Trump y el mundo del revés
Son nuestros terroristas, pero…
por Mariano Saravia, magister en Relaciones Internacionales.Cuando decimos que Donald Trump, o Javier Milei, representan el neofascismo, lo decimos con toda responsabilidad, apelando a argumentos políticos, sociales e históricos. Pero hay un elemento importante que está en la base del fascismo de ayer y de hoy: el de dar vuelta todo a través de la mentira descarada. Aquella frase de Joseph Goebbels: «Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad». Y una cosa más, un punto indispensable, la mentira tiene que ser dicha con seguridad, énfasis, a los gritos, y a veces, en la cara de los propios calumniados.
Esta semana se vio claramente en relación a Siria, donde los verdaderos terroristas son tratados como adalides de la paz y la civilización.
Hace cinco meses, el grupo terrorista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) derrocó al gobierno de Bachar Al Assad y tomó el poder en Damasco. Este grupo no es otro que el que anteriormente se llamó Frente Al Nusra, y que en distintos momentos juró lealtad al Estado Islámico (Daesh) y a Al Qaeda. Su líder, Abu Mohammad al-Golani, es el mismo que se autoproclamó presidente de Siria, pero con su verdadero nombre de Ahmad al-Sharaa. Al Golani estuvo durante todos estos años en la lista de «terroristas destacados» de Estados Unidos, por sus crímenes y atentados en Siria y en Irak, y la ejecución, a veces grabada en videos, de minorías religiosas.
Sin embargo, ya en el poder, Al Golani negoció con Estados Unidos e, incluso, con el Estado de Israel, prometiendo paz a cambio del levantamiento de las sanciones económicas. Traicionó a su propia Patria, olvidándose de que Israel ocupa ilegalmente desde 1967 los Altos del Golán, parte integrante del territorio sirio.
La semana pasada, en Arabia Saudita, hubo una reunión bilateral entre este terrorista que hoy gobierna Siria y el mismísimo Donald Trump, quien allí confirmó el levantamiento de todas las sanciones dándole una palmadita en el hombro y diciéndole: «Es hora de brillar». Luego de la reunión, Trump dijo a los periodistas occidentales: «Es un hombre inteligente y muy atractivo» (¿?).
Pero todo esto tiene un trasfondo, el ex embajador de Estados Unidos en Siria, Robert Ford, quien ocupó ese cargo entre 2011 y 2014, contó cómo Al-Golani fue extraído del mundo del terrorismo e integrado a la política convencional con respaldo de Occidente.
En una conferencia, Ford recordó su primer encuentro en 2023 con Abu Mohammad al-Golani: «A partir de 2023, una organización no gubernamental británica especializada en resolución de conflictos me invitó a colaborar con ellos para sacar a este individuo del mundo del terrorismo e introducirlo en la política convencional».
«Recuerdo que me senté a su lado —continuó el diplomático estadounidense— y le dije, en árabe: ‘Jamás en un millón de años habría imaginado estar sentado a tu lado’. Llevaba una barba larga, uniforme de combate. Él me miró, con voz muy suave, y respondió: ‘Yo tampoco’. Y así comenzó una conversación sorprendentemente civilizada».
Una vez más, podríamos preguntarnos: ¿dónde está la civilización y dónde la barbarie?
En 1939, el entonces presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt dijo sobre el dictador nicaragüense Anastacio Somoza: «Puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta». La frase no caería mal en boca de Donald Trump hoy en relación a Al Golani: «Es un terrorista, pero es nuestro terrorista».