Historias Mínimas

El día que el Monolito Histórico le salvó la vida a Carlos Paz

Por Luis Hernán López.
domingo, 1 de septiembre de 2024 · 02:35

Por Luis Hernán López

Escritor y periodista El Diario de Carlos Paz

 

 

El «tótem» de varias toneladas de roca, colocado en pleno centro de la entonces establecimiento Las Margaritas en 1915, fue mudo testigo e insólito protagonista de una historia policial. Luego que se produjera una épica pelea entre un policía que oficiaba de mozo y Carlos Paz, uno de los hijos del estanciero. Era una época en que la villa comenzaba abrirse paso entre los destinos turísticos de la Provincia de Córdoba. Lo que comenzó como un reproche entre dos parroquianos, terminó en una enardecida balacera, cuyos proyectiles tuvieron sus propios destinos.

Carlos Paz escondió su humanidad detrás del monolito histórico que conmemora la inauguración del camino de las Altas Cumbres y eso lo salvó, mientras que el otro balazo impactó en el cuerpo de un hombre identificado como Ramón Cabrera. El hecho fue relatado en las crónicas periodísticas de la época y causó estupor entre el puñado de habitantes.

Villa Carlos Paz

El far west carlospacense también tuvo sus episodios sangrientos en tiempos en que estas tierras eran habitadas por hombres rudos y violentos, descendientes de aquellos soldados que pelearon en la larga y sangrienta guerra civil del siglo XIX; eran hombres de apelar enseguida a las armas y defenderse con sus propias fuerzas.

En las primeras décadas del siglo pasado, era habitual que los parroquianos anduvieran armados, y la mayoría estaba vinculada al mundo rural. 

En esas mismas décadas, el poblado había abandonado parcialmente la vida de estancia para mutar lentamente a una villa de descanso y recién se estaba habituando a vivir a orillas del lago San Roque. Para aquel entonces, ya se habían construido majestuosas mansiones y hoteles que albergaban (cada verano) a familias acaudaladas de doble apellido que extendían su residencia por tres meses.

En el centro del poblado, y frente al «Monolito Histórico» inaugurado por el entonces gobernador Ramón J. Cárcano en 1915, los empresarios gastronómicos Teodoro Beaulieu y Camilo Rochil, instalaron el bar y comedor «San Roque».

 

Los Paz

Hablar de la familia Paz, dueños de las tierras donde se abriera paso la villa serrana, es remontarse al siglo XVIII y encontrar allí a un hombre insignia de las luchas federales y máximos héroes que pelearon junto a Manuel Belgrano en batallas épicas que terminaron por torcer el rumbo del nacimiento del país  y lograra finalmente la independencia: José María Paz, alias «El Manco». Su hijo, Rudecindo Paz, y padre de Carlos Nicandro Paz, adquirió la estancia Santa Leocadia en 1869 donde luego se levantaría la Vila.

Los Paz fueron consolidándose y a medida que avanzó el tiempo se transformaron en referentes de la zona, al punto que el propio Carlos Nicandro fue el «jefe político de Punilla» durante un largo tíempo. Ni un chingolo se movía en estas tierras sin que Carlos Nicandro estuviera al tanto.

El jefe político tuvo doce hijos (cuatro varones y ocho mujeres) y cada uno de ellos logró, con el correr del tiempo y principalmente la rama masculina, ser referenciados, por hechos poco felices, que terminaron limando las pretensiones de su padre para llegar a la gobernación de la provincia. Los hermanos José María (como su bisabuelo), Rudecindo (como su abuelo), Carlos (como su padre) y Néstor fueron protagonistas de espectaculares crónicas policiales.

 

Chicos rudos

Los Paz eran tan respetados como resistidos. Los jóvenes, hijos del principal hacendado y dueño de gran parte de estas tierras, llevaron una vida sin muchos sacrificios y de una manera u otra se los describía como «arrogantes y pendencieros». Siempre confiaron en el poder que manejaba su padre, quien intervino en cada uno de los conflictos en los que se vieron envueltos. 

Gregorio Rudecindo Paz, alias “Rucho”, era el más audaz y atrevido del clan. Visiblemente enemistado con Carmen Llañez, principal capataz, honrado y hombre de extrema confianza de Carlos Nicandro, lo emboscó y lo mató a tiros. Las crónicas de la época refieren que «el sábado 4 de septiembre de 1920 Rucho, le salió al paso a Yánez en “El Alto de los Mistoles” (actual calle San Francisco de Asís), donde lo mató de dos tiros».

