Carlos Aprea, sobre Confines. Antología en tiempo de riesgo
Por Susana Szwarc (Escritora y ensayista)Por Susana Szwarc
(Escritora y ensayista)
¿Cómo te surgió la idea de convocarnos a varios poetas de distintos países para hacer la antología Confines?
Nací y vivo en Villa Elvira, un barrio de la periferia de La Plata. Cuando comenzó la pandemia, nos escribimos con algunos amigos que viven fuera del país. Me preocupaba conocer su situación. Roberto Pasquali, poeta y difusor de poesía que vive en Bolonia, fue unos de ellos. Ambos, aquí y allá y sin saberlo, habíamos comenzado a compartir poesía a diario, con grupos de amigos, a través de las redes sociales y coincidimos en lo necesario de esa práctica en una época, como decimos en la compilación, que “celebra la eterna juventud y rechaza la idea misma de la vejez y la muerte”, y llega de pronto un “ser invible que nos recuerda la fragilidad y transitoriedad de nuestra existencia”. Y fue surgiendo el origen de Confines. Antología en tiempo de riesgo.
¿Cómo fue la selección de los y las poetas?
El modo de seleccionar autoras y autores, partió de un acuerdo basado en tres consignas: que las y los convocados pertenecieran al universo definido como “edad de riesgo”; que los poemas y textos hayan sido producidos bajo ésta situación pandémica y que las y los convocados fuesen de geografías diferentes. Nos motivaron dos intuiciones compartidas: la poesía en su magnífica “inutilidad”, podía darnos, sino respuestas, nuevas preguntas frente a los viejos miedos que volvían. Y, por otra parte, desde distintas geografías e idiomas, conseguiríamos vislumbrar acentos, preocupaciones, similitudes y diferencias, en el trabajo de los textos frente a un mismo escenario.
¿Fue difícil reunir la poesía en este tiempo de encierro?
Debemos reconocer que la respuesta a la convocatoria fue muy generosa y alentadora. Esto hizo posible que en un plazo muy breve pudiésemos reunir 28 poetas de Argentina, Uruguay, Perú, Cuba, España, Italia y Países Bajos. Convocados por una extensa red de amistades y experiencias compartidas en el pasado. El resultado generó, tanto en Roberto como en mí, la alegría de comprobar que una especie de solidaridad poética se sostiene aún en los momentos más terribles de la existencia. Decidimos sumar al conjunto un texto, a modo de prólogo, que nos acercó el filósofo Franco “Bifo” Berardi y da cuenta no solo de la conmoción interior que nos provoca este tiempo, sino también de las oportunidades que abre la poesía para el porvenir de la cultura humana.
¿El libro es en papel?
Sí, el libro en papel fue impulsado por Pixel Editora y está ya en librerías, también puede ser comprado en la misma editorial También acordamos en editar una versión digital, con carácter de pública y gratuita, para ser distribuida dentro y fuera del país.
¿Cómo es tu esquema de trabajo?
En mi caso, soy lector asiduo de poesía, práctica que se ha constituido en necesidad, exploración y alivio de la existencia. Llevo editados seis libros de poemas, buceando en el océano del lenguaje, tratando de encontrar un verso que me justifique.
Aquí, a continuación, algunos poemas viejos y un par de inéditos.
la poda
entrado el invierno,
fría la tierra, la corteza fría,
las ramas implorando hacia el cielo plomizo,
el viejo calza sus guantes y prepara
la pinza de podar,
observa en el ciruelo sus extendidas ramas,
recorre el cuerpo que ha dado el tiempo
a la copa desnuda,
sus antiguos nudos, sus bifurcaciones,
adivina una geometría que subyace
oculta a nuestra vista
y comienza, corte a corte,
a volverla visible,
de cada uno de estos cortes
dice,
depende la próxima cosecha.
Recuerda
Ahora que llegamos
a la orilla de la bonanza
y recuperamos aliento,
recuerda
esas piedras oscuras
en el lecho del río
donde nos apoyamos
para no ser arrastrados por la corriente.
Recuerda,
tuvieron nombres propios
esos mojones mudos.
En una travesía para el olvido
ofrecieron
un pequeño sostén
desde el fondo
del agua.
(de “Escaleno”, 2018)
Noticias de mañana
(J.G.)
Hicimos una casa
y nos quedamos en casa.
Esa palabra
nunca
se pareció a una mujer.
Saciamos la sed y el hambre
y el animal
sigue allí.
La silla desfondada
ardió
el último verano
Las rodillas heridas
cauterizaron,
pero ahora
usamos andador.
Llamamos esperanza
a una foto vieja
el recorte de un diario
que no existe más
tiene tu mismo rostro,
sonriendo todavía.
(Inédito)
Dictados al desvelo
I
Insomnio,
para que la tropa de palabras
se desboque
y caiga de sorpresa
sobre el papel.
II
Sombra pesada entre las cosas
la niebla es mi hermana
y me abraza.
Sin cielo
ni consuelo
ánima rodeada
de haber sido.
III
Frio de res
camino
del matadero.
Velase a si mismo
uno.
Corazón de regreso,
el expatriado.
IV
Ser la vela
apartada
que arde
y seduce a la oscuridad.
V
Entre las noches altas
como un bosque,
un niño perdido
es todo
lo que queda de nosotros.
(Inédito)
Carlos Aprea
Nació en La Plata, en 1955. Es escritor, actor y director de teatro.
En la actividad teatral, actuó en: “Woyzek, historia de un soldado"; “Escorial, la leyenda negra”; “Vincent y los cuervos”; “Antonito el Camborio - oratorio y coro”; “Ensueños – Juana Azuduy”; “Entropía”, cortometraje; “Rastreros”, serie web; “Palabras...La palabra ausente” y “Altazores”. Dirigió: “Memoria y celebración” y “Pervertimento y otros gestos para nada”.
En poesía, publicó: "la intemperie"; "abrigo”; “Política líquida y otros poemas”; “La camisa hawaiana”; “Pueblos fugaces”; “Villa Elvira” y “Escaleno”. Colaboró en diversos medios gráficos y sitios de internet. Es parte integrante de Pixel Editora, condujo por Radio Futura, el programa “El Club intergaláctico” y coordina, desde 2015, el ciclo de lecturas Poesía en la terraza, de El Espacio – Malisia, de La Plata