Luis García Montero, el poeta en su intimidad de su último libro
"Un año y tres meses": Entre la resistencia y el amor
Por Pedro Jorge SolansPor Pedro Jorge Solans
(Madrid, España)
La tapa del libro "Un años y tres meses"
Luis García Montero en su despacho del Instituto Cervantes de Madrid junto a Solans.
“Un año y tres meses”, el último libro del poeta español Luis García Montero, (TusQuets,2022), es una obra de arte protagonizada por un hombre enamorado despidiendo a su mujer que se marchaba hacia la muerte.
Todo pasó en estos tiempos que pareciera que solo la poesía puede cicatrizar las heridas que exponen al corazón.
Entrevisté al autor en su despacho tras abrazarlo y releer varias veces ese puñado de poemas que basta para comprender el conjuro que hizo de la muerte un tratado de amor colectivo.
Le advertí que iba a elegir tres poemas: “La resistencia” (pág. 35), “Amor de siempre” (pág.43) y “Un año y tres meses” (pág.67), y el poeta, generoso, aceptó.
La resistencia
García Montero escucha los poemas elegidos por el periodista de Carlos Paz.
A Almudena (Grandes) le detectaron el 20 de septiembre de 2020 la enfermedad y murió el 27 de noviembre del año siguiente. Al año y 3 meses. Sabes que cuando uno tiene experiencias tan radicales pues se pierde hasta el sentido de la vida y se está en el vacío, y yo necesité acudir a la poesía para comprender lo que estaba pasando y para buscarle un sentido. Una lectura que fuese más allá de mi dolor personal y de mi vacío y se convirtiese en una reflexión sobre nuestra historia, sobre el amor, sobre la muerte, sobre paso del tiempo.
Por ejemplo, el diálogo con la realidad cambia; y nosotros salíamos todas las tardes a pasear por Madrid, pero la ciudad ya la veíamos con ojos distintos. Los ojos de una pareja en la que una persona, una mujer, estaba combatiendo por la vida y tomando conciencia del peligro de su muerte.
En el caso de Almudena fue inevitable, recordar en la ciudad en la que estábamos.
Madrid fue una ciudad que se resistió a la muerte durante 3 años en la guerra civil española, y cuando el fascismo internacional quiso asaltar la ciudad, porque en realidad, se habla con mucha frecuencia de la guerra civil española, y en realidad fue una guerra de España contra el fascismo internacional en la que participaron (Adolfo) Hitler y el nazismo (Benito) Mussolini y el fascismo.
Y la historia de las últimas novelas de Almudena en sus episodios nacionales, era la resistencia de la democracia, de la gente más digna, antes del ataque mortífero del nazismo, del fascismo y después de la dictadura. Y en ese sentido en el poema La Resistencia, lo que hago yo es recordar a los personajes de Almudena y a la literatura de Almudena como resistente, identificándolo con las situaciones que estábamos viviendo.
Hay una noche ya de crisis al final de la enfermedad dónde Almudena tiene que decidir si se queda en el hospital o vuelve a casa, y ella quiere volver a casa, en la que pues hay un regreso en condiciones difíciles, en una silla de ruedas y el cielo de Madrid para mí se carga de un significado de resistencia de gente que más allá de la esperanza, pues necesita refugiarse en sus convicciones en la manera de asumir la realidad, una manera digna y por eso en el poema La Resistencia identifiqué yo los argumentos sobre la guerra civil, la guerra española de las novelas de Almudena con nuestra situación, en la que estábamos regresando a nuestro domicilio como quién regresa a una última trinchera a una última barricada, y donde la luna de Madrid pues tiene ya el poder del símbolo de la derrota y de la muerte.
Es un poema del libro en el que como en otros muchos poemas, intento pasar de una anécdota coyuntural, tomar un taxi en situaciones difíciles para volver a casa, con ánimo de resistir, pues llevándolo a las relaciones humanas, sobre la experiencia, sobre la realidad, sobre la vida, yendo más allá de coyuntura particular.
Amor de Siempre
“Supongo que este modo de sentirse/ definitivamente hundido/ es una forma mía de estar enamorado/ para empezar de nuevo/ una vida distinta/ con el amor de siempre.”
Es un poema que escribí ya después de la muerte de Almudena obligado a reflexionar sobre lo que nos había pasado, y sobre la necesidad de seguir en la vida y de buscarle un sentido a la vida.
El libro me ha servido para buscar respuestas desde distintos puntos de vista, a más corto y a más largo plazo, fíjate, la enfermedad de Almudena se desarrolló con la pandemia (de la COVID) y durante mucho tiempo, incluso cuando se operó Almudena, vivíamos el confinamiento en contacto con mucha gente que no pudo cuidar a sus enfermos más queridos y que se murió sola. Bueno eso pasa desde la coyuntura y la tristeza del agobio a una reflexión sobre lo que significa el amor y lo que significa la convivencia.
El amor permite crear un nosotros, se trasciende de la experiencia personal al nosotros, y el nosotros es algo más que una coyuntura en la que se unen dos individualidades. Sirve para generar un espacio de la vida compartida del bien común. Y conviene en el mundo en que vivimos, tomar conciencia que ese nosotros no tiene que ver con las ganas de dominio, con la prepotencia, con el autoritarismo, sino que tiene que ver con la conciencia de la vulnerabilidad.
El amor es una toma de conciencia de que existe el nosotros porque necesitamos cuidar y que nos cuiden, somos vulnerables y eso la enfermedad te lo recuerda.
