Fue en marzo de 1982

Cuando Jorge Luis Borges visitó Cosquín y fue entrevistado por Aldo Parfeniuk

El poeta reconocido en el mundo visitó la Capital del Folclore por un evento social.

Borges en la confitería Múnich de Cosquín rodeado de los coscoínos Jorge Paraja, Raúl Acosta, el padre de Raúl Rolando Acosta, y otros merendando. (Colaboración de Eduardo Villanueva)

 

La visita del prestigioso escritor argentino Jorge Luis Borges a Cosquín se enmarca en el escenario de misterios y magia que tiene la capital del canto y la poesía latinoamericana.

La historia de Borges con Córdoba es breve, y una de sus pocas visitas —que serían dos— una fue a Cosquín en marzo de 1982 para asistir al cumpleaños del amado médico y gestor cultural recientemente fallecido Raúl Acosta.

La historia de esa visita honorífica empieza como una humorada bohemia coscoína cuando una noche cercana al cumpleaños de Acosta sus amigos le preguntan qué regalo quería para su asado, y con la vara muy alta, el médico le responde que asista Jorge Luis Borges. La respuesta del cumpleañero fue en su intimidad para dejarlos en falta a los noctámbulos. Lo que no se imaginaba Acosta, que se iba a cumplir su sueño.

El contador Jorge Paraja, (fallecido) a través de una relación con un encumbrado gremialista asiduo de Cosquín se relacionó con un amigo cercano del escritor a quien le hacen la propuesta para que el autor del Aleph visitase Cosquín.

Borges aceptó, se hospedó en el Portal del Sol y recibió solamente al escritor carlospacense Aldo Parfeniuk para un reportaje que luego sería publicado en el diario Tiempo de Córdoba.

A continuación, y desgrabado por la profesora Valentina López Somoza, publicamos aquella histórica entrevista realizada en la confitería Münich:

:

Entrevista de Aldo Parfeniuk a Jorge Luis Borges en Cosquín en 1982.

PERIODISTA : Aldo Parfeniuk en adelante P. JORGE LUIS BORGES: Entrevistado en adelante J.L.B.

 

Creí que estaba en la calle Maipú en Buenos Aires y me dije “ah no, estoy en Cosquín” 

 

P.: Sr. Borges es conocido su cariño y su respeto por Oriente, especialmente por Japón.

Jorge Luis Borges: Si, cinco semanas estuve allí invitado por el Ministerio de Educación.

P: En Oriente pareciera que el arte es una prolongación de la vida cotidiana, su práctica es tan natural como caminar o hacer una comida.

J.L.B.: Si si, por ejemplo, nosotros visitamos, María Kodama y yo, muchas casas y como no  (cuando) nos íbamos los dueños de casa nos entregaron breves poemas, Haikus (La admiración que Borges tuvo a Japón también se expresó en el cultivo del haiku. El haiku es una de las formas poéticas más conocidas de Japón y, curiosamente, quizá la única que es ampliamente conocida en Occidente, incluso por personas apenas interesadas en la poesía) cinco siete y cinco siete que habían compuesto para celebrar esa visita. Creo que anualmente se conforman un millón de Haikus, en Japón… 

P.: Claro. No se sensato hacer esta comparación. El artista de occidente en muchos casos, podemos recordar a los malditos, especialmente a los poetas que sacrifica su vida personal en beneficio de algo que termina torturándolo y dividiéndolo o alienándolo.

J.L.B.: Ahí se entiende que el ejercicio del arte sobre todo la poesía es parte de lo que define a una persona educada. Como todo el mundo es educado, todo el mundo se va diversificando continuamente.

P.: Desde aquella noche en que (Evaristo) Carriego le reveló a Ud., la poesía ha pasado mucho tiempo...

J.L.B.: Yo creo que si, era chico. Carriego murió en el año 1912, esto debe haber sido mucho antes

P.: Ha sido para Ud. una compañía muy importante en su vida ¿Qué es hoy para Ud. la poesía?

J.L.B.: Es mi hábito. En mi caso cuando yo escribo es porque siento una necesidad de hacerlo, y ni siquiera pienso que eso puede ser leído o publicado. Puede no ser publicado ni leído pero yo tengo, me quedo con el sabor secreto, íntimo digamos. En cuanto a la finalidad de la poesía no se cual es, una vez que yo publico un libro me desentiendo de él. En mi casa no hay ningún ejemplar de un libro mío.

Se han escrito bibliotecas sobre mí en diversos idiomas y yo no las he leído. Una vez que yo publico un libro, lo dejo que el libro se abra camino o no. No se si se han vendido muchos ejemplares, eso les interesa a los libreros, a los editores pero no a mi que quiero librarme de lo que he escrito y tengo que seguir adelante.

P: Borges, usted es un conocedor profundo de las lenguas, especialmente de las lenguas antiguas, de las lenguas medievales, de la literatura.

