La grieta en torno al reloj Cu-Cú de Villa Carlos Paz

sábado, 21 de septiembre de 2019 · 02:18

Por Pedro Jorge Solans

La ciudad crece y las nuevas generaciones van teniendo voces propias sobre el patrimonio público. Y si hay un ícono turístico que generó una grieta entre los carlospacenses sin duda es la existencia del reloj Cu Cú que resiste en el tiempo. "Feo, incómodo, decepcionante, pero nuestro;" dicen los que se aferran a la historia contándola como quieren.

Vergonzoso y provocador de frustraciones en los turistas; señalan los que no lo quieren ver más, y hasta quisieran manifestarse para que derrumben la casa del pájaro que no tiene plumaje sino anécdotas que lo cubren más tiempo de lo necesario.

Esta grieta carlospacense podría superarse si a esa especie de representante de una "ironía histórica" que congrega a turistas ilusos que se abalanzan para ver lo que no se ve, cada vez que una maquinaria da vuelta y un ronquido pareciera que cantase, ¡cu cú cu cú!, se lo aggiornara a los tiempos de centenialls y millenialls.

No alcanza con pintarlo o cubrirlo con una camiseta argentina, o provocar un efecto mediático robándolo. Hace falta tecnología, una refuncionalización de ese hermoso lugar estratégico, una plazoleta de interpretación histórica, una nueva parafernalia a la hora de presentar el pájaro que ya es un culto a la fealdad, y es un ejemplo de que la fealdad también convoca.

No es solución para Villa Carlos Paz lapidar el orgullo de su constructor Carl-Hans Plock,  y de los ingenieros alemanes que lo ayudaron, ni olvidar que miles y miles de parejas sellaron sus amores en sus lunas de miel allí frente al pájaro, ni perder la historia del fotógrafo Falcón, ni lo que significa el reloj en la relación que tuvo Villa Carlos Paz con la Fuerza Aérea Argentina y las incipientes fábricas de los años 50 y 60.

El reloj Cu Cú de Villa Carlos Paz no se merece maltratos ni falta de respeto. Sólo le falta un lifting profesional. Su construcción  indicó que aquel poblado poseía  micro pymes y pymes, y una de ellas, fue la de su constructor.  

Hans Plock y un técnico aeronáutico alemán Schnaak instalaron la fábrica de relojes con el nombre de IRCA, Industria de Relojes, Controles y Aparatos SRL en Carlos Paz.

Según el recopilador de historias locales, Eldor "Piti" Bertorello, el primer reloj que salió de la fábrica carlospacense fue el 7 de abril de l952. Funcionaba en el garaje de la casa (Chalet Gra Mi Yo) y el primer empleado que tomaron los alemanes fue don Glaetlli, un suizo que trabajaba en cobre. Llegaron a tener 35 empleados.Con el tiempo la producción de relojes se agrandó y los empresarios se trasladaron a un galpón de la calle Moreno y después alquilaron salones de la confitería Munich ubicada en Villa del Lago.

En l.957, Carlos Gasser, impulsó la construcción de un reloj Cu-Cú gigante con la colaboración muchísimos vecinos carlospacenses como Mario L. Casolla de Sestrieri, Inoccente Persello, Karl Wedemeyer, Mario Bina, Leandro Serna, Leonardo López, Romeo Silvestrin, Clemente Andorno, Pedro Maschio, Horacio Gigli, Federico Gasser, Justo P. Carreras, Aldo Rigazio, Andrés García, Sebastián Sabater, Juan Alonso y Martín Traverso. Y el 25 de mayo de l.958 fue inaugurado el reloj. 

 

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