Un año y tres meses
García Montero y Solans en la terraza del bar La Revoltosa en Madrid
A partir de ahí los cuidados se convierten en un espacio importante y uno pues llega incluso a considerar qué es un lujo y privilegio poder cuidar a la persona que quieres, sentirte cuidado aun estando enferma, por la persona que te quiere, hasta qué punto ha sabido mantener en secreto sus miedos para no contagiarte sus miedos, del mismo modo que tú también guardas con discreción tus preocupaciones para no contagiarle tus preocupaciones.
Y esa manera de cuidarse pues de pronto te hace imborrable una situación que es muy triste, pero que se convierte en un privilegio porque la persona que quieres haya podido morir en tus brazos, haya podido sentirse cuidada hasta el final y tú hayas podido cuidar a la persona que quieres hasta el final, aparte de una situación triste y dolorosa, se convierte en un lujo, porque hay otra mucha gente qué se ha muerto sin amor, o sea muerto sin poder ser cuidada y el duelo es doblemente doloroso porque la persona que se queda en pie recuerda que no pudo cuidar y estar junto a la persona.
Y en ese sentido el duelo y el dolor, junto a la tristeza inevitable, contempla también posibilidades de luz que tiene que ver con la vida y le da sentido a la vida y es lo que quise condensar en el último poema, que le da título al libro que lo resume todo; partiendo de un poeta Catalán amigo que murió también poco antes que Almudena, cuándo se sintió desahuciado escribió un poema diciendo que al final, el último año de su muerte podía contarlo como uno de los años más felices de su vida, porque había sido cuidado por la gente que quería por su familia, su mujer, sus amigos más íntimos y porque había tenido tiempo de hacer las paces con las tres o cuatro cosas importantes que le daban sentido a su vida
Era una manera de morir dignamente y morir en paz. Y yo eso me lo llevé al terreno, no del que está muriendo, sino de que está viendo morir, del que tiene que seguir en pie, pues lo que quise es decir es que pasado el tiempo conviviendo con el dolor y con el duelo, la verdad es que no quiero quejarme de nada, ni de la enfermedad, no de los cuidados, ni de las dificultades, ni de las situaciones extremas de los cuidados paliativos, porque ese año para mí ese año para mí en el que yo había cuidado a quién quería iba a ser un año imborrable, quizás de los más felices de mi vida, porque había podido acompañado hasta el final Almudena,
Eso lo uní en mi consciencia del amor, con la posibilidad de cuidar y ser cuidado y lo uní con el sentido de nuestra complicidad literaria, de nuestra militancia política, porque en el fondo era una resistencia humana frente a cualquier autoritarismo.
Ya sea el autoritarismo de la muerte, se hace autoritarismo contra la vida del que quiere engañarse y no quiere aceptar cuál es la realidad:
"Estos días finales que ya son ahora recordados, los más felices de mi vida".
Es una manera de invertir el sentido tradicional de la elegía y al escribir este libro, el poeta tiene que pasar de la anécdota biográfica a la trascendencia y en ese sentido tiene que pasar del yo único, a la condición humana, y la mejor manera para evitar el patetismo, evitar la cursilería es trascender a la condición humana apoyándose en lo que uno tiene qué es la tradición literaria. Yo me fui a la Edad Media para recordar como cuenta el Arcipreste de Hita en El libro del buen Amor, la muerte de (Jorge) Manrique y a las coplas por la muerte de su padre, me fui al Barroco, a (Francisco de) Quevedo y a Pedro Calderón de la Barca, cómo hablan de la muerte diciendo que la vida es sueño y que lo importante empieza cuando llega la muerte y yo le quise dar respuesta desde la poesía contemporánea invirtiendo, y diciendo más que decir que todo empieza en la muerte, tengo que decir que la vida aún en la conciencia efímera pues es algo que tiene sentido en sí misma, y los años compartidos, en mi caso casi 30 años, justifican la experiencia territorial y terrenal de los cuerpos, de la existencia, la justifican más allá de credos religiosos qué prometan la eternidad, y en ese sentido pues sí algo que es la literatura, es la conciencia de la tradición, por ejemplo de (Jorge Luis) Borges, y como hay un instante que se sucede en la vida y que lo efímero forma parte de un discurso que pasa por los siglos.
Y aceptando eso, lo que hay que hacer es vivir con dignidad los instantes que te da la vida para formar parte del discurso de la vida de la mejor manera posible, llegando hasta la poesía más cercana, para mí la poesía de (Federico) García Lorca que hereda Walt Whitman y que después los hereda el poeta mexicano Jaime Sabines "que nadie se crea que estoy haciendo un poema", claro que saben que están haciendo un poema, pero están diciendo esto me dejara tanto que no lo considero literatura porque es una la cosa que tiene que ver con mi propio corazón, no estoy inventando nada estoy contando mi dolor.
Lo que pasa es que el inconsciente, aunque estés diciendo "esto no es un poema, maldigo a quién piense que esto es un poema", que estás escribiendo un poema para tu dolor más profundo darle un sentido que puede llegar a los demás y que los demás pueden identificarse con él.
Y el caso también de Joan Margarit, es decir me estoy muriendo, pero no miento si digo que este será uno de los años más felices de mi vida porque la vida me ha dado la posibilidad de hacer las paces, de cuidar y de sentirme cuidado
Yo lo quise recoger desde esta orilla, de la orilla del que sigue en pie. Hay un poema famoso de (Gustavo Adolfo) Bécquer, de la rima, qué dice que después de una crisis el muerto sigue en pie. Bueno, pues yo escribí que uno de los dos muertos debe seguir en pie, y es ese muerto el que acude a la poesía para darle sentido a la vida y para explicar lo que a uno le ha pasado.