Guillermo Murray

"Manitud," aquel libro sellado en Guimorcondo.

Por Pedro Jorge Solans

Guillermo y Beatriz.

 

A pocas horas del fallecimiento del actor Guillermo Murray se abrió en la memoria aquel encuentro con su hijo el escritor Guillermo Murray Prisant en Madrid de los años 80 cuando los dos andábamos vendiendo libros en las terrazas del Buen Retiro. A él lo acompañaba su pareja Beatriz y a mí la orfandad.

Después de unas cañas de cerveza en una de esas tabernas malolientes que rodeaban al parque en épocas de feria del libro, Guillermo me invitó a compartir su "cueva". La pareja de origen argentino y costumbres mejicanas vivían en una estación abandonada del RENFE en el municipio de Ávila.

Conseguí mis maletas que estaban tiradas en un portal de la calle Infantas y me fui con Guilermo y Beatriz. A pocos minutos de partir de Atocha llegamos a la estación de Guimorcondo cerca de la localidad de Tornadizos de Ávila.

Era todo precario pero acomodado por la pareja y ahí compartí unos días tremendos. Entre ir a juntar leña y vender libros y artesanías en Ávila hasta discutir de lo que sea, literatura, política y malestares domésticos. 

De este tiempo, me quedaron recuerdos que de vez en cuando aparecieron en estos años y se acentuaron cuando después de tantas mudanzas encontré el ejemplar de la novela corta "Manitud" cuya autoría compartieron Beatriz y Guillermo Murray. Había sido seleccionada entre las finalistas en los premios Gabriel Sije (Alicante 1983) y "El Ejido" de (Almería 1985).

Fue septiembre de 1985 cuando nos despedimos. Me dijeron adiós Pedro-Piedra. Lo bueno fue que no nos prometimos volvernos a ver.

 

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