años.
-Mejorar el Sistema Nacional Integrado de Salud.
-Un pacto educativo que signifique mayor presupuesto no sólo para educación sino también para ciencia.
-Inclusión social, con énfasis en los que trabajan pero son pobres y en la creación de trabajo para los que no lo tienen.
-Construcción de viviendas y residencias universitarias.
-Un nuevo sistema de transporte público para Montevideo con carriles exclusivos y prioridad de la matriz eléctrica.
-Mejorar la seguridad urbana y luchar contra las bandas del narcotráfico.
Un cambio drástico
Así, después de cinco años de interregno de la derecha neoliberal, vuelve la centro izquierda a gobernar el Uruguay. El Frente Amplio había gobernado de 2005 a 2010 con Tabaré Vázquez, de 20210 a 2015 con Pepe Mujica y de 2015 a 2020 otra vez con Tabaré. Los últimos cinco años gobernó la coalición de blancos, colorados y partidos menores, con Lacalle Pou, que no solo representa un proyecto de país profundamente distinto, sino también formas muy distintas. Lacalle Pou tiene todos los modos y las formas de las clases dominantes rioplatenses, mientras que el presidente electo Yamandú Orsi se muestra más campechano, cercano a la gente, y parecido a su pueblo. Es hijo de un almacenero y una costurera, del departamento de Canelones, y él fue profesor de historia hasta que su militancia política lo llevó a ser intendente de su departamento. Es una especie de discípulo de Pepe Mujica y, dentro del Frente Amplio, representa al espacio de su mentor: el Movimiento de Participación Popular.
El cambio de rumbo del Uruguay, por último, reafirma la ola neo progresista en la región, y fortalece un eje que ya viene consolidándose entre México, Colombia y Brasil, aunque podría agregarse también Chile.
Yamandú es un nombre guaraní, que significa “el que da vida”, o “el protector”. Que sea una señal y que se traduzca en hechos concretos, a partir del próximo 1° de marzo.