J.L.B.: Si, yo estudié anglosajón que es antiguo y yo lo hice porque yo comprobé en el año 55 con la Revolución Libertadora que había perdido mi vista como lector, apenas podía ver si había una página ilustrada o no; y entonces yo pensé que corría el peligro de ahondar lo que Keppler llama sonora auto lástima ¿no? Entonces tengo que pensar en otra cosa y se me ocurrió estudiar inglés antiguo y ahora estoy estudiando escandinavo antiguo.

P.: Usted que conoce esas lenguas, que conoce el Latín, el Griego...

J.L.B.: No, no, griego desgraciadamente no.

P.: Pero conoce su organización y además conoce los resultados.

J.L.B.: Me gustaba mucho el Latín y ahora desgraciadamente, a todos nos pasa, que hemos sabido el latín...yo tengo un poema en el que digo que el olvido del latín ya es una posesión, que ya lo he hablado con usted alguna vez.

P.: Ahora las lenguas modernas que tienden a sintetizarse cada vez más ¿tienen menos posibilidades de consumar un pensamiento profundo, por ejemplo, una metafísica?

J.L.B.: No creo. Cada país tiene el idioma que precisa ¿no?

P.: ¿O sea que es parejo el desarrollo de una indagación profunda a la adquisición de los medios lingüísticos para crear sensibilidad para consumarla?

 J.L.B.: Por ejemplo, hay palabras en inglés que corresponden a una leve presencia de lo sobrenatural o de lo diabólico que no existe en castellano. No hubo necesidad de inventarlas, la sensibilidad del hombre va creando las palabras que precisa.

P.: Aparecen como exigencias.

J.L.B.: Yo creo que sí. Croce dice que el lenguaje es de una índole ética. Suene profundo o no, uno vuelve. Hubo un momento que creí que estaba en la calle Maipú en Buenos Aires y me dije “ah no, estoy en Cosquín” es un error, no sé, una fracción de segundos pero había sido profundo. Puedo estar en otro lugar también, todo eso corresponde a lo profundo.

P.: Van a ser dos o tres preguntas más pero para no dispersarnos demasiado, un poco me gustaría insistir en uno o dos temas.

J.L.B.:  Cómo no.

P.: Que no sé si le resultarán cómodos.

J.L.B.:  ¿Por qué no?

P.: Me interesa por ejemplo hablar un poquito sobre la metafísica, tal como se la conoció y se la conoce en occidente y alguna otra forma de sabiduría. Un poco la pregunta, redondeando, es si Ud. cree que la metafísica occidental como un sistema de un pensamiento riguroso y especulativo.

J.L.B.: Es que no es un sistema, es una serie de sistemas diversos.

P.: Perfecto ¿pero sirve para dar respuestas a los temas radicales últimos? ¿Es preferible el arte, la poesía, lo simbólico?

J.L.B.: En mi caso yo soy mas o menos incapaz de un pensamiento abstracto, suelo pensar más bien por medio de parábolas, de sueños, de fábulas, de argumentos pero desde luego ojalá yo fuera capaz de un pensamiento abstracto pero no lo soy.

P: Pero lo metafórico cae en el interior de la metafísica según Heidegger.

J.L.B.: Si lo metafórico es sincero si, sino es un juego verbal ¿no? Lo metafórico consiste en decir que, no se, que las mujeres de oro no existen, que las mujeres y el oro como el cabello de las mujeres y aun el marfil con las manos entonces sí pero si se habla del río del tiempo, de la esencia onírica de la vida no, esa es una metáfora natural, digamos, es lo que todos sentimos. 

P.: Ahora en un sentido muy general, vamos a insistir con esta idea de lo metafórico.

J.L.B.: Yo creo que ciertas metáforas que corresponden a afinidades esenciales. Por ejemplo, que son para la vida por los sueños, creo que eso corresponde a un sentimiento, bueno, que todos tenemos. Si se compara la muerte corporal con el sueño, en mi caso corresponde eso, a una anulación  del yo pero si se compara… Bueno, Vicente Huidobro dijo no sé por qué, los ascensores suben como termómetros. Ahora es verdad que los ascensores suben como columna mercurial pero eso no tiene un valor emotivo ¿no? Uno lee eso y dice bueno....

P.: Oliverio Girondo gustaba también mucho de esas cosas.

J.L.B...

 P.: Ahora, en su obra la presencia un poco privilegiada de la duplicación o  la otredad...

J.L.B.:  Ah, eso sí. Otredad que linda palabra.

P.: Pareciera ser que la realidad es algo incompleto y la idea es suya. O sea no existiendo una realidad paradigmática trascendente. ¿Cuál sería la otra parte no visible, el otro término de la metáfora?

J.L.B.: Eso no lo sé yo. Si yo supiera eso…

P.: Su obra es la búsqueda de eso.

J.L.B. Últimamente acabo de prescindir de la metáfora, es una figura nada más. Estuve estudiando poesía china y japonesa, creo que esas dos poesías, que ciertamente son poéticas, omiten o prescinden de la metáfora.

