Revolucionó el teatro

Qué figura dictó clases en la biblioteca de Carlos Paz en 1971

Por Pedro Jorge Solans.
martes, 3 de octubre de 2023 · 08:08

En noviembre de 1971 Jerzy Grotowski visitó Córdoba para participar del IV Encuentro Nacional de Teatro. Flaco, desgarbado, con lentes de marcos negros y fumador empedernido, el director del Teatro Laboratorio polaco no tenía referencias sobre la política local y menos aún sobre el arte teatral de la región.

Dictó un seminario en Carlos Paz, las clases fueron en la biblioteca H. Porto. Durante diez días, Grotowski encerraba con llave (y la mantenía en su bolsillo) a los alumnos, durante casi doce horas.

No sólo promovió la discusión en torno de temas relacionados con su método de investigación -el trabajo del cuerpo y la voz-, sino que además propuso el valor de los mitos sociales como referencias obligadas en el teatro contemporáneo.

"Entonces estábamos muy preocupados por el público -comentó César Carducci, actor y director-, buscábamos una mayor repercusión de nuestros trabajos. El nos planteó que no tenía que ser así. Decía que el teatro estaba reservado para cierto grupo de gente y que en esta época de la historia lo que había que hacer era rescatar el contacto con el público, sentirse muy próximo a los espectadores."

En Carlos Paz, tomaba whisky en Keops, y se relacionaba con Pepe Ledda, Dante Cena y los actores de Córdoba que se quedaban para asistir a clase.

Para toda esta generación, tan clave en la historia del teatro cordobés, muy enraizada en los procesos de creación colectiva, Jerzy Grotowski fue una influencia muy importante. Muchos de ellos después viajaron a Polonia a estudiar con él. Esos diez días en Carlos Paz determinaron además que muchos artistas se replantearan sus búsquedas estéticas.

Cecilia Hopkins señaló en esa época que "su visita fue calificada como el acontecimiento teatral más importante del año, sus teorías fueron objeto de controversias entre la gente de teatro de las más diversas tendencias. Su libro, Hacia un teatro pobre, había sido editado en el país en 1970, por lo que muchos de los asistentes tuvieron en esa oportunidad su primer contacto con las ideas del director polaco relativas a la función del hecho escénico: una oportunidad para eliminar las máscaras sociales y revelar la esencia del hombre. Desde sus páginas, una vez más el teatro se postulaba como un lugar de provocación, un sitio desde el cual no se busca apelar a los sentimientos convencionales y estereotipados del espectador sino que, trascendiendo la razón discursiva y la psicología, se persigue iluminar el "lado oscuro de las cosas".

Sus teorías tuvieron cierto eco en el Centro de Experimentación Audiovisual del Instituto Di Tella, que funcionó entre 1965 y 1970. Allí se estrenó una línea de espectáculos que buscaba la innovación del lenguaje teatral, como la que propusieron, entre otros, Alfredo Arias, Roberto Villanueva, Mario Trejo y el Grupo Lobo.

En cuanto a su visita a Córdoba, causaron gran revuelo sus palabras, cuando habló del teatro y de sus posibilidades de cambio social: "El teatro no puede cambiar la sociedad; quienes así piensan son como los pájaros que vuelan más abajo de las nubes tormentosas", afirmó en medio de una audiencia politizada.

A pesar de su total desacuerdo con la posición de Grotowski respecto del compromiso social que el teatro debe asumir, fue la Comuna Baires el grupo que tuvo mayores puntos de contacto con el director polaco. Liderada por Renzo Casali, esta compañía se originó con la creación del Centro Dramático Buenos Aires en 1969. Posteriormente, emigró a Europa y con el tiempo se estableció en Milán.

En cuanto a las experiencias que Grotowski llevó a cabo en su retiro en el campo, cerca de la localidad italiana de Pisa, no tuvieron ninguna repercusión en la Argentina.

 

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