El epitafio que nunca quise escribir

Aquí están los recuerdos de un fabricador de sueños y de un bebedor de ilusiones.

Este viernes que pasó, celebrando algunas cosas de la vida, cenando con Lorenzo de Bianchetti, recordamos y lo revivimos al Cheto aunque sea en una cena.

Le dije, con todo respeto, tu padre llevó las cuatro estaciones en la piel.

—Durante un día te podía hacer enojar muchísimo, reír y divertirte muchísimo, joderte, engañarte, estafarte  y también hacerte ganar mucho dinero. Todo eso, en 24 horas.—

Y aparecieron las anécdotas.