 

La prensa de Córdoba

Tras el sangriento episodio, el diario «Los Principios» tituló: «El hecho sangriento de Villa Carlos Paz. Antecedentes del suceso. Cómo se llevó a cabo…A objeto de enterarnos ampliamente y con verdad, acerca del hecho sangriento ocurrido el sábado último en Villa Carlos Paz, del que resultó víctima el capataz Carmen Llanes, del jefe político de Punilla, señor Carlos Paz, eludimos informar a su respecto en el primer momento, a la espera de nuevos detalles que confirmaran o rectificaran la versión que del suceso se hizo conocer, tan luego de ocurrido el mismo».

En tanto, «La Voz del Interior» tituló: «Grave suceso sangriento. En la Villa Carlos Paz es muerto a tiros el capataz de la estancia del jefe político, por un hijo de este».

Un mes después, Carlos Nicandro Paz, se retiraba definitivamente de la vida política, luego que le enviara al Ministro de Gobierno, la renuncia indeclinable al cargo de Jefe Político.

 

El Monolito y los tiros

Un año antes del sangriento asesinato de Carmen Llañez, los Hermanos Paz ya habían ocupado titulares en la sección policial de los principales periódicos de la ciudad de Córdoba.

El viernes 12 de diciembre de 1919, había amanecido caluroso en la apacible villa serrana que comenzaba a recibir un puñado de turistas que se entremezclaban con los parroquianos. Por esos tiempos, el camino que provenía de Córdoba llegaba a lo que es la intersección de la Avenida San Martín con la 9 de Julio y general Paz.

Esa esquina era estratégica para la comunicación con el resto de Punilla y de Traslasierra, cuyo camino había sido inaugurado cuatro años antes. 

Los principales sucesos de aquel día, tuvieron como escenario principal esa esquina y el bar-comedor de Teodoro Beaulieu y Camilo Rochil. Allí oficiaba de mozo Ramón Cabrera, un policía en actividad que intentaba incrementar sus ingresos haciendo "una extra" en la temporada que recién comenzaba.

Según los relatos, eran cerca de las 11, cuando llegó al bar «San Roque», Carlos Segundo Paz, otro de los hijos del Jefe Político de Punilla, quien ocupó una de las mesas colocada en la vereda del local. Hasta allí se dirigió Ramón Cabrera para atenderlo.

Sin que se conozcan detalles ni la motivación del encono, Paz y Cabrera comenzaron a discutir acaloradamente hasta que la cosa fue tornándose inmanejable y de las palabras pasaron a los golpes.

La discusión y los posteriores golpes convocaron a un grupo de curiosos que por esa hora y por diversas circunstancias caminaban en el lugar. Los hombres abandonaron las trompadas y se abrazaron para trenzarse en lucha. Ramón Cabrera estiró su cuerpo y lo hizo caer a Carlos Segundo. El instante fue  hipnótico para los circunstanciales testigos, y ante la mirada atónita de los curiosos, el agente de policía extrajo su arma, y visiblemente nervioso, desató una feroz balacera.

El primer disparo rozó la cabeza de Paz, quien en fracción de segundos y consciente del peligro que corría su vida, emprendió una huida maratónica y se escondió detrás del Monolito Histórico. Paz respiraba hondo cada vez que escuchaba cómo las detonaciones del revólver de Cabrera, impactaban en la mole de piedra que terminó salvándole la vida. 

 

Al rescate de su hermano

Los Paz vivían muy cerca del bar donde había ocurrdo el altercado, por lo que, alertado por la feroz balacera, José María, hermano de Carlos Segundo, corrió hasta el lugar para ver qué pasaba. Se detuvo en el mismo monolito, donde su hermano afiebrado de terror, se tapaba los oídos a la vez que un hilo de sangre le corría por el rostro por los golpes que Cabrera le había propinado.

Enceguecido por la herida de su hermano, e interiorizado de los hechos, José María encaró a Ramón Cabrera. El pobre policía acababa de patear un enjambre y el clan Paz se encargó de refrendar quienes «mandaban» en ese territorio.

