Las mariposas no siempre son libres
Por Pedro Jorge Solans.- Las mariposas son libres, decía la marquesina del teatro La Sombrilla.
Miguel Ángel Solá y Soledad Silveyra habían dejado su carpa cerrada en el camping El Refugio, y guiados por la noche llegaron a Tramps.
Cacho Villada sentado en el piano ambientaba el salón. Lo hacía más por voluntarioso que por músico. El ingreso de la pareja deslumbró a Villada que sin vacilar tocó el culo de la actriz. Solá tampoco dudó, y con un golpe de puño elevó al pianista en un vuelo rasante que dejó a su paso sillas, mesas y una ventana rota.
Después del infierno en el pub, una mano anónima escribió en la esquina del Boulevard Sarmiento y 9 de Julio:
"Las mariposas no siempre son libres"