2 de Abril

Malvinas, una causa nacional

Por Mariano Saravia, magister en Relaciones Internacionales.
miércoles, 2 de abril de 2025 · 10:27

El 2 de abril tiene, para el pueblo argentino, varias significaciones. En primera instancia, una significación contradictoria, porque evoca una fecha que nos genera sensaciones encontradas. Aquel 2 de abril de 1982 nos despertamos con la noticia de que las Malvinas volvían a ser argentinas, que las habíamos recuperado. Pero al mismo tiempo, éramos conscientes de que era una decisión de un general borracho, último manotazo de ahogado de una dictadura genocida venida a menos.

Los días siguientes fueron igualmente contradictorios, con el sentimiento patriótico genuino a flor de piel, la incertidumbre de qué pasaría, el general borracho en modo patotero («Si quieren venir, que vengan») y luego una guerra espantosa, como todas las guerras, que nos llegaba por radio, televisión y revistas, como si fuera un partido de fútbol.

Pero lo que me interesa resaltar hoy es el carácter más profundo de Malvinas, qué representan Malvinas «tras su manto de neblinas» y el sentimentalismo. ¿Por qué realmente es una causa nacional?

Principalmente porque estamos hablando del derecho de integridad territorial de nuestro país, y también, porque representa la agresión imperialista, ya sea en 1833 como en 2025.

¿En qué marco se produce el despojo?

Inglaterra no había sido el gran imperio, sino hasta fines del siglo 18 y todo el siglo 19. Antes de eso, los grandes imperios colonialistas eran España y Portugal, dueños de los mares, de las rutas comerciales y de la colonización de América.

Inglaterra, para empezar a disputar cierto lugarcito en esa mesa, inventa el fenómeno de la piratería. Piratas hechos y derechos, como los de las películas, con pata de palo y parche en el ojo. Entre ellos personajes reales de la historia como Morgan o Sir Francis Drake. Ellos empiezan a hacer lo que pueden contra grandes escuadras oficiales como la española, sobre todo en el Caribe. ¿Qué hacían? Pues, atacaban a los galeones cargados de oro y toda esa carga se desviaba de ruta. Parte era para ellos, y parte era el «robo para la corona».

Ese fenómeno, junto con otro tipo de piratería que es el sector financiero, fue el que financió la Revolución Industrial, que surgió justamente en Inglaterra. Y con ella, el capitalismo. Ya hacia la segunda mitad del siglo 18, Inglaterra empieza a necesitar imperiosamente una expansión imperialista, porque necesita por un lado mercados adonde colocar sus excesos de producción, y por otro lado, de donde sacar mano de obra y materias primas baratas (o gratis). Así es como en 1795 llegan al extremo sur de Sudáfrica y ocupan lo que hoy es Ciudad de El Cabo, que entonces era una colonia holandesa. Eso, más tarde originaría sangrientas guerras de ingleses contra holandeses.

Ya instalados en el Sur de África, los ingleses cruzan en paralelo el Atlántico e intentan ocupar el Río de La Plata, tanto Montevideo como Buenos Aires. Son las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Pero las invasiones inglesas no fueron solo dos, sino más. Podríamos decir que la tercera invasión inglesa fue no con las armas sino con esa ya mencionada piratería del sector financiero y el endeudamiento. En 1824, un verdadero traidor a la Patria toma el primer empréstito con la Baring Brothers y así, da inicio a la perversa deuda externa. Ya lo decía el embajador británico Lord Stranford: se puede dominar un país dominando su economía. La cuarta invasión inglesa fue el 3 de enero de 1833, la usurpación de un pedazo de país: las Islas Malvinas.

Valor de las islas

¿Pero cuál era en ese momento y cuál es hoy el valor de las Malvinas?

Hoy se puede hablar mucho de las riquezas naturales: desde el petróleo y el gas hasta la pesca del krill. Pero en 1833 el petróleo y el gas ni siquiera asomaban en el horizonte, por lo que, en aquel momento, lo que interesó fundamentalmente a los ingleses, fue su posición geoestratégica. Es más, aún hoy sigue siendo geopolíticamente muy importante. Porque las Malvinas son el paso del Atlántico al Pacífico, del Atlántico al Índico y, fundamentalmente una base en el paso a la Antártida, principal reserva de agua dulce mundial. Pero, además, no se podrá nunca entender el tema Malvinas sin contextualizarlo geográficamente con respecto a otras islas que también son colonias británicas en el Atlántico Sur.

De norte a sur, entre África y Sudamérica están las islas de: Ascensión, Santa Helena (donde murió Napoleón Bonaparte) y Tristán da Cunha. Más abajo, las Malvinas, pero también las Georgias y las Sándwich del Sur, igualmente argentinas y usurpadas por el colonialismo inglés. Todas ellas forman lo que en geopolítica se conoce como «collar de perlas», o sea, un rosario de bases colonialistas que pueden servir militarmente para amenazar, en este caso, a Sudamérica.

Por todo esto, defender la causa Malvinas es defender la nación argentina, y entregar la causa Malvinas, o bajarle el precio, como hace este gobierno, es desatender una causa nacional.

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