De cuando el universo se hizo música

"I suoni dei corpi celesti" de Iluminada Pérez Frutos

Por Fernando Mesquida Garrido (Especial desde España para El Diario de Carlos Paz)
viernes, 16 de diciembre de 2022 · 13:17

Por Fernando Mesquida Garrido

Escritor nacido en Palma de Mallorca (1958). Licenciado en Psicología y Especialista en Psicología del Lenguaje.  Autor de  la novela histórica “Un mar de rosa y oro” y “Luces  de Bengala. Un voluntario en el corazón de India”. Finalista en cuatro ediciones del certamen literario de relatos breves de Ideal-El Corte Inglés.

Iluminada Pérez Frutos

 

  Los filósofos  de la  Grecia clásica vislumbraron la existencia de una música celestial entre los astros, el sonido singular de cada uno de ellos  al desplazarse por el espacio, se producía en una suerte de sincronicidad que podría equipararse a una armonía celestial. Esta idea nos acerca al concepto de proporción áurea, en el arte y en la música. Pero nadie llegó a escuchar esta música, solo una portentosa imaginación creadora podría atisbar la naturaleza de esos sonidos, tomando como fuente de inspiración las teorías de Pitágoras  y más posteriormente las de Kepler, y probar con ello las fecundas relaciones que puede haber entre arte y ciencia, como ha logrado la compositora que seguidamente presentamos.  En la historia de la música clásica occidental, obras como la suite orquestal  de Gustav Holst “Los planetas”,  no han de compararse a la obra a la que nos vamos a referir ya que los planteamientos del compositor fueron muy diferentes, inspirándose en lo que cada planeta representa desde el punto de vista de la astrología,  por lo que partía de un referente meramente simbólico antes que filosófico o científico. En otras coordenadas de inspiración más cientista podríamos situar  “I suoni dei corpi celestí”, la obra de la eminente compositora Iluminada Pérez Frutos a la que nos referimos en un texto que no pretende ser una crítica musical al uso, sino la crónica de un deslumbramiento. No surgen estas líneas con vocación erudita, sino desde el entusiasmo y admiración alumbrados por la obra de nuestra compositora, compartiendo con los lectores las impresiones de un aficionado a la música clásica.

 

Iluminada Pérez Frutos (1972) tiene una vocación renacentista en tanto que en su obra tiende a integrar ciencia y arte, intelecto y sentimientos. Nos dice ella que esta interrelación nos va a permitir una mejor comprensión de la vida. No podemos menos que aplaudir un planteamiento tan fecundo. Es tiempo de ir hacia ese mutuo enriquecimiento, y dejar atrás los tiempos en que los dos ámbitos se consideraban casi antagónicos. La ciencia es en definitiva una revelación de la vida y la música también lo hace con otro lenguaje cuyo gran universo es el de la subjetividad y los sentimientos, pero que también puede ser permeado por la realidad y volverse impresionista y expresar el pálpito del alma ante la naturaleza.  Iluminada, en su ambiciosa composición nos invita a ir un paso más allá para poder sentir el arte desde todos nuestros sentidos, integrando colores y formas,  sin olvidar los olores, cuando ello sea técnicamente posible.  A nuestro juicio, prueba de que podemos abrirnos a caminos iluminados por la ciencia, son algunas de las ideas de Theodor W. Adorno quien en su “Teoría Estética” nos advierte que “no hay que confundir la ciencia con el arte, pero las categorías que valen en ambas no son absolutamente diferentes”.

            Iluminada Pérez Frutos se formó en el Conservatorio Superior de Música de Badajoz, donde estudió piano, guitarra, solfeo y teoría de la música, continuando en el Conservatorio Superior de Música de Granada, donde fue laureada con el Premio Extraordinario Fin de Carrera de composición,  y donde en la actualidad ejerce como Catedrática. Es discípula del eminente compositor Mauricio Sotelo, cuya obra pudimos conocer en pasados Festivales de Música y Danza de Granada y ostenta el título de Doctora con Mención Internacional por la Universidad de Granada, con una tesis en la que explora las sinergias entre la música clásica y los aromas.  El 5 de diciembre de 2018 se estrenó, ante los Reyes de España, su obra “Carta Magna” (Sinfonía concertante para 7 instrumentos solistas y orquesta), encargo que recibió de las Cortes Generales en conmemoración  del cuarenta aniversario de la Constitución Española.

 

 

Con Felipe VI, en el estreno de “Carta Magna”

 

 

  Es de justicia incardinar a Iluminada Pérez Frutos  en la estela y tradición de  grandes mujeres compositoras en la que se encuentra Clara Schumann. El papel de la mujer en la historia de la música ha sido marginado injustamente por cuestiones de índole cultural, pero es innegable el talento que posee para la composición, y cabe pensar en una sensibilidad diferente a la del hombre. Iluminada es un claro exponente de ello, no conocíamos hasta la fecha una obra que poseyera el poder de “I suoni dei corpi celesti” para llevarnos  a  un viaje sideral, en el que nuestros sentidos se inundan de sonidos e imágenes del espacio perfectamente sincronizadas con la música. Y es como si asistiéramos a un poético reencuentro con nuestros ancestrales orígenes, recordando, como dijo el astrónomo Harlow Shapley que somos polvo de estrellas. La composición de Iluminada nos permite evocar la vuelta a nuestro útero interestelar y sentir el universo sonoro que lo acompaña, como si emergiera de nuestro interior.  En la obra de Iluminada, los planetas nacen y eclosionan en el espacio de manera armoniosa, la música es como el bello inicio del universo. La experiencia sensorial y musical que nos ofrece nuestra compositora llega a convertirse para nosotros en una suerte de mágica epifanía, una revelación que nos permite sentir y adentrarnos en el misterio de la creación, recordándonos el pálpito de otras obras que, por su magnificencia podrían estar en sintonía,  como “La creación de Adán” de Miguel Angel, en el ámbito de la pintura.

De entre los cuatro elementos básicos de la música (Ritmo, armonía, melodía y timbre), destacaríamos las innovadoras texturas tímbricas de la obra, que nos predisponen e invitan a entrar y descubrir un mundo inefable.

 

Tres momentos del estreno de “I suoni dei corpi celesti”de Inmaculada Pérez Frutos, interpretada  por la Orquesta Ciudad de Granada, en el Auditorio Manuel de Falla, el día 25 de noviembre de 2022.

 

Decía el gran poeta Joan Margarit, que la diferencia entre el entretenimiento y el arte, es que mientras que de aquel se sale igual, la obra de arte tiene sin embargo un poder transformador, deja en nosotros un poso indeleble, en el que poder recrearnos. Así lo he sentido tras el concierto en que se estrenó la obra de la gran compositora. Tras la audición, siguen resonando en mis oídos retazos de sus melodías y evocaciones de las emociones que en mi alumbró. Y me atrevería a ir un poco más lejos que el poeta, señalando que la obra de la compositora Iluminada me ha parecido candidata para ser tenida en cuenta en musicoterapia.  Esos nacimientos y sonidos astrales, tan bien cincelados con notas musicales, alumbran en nosotros impulsos de esperanza y regeneración, confianza en un mundo mejor en el que la belleza acompañe nuestros pasos en este rincón del universo en el que nos encontramos.

Alentamos a nuestros hermanos de la Argentina, esa cultivada patria que tan bien supo acoger a nuestros artistas, escritores o músicos como Manuel de Falla a incorporar en su nómina de grandes compositoras a Iluminada Pérez Frutos.

 

 

Comentarios