Malvinas: Posguerra

Por Ricardo Vélez Ex combatiente y escritor

Por Ricardo Vélez
(Ex combatiente y escritor)

 

Una posguerra desolada y sufrida...
Cuerpos destruidos, almas rotas, un espíritu vacío y una realidad diferente a la cual me tuve que acostumbrar.
Sólo era un ser humano que no sabía por donde transitar.

Desorientado caminé por senderos inciertos, desconocidos. Me acompañaba  la sombra de la soledad.
Había perdido el rumbo, se me había extraviado la dirección,

y pensaba, ¡tanto dolor!  
y quería saber, 

me preguntaba...

¿A dónde voy? Y ahora, ¿quién soy ? ¿Quiénes decían que me iban a esperar, dónde están?

¿Dónde están, los que me aplaudían y me abrazaban cuando me llevaron a la Isla, dónde están?

Argentina. Año 1982.

¿Qué pasó? ¿Y mi vida, donde había quedado?
Ahora que solo soy una herida inmensa.

Ahora, quién me abraza,

ahora qué necesito acurrucarme en brazos tibios son todos extraños.

Busco mi vida, mi sonrisa, mis sentimientos, quiero que me la devuelvan, y las busco, y golpee las manos

y toqué timbre en la puerta del cielo

y nadie me atendió. Estaba todo cerrado, abandonado, indiferente. 

Y ahí sí, sentí la derrota en mi cuerpo.

Me tocaba afrontar una realidad que no conocía. 

 

Argentina. Un joven de 18 años.

Ya era diferente: adversidades, solo memoria de un dolor que solamente era mío.

Lo incierto. Qué más me sucedería, como afrontar el respiro, los días, sin futuro, sin una mano.
Casi inválido de alma, de corazón, de espíritu, solo los destellos de aquellas batallas. Eso solo tenía.

Tenía lo que mi gente no quería recordar, ni le había puesto valor. 
Y yo, quería volver a ser el mismo de antes. Buscaba mi vida, mi sonrisa, mis sentimientos.
Tanto tiempo para apagar el fuego y fui recuerdo de aquel joven alegre atrapado

dentro de una persona que aún no conozco.

Pero...  ¿Qué pasó?  ¿Argentina qué pasó?¿Amigos qué pasó?¿qué pasó con lo nuestro?
¿Y la patria?  Ya no tengo fuerzas, las dejé en las crueles batallas por tus abrazos, por el de todo, por la tierra.
 

Argentina, posguerra.

Hasta que un dia de tanto desconsuelo, escuché a una luz, y luz que tenía voz, me dijo: "no temas, estoy aquí y te daré más
fuerzas para que camines con mis alas  y hallarás un remanso que será tu casa.

Tu refugio donde tendrás paz,  y un padre que que te cuidará.

y llegó con lazos de amor

y me cubrió

y me bendijo.

Gracias Dios,

por amparme.

por vos estoy vivo.

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