Lo que Argentina significó para Federico García Lorca

sábado, 19 de agosto de 2023 · 01:37

Por Francisco Vaquero Sánchez*

                                      

Recientemente, el escritor argentino Vidal Mario estuvo en Granada desarrollando diversas actividades sociales y culturales, oportunidad en que dialogamos largamente sobre una de nuestras grandes pasiones: Federico García Lorca.
De hecho, el mismo es autor de un libro titulado El maleficio de la mariposa (Lorca, la herida abierta de España), sobre la obra y las últimas horas de vida de nuestro gran poeta asesinado el 19 de agosto de 1936, al iniciarse la Guerra Civil Española.
Conocí a dicho escritor en el 2011, cuando vino por primera vez a Granada a presentar uno de sus libros.
Nos reencontramos en noviembre de 2012 en Nueva York, donde presentó un libro sobre una horrible matanza de indígenas que sucedió en su país.
Nuestro tercer encuentro fue en noviembre de 2014 en Montevideo (Uruguay), para un homenaje a Lorca.
Nuestro cuarto encuentro fue en mayo pasado, ocasión en que recordamos la gran admiración que Federico sentía por Argentina y por los argentinos.
Por mi parte, puedo citar los siguientes ejemplos: 
El 16 de marzo de 1935, el periodista Manuel López Marín, de Transradio Española, le preguntó sobre una posible nueva visita a ese país sudamericano. Ésta fue su respuesta: 
“¡Ojalá!, pero yo no quiero ir para estrenar ni dar conferencias. Me gustaría ir para estar con mis amigos, para remar en el Tigre, para oír el magnífico alarido de los partidos de fútbol, para escuchar los tristes bandoneones de notas verdes y acongojadas, para beber el vodka ruso en las tabernillas de la calle 25 de mayo con el grupo de poetas más sensibles y más simpáticos que he encontrado en mi vida.” 
En una carta que escribió a sus padres el 13 de enero de 1934, ya había expresado:
 “Voy a echar de menos este país delicioso para mí, que tanto me quiere y donde no hay cosa mía que no tenga repercusión”. 
Con su estilo monumental, así recordaría Pablo Neruda unos meses después del asesinato de Federico la popularidad que nuestro poeta tenía en suelo argentino: 
“Yo vi en Buenos Aires la más grande apoteosis que un poeta de nuestra raza haya recibido jamás”.

“Más de doscientos retratos”

En carta dirigida a su familia, ésta vez fechada el 20 de octubre de 1933, el poeta les relató: 
“Al llegar a Buenos Aires, esta gente gentilísima me ha hecho más de doscientos retratos. Retratos en la cama, en traje de baño, en la calle, asomado a una ventana, ¡el disloque! De todos ellos os mando éste en que me encuentro muy bien, y es un retrato serio. Ya recibiréis los centenares de artículos que han hecho de mi llegada. Hoy he dado una conferencia sobre el duende. Que ha sido un éxito extraordinario, ¡no tenéis idea! Estoy agasajado y llevado y traído. Ahora vengo de un banquete que me han dado los autores teatrales argentinos y aprovecho este rato de café tranquilo para enviaros este retrato. Yo estoy abrumado por la cantidad de agasajos y atenciones que estoy recibiendo. Estoy un poco deslumbrado de tanto jaleo y de tanta popularidad. Aquí, en esta enorme ciudad, tengo la fama de un torero”.
Días después, fin de ese mes de octubre, mandó desde Buenos Aires otra carta a su familia para contarles:
 “Ya se celebró el estreno de Bodas, que constituyó un verdadero escandalazo. Yo no he visto en mi vida una cosa igual de entusiasmo y cariño. El gran teatro Avenida es como diez veces el Teatro Español de Madrid, uno de esos inmensos teatros de América, totalmente ocupado por una muchedumbre que estaba de pie en los pasillos y colgada del techo. El teatro tiene cien palcos que ocupaba lo mejor de la sociedad de aquí, y el resto abarrotado.
Al empezar yo dirigí un saludo al público, dando gracias por el recibimiento que me habían hecho, y al aparecer yo en el escenario una voz dijo ¡de pie!, y todo el mundo se puso de pie y me dio una ovación de cinco minutos. Después ya fue el disloque… Al final tuve que dirigir otra vez la palabra al público, y Lola Membrives habló también, y ya se volvió loca diciendo que yo era “un primor y un capullo de España”. Eso ya fue todo un escandalazo atroz”.
A fines de noviembre de 1933, partió otra carta suya para su familia para informarles: “Ya se celebraron las cien representaciones de Bodas de sangre, y el éxito supero a toda ponderación. Fue una fiesta inolvidable. Todos los españoles estaban, los pobres, emocionados”.
Y, en otro mensaje enviado a su prima Clotilde García Picossi, refiriéndose al pueblo argentino le dijo: “He conquistado a un pueblo inmenso para mi teatro”.
En una entrevista que le realizaron tras uno de sus arribos a Buenos Aires, se refirió a la impresión que le causaba la gran capital federal argentina: 
“No puedo precisarla bien todavía, pero es muy grande. Tiene algo de Paris, algo de Nueva York. Una vida vertiginosa corre