José María y Cabrera midieron sus habilidades boxísticas primero y de lucha después. Una misteriosa bala que había quedado en el tanque del revólver de Cabrera se disparó e hirió a José María en la muñeca.

Todo indica que Cabrera era un bravo contrincante e igual que a su hermano, y José María, herido de un balazo fue fácilmente dominado y golpeado. Los dos hermanos Paz se disponían a regresar a sus hogares cuando irrumpió en la escena  Gregorio Rudecindo Paz, alias «Rucho».

 

De armas llevar

El comentario popular le atribuyó a «Rucho» fama de valiente y arbitrario. Se decía que castigaba a quien le disgustaba, carneaba y montaba caballadas ajenas sin consultar a sus dueños. En los bares se le reservaba el mejor lugar y nadie se atrevía a dudar de sus conclusiones.

Los relatos de la época lo ubican ingresando a bares montado en uno de sus caballos favoritos. Nunca se supo explicar cómo y de donde apareció «Rucho».esa mañana de la pelea. Lo cierto es que el hombre, tildado de fanfarrón y pendenciero, se paró frente a Ramón Cabrera sacó su arma y le disparó tres veces. Los certeros plomos derribaron a Cabrera, que quedó desparramado en el suelo en un lago de sangre.

Creyéndolo muerto, los Paz se alejaron vencidos por la emoción. Apenas un año después y con la misma frialdad, «Rucho» se iba a llevar la vida de Carmen Llañez.

 

Sin justicia

Fueron Teodoro Beaulieu y Camilo Rochil, dueños del bar donde trabajaba Ramón Cabrera, quienes lo rescataron con un hilo de vida y tras practicarle algunas rudimentarias curaciones lo trasladaron al hospital de Clínicas de Córdoba. Los médicos lo salvaron y los hermanos Paz fueron detenidos por el subcomisario de San Roque, Zenón Olmos, siendo posteriormente conducidos ante el Juez del Crimen, doctor Díaz Garzón.

Recuperado de sus heridas, Cabrera debió enfrentar a la Justicia por cargos de haber «ingresado sin permiso» a una propiedad de Carlos Segundo Paz, por la cual fue condenado. En tanto los hermanos Paz quedaron absueltos tras abonar una fianza.

 

Cobertura periodística  

«Suceso Sangriento en Villa Carlos Paz. El mozo del restaurante San Roque gravemente herido. Dos hijos y un nieto del Jefe Político de Punilla actúan en el suceso – Detención de los contrincantes y del heridor… Ayer en la Villa C. Paz (San Roque) se ha producido un hecho sangriento en el cual han intervenido como protagonistas Carlos Paz, hijo del jefe político de Punilla y el mozo del restaurante San Roque, Ramón Cabrera. El suceso produjese a raíz de un incidente de palabras habido entre ambos contendientes y del cual en el acaloramiento de la discusión pasaron a las vías de hecho. Según nuestros informes al respecto, el mozo del referido restaurante, Ramón Cabrera, en medio de la discusión que sostenía con Carlos Paz, no sabemos por qué motivos, desenfundó su revólver e hizo cinco disparos contra su contrincante, quien hubo de refugiarse detrás de una pirámide de piedra que existe en el camino La Cumbre, distante unos 20 metros del lugar donde se suscitó la discusión, logrando de esta manera salir ileso. Al ruido de los balazos acudió el señor José María Paz, hermano del anterior y al que Cabrera también descerrajó el último proyectil, hiriéndole en la muñeca derecha.

Carlos Paz, que se encontraba refugiado detrás de la pirámide, al ver herido a su hermano, salió y trabóse en lucha con Cabrera, cayendo ambos al suelo. En esta circunstancia apareció Rudecindo Paz, sacó su revólver y disparó contra este, hiriéndole gravemente en el pecho, en el vientre y un brazo.

Cabrera ha sido traído al hospital de Clínicas para su curación. Entiende en el asunto el Juez del crimen doctor Díaz Garzón. El heridor y los hermanos Paz se encuentran detenidos».

 

Fuentes:

1) Hemeroteca Córdoba 2) diario “Los Principios” 3) diario "La Voz del Interior". 4) Blog. Crónicas de Villa Carlos Paz 5) FamilySearch

Comentarios