P.: Pero cuando no se ve Borges, la metáfora ayuda a hacer figura ¿es necesaria para Ud. que la palabra le sirva para reflejar la realidad?

J.L.B.: No, la palabra viene después. Primero viene una especie de brusca o de perfecta revelación y luego uno tiene que buscar las palabras. A mi se me ocurre algo y después descubro, bueno, que eso corresponde a la poesía, que eso corresponde a la prosa, que eso puede ser un soneto, que eso tiene que ser un cuento ,pero primero tengo una especie de brusca, de algo. A veces lo he comparado con la imagen de una isla, por ejemplo, en el caso de un cuento yo sé cómo empieza y  sé cómo concluye pero hay toda una zona intermedia que yo tengo que inventar y debo averiguar también si me conviene situar eso en un pasado reciente o en un pasado remoto, en un país imaginario o en las orillas de Buenos Aires o Montevideo, según el caso. Eso viene después, es cuestión de la mera inteligencia y yo trato intervenir lo menos posible. Por lo menos yo trato que mis opiniones intervengan y que eso sea simplemente una fábula. Kepling dijo que un escritor puede estarle permitida la invención de una fábula, pero que él no sabe cuál es la estructura del ejemplo...eso depende del lector y de las circunstancias. Es decir, uno empieza por la fábula con una imagen y después se llega a la moraleja que es una idea… y  abstracta ¿no?

P: ¿La idea de Dios sería una fábula, una invención del hombre?

J.L.B.: Realmente creo que sí. Yo no creo en un Dios personal pero si en un propósito ético, no sé si de las cosas pero si… bueno…  de mi vida digamos. No siempre he sido un hombre ético, a veces un canalla como todos los hombres ¿no?

P.: Hay una idea suya que me gustaría profundizar si es posible. Ud. en algún momento dijo que la estética es la inminencia de una revelación que no se produce.

J.L.B.: Tengo un poema que sigue un modelo de haiku, de cinco, siete, cinco sílabas que representan esa idea que Ud., acaba de expresar: yo digo "algo me han dicho, la tarde y la montaña perdida. Eso pertenece a un haiku ¿no?, es decir corresponde a un instante y esa definición del arte que Ud. ha dicho ¿no? "Algo me han dicho, la tarde y la montaña.” 

P.: ¿Y qué cosas merecen referencia perdurable, la tarde y la montaña, todas las cosas, las más insignificantes o las cosas que habitualmente consideramos importantes ?

J.L.B.: Yo creo que si yo hubiera dicho "algo me han dicho", no sé, el reloj y el ascensor, el lector hubiera notado demasiado las palabras, en cambio la tarde y la montaña ya se hacen ver inmediatamente que son parte de una antigua estructura poética.

P.: (...) pero por motivos privilegiados ¿de dónde surge esa privilegiación?

J.L.B.: Eso no depende de mí, esas cosas ocurren. Es más, creo que conviene usar palabras que no distraigan demasiado al lector; si yo digo la tarde y la montaña digo algo que es aceptado pero si hubiera elegido otros elementos, la distracción del lector. Anoche recordé que en la metáfora, el único valor es la sorpresa ¿no?

P.: Yo creo que Lugones era muy amigo de…

J.L.B.: Lugones, si. Lugones tenía esa idea que tenía que ser profundamente asombrosa.

P.: Pero al final un día terminó siendo mucho más simple

J.L.B.: Como los romances del Río Seco.

P.: ¿Es una ley general que en usted se cumple?

J.L.B.: Yo creo que en general los jóvenes empiezan siendo barrocos pero eso lo hacen por timidez porque piensan “claro, si yo digo lo que pienso la gente se va a dar cuenta enseguida que es trivial” vamos para (...) arcaicas o (...) INENTENDIBLE o de una forma intrincada, es por timidez eso. Y después uno descubre que no, que basta usar las palabras más sencillas y de sintaxis más sencillas también y la metáfora tampoco conviene porque llama la atención.

P.: ¿Quiere explicarlo?

J.L.B.: Claro, en estos versos que creí que había una metáfora. "Algo me han dicho" ya es una metáfora ¿no? porque la tarde y la montaña no hablan pero yo creo que nadie lo siente como una metáfora ¿no? se entiende que “algo me han dicho”, es decir “algo me han sugerido o algo me han revelado” yo creo que se entiende en sí que la palabra dicho no se oye como metáfora ¿no? 

P.: La expresión es la mitad del hombre..

J.L.B.: Si, bueno, si se habla de la sub conciencia se supone que la conciencia es algo espacial y que hay algo por debajo de la conciencia.

P.: ¿La sub conciencia es la inspiración desacralizada?

J.L.B.: Podría ser eso, si…

P.: ¿la musa? ¿o el espíritu?

J.L.B.: Sí, el espíritu...la escritura en sí.

P.: ¿Siente que le ha quedado algo muy importante por decir  todavía?

J.L.B.: Yo creo que me ha quedado todo, yo creo que no he dicho nada hasta ahora. Espero decir algo algún día.

 

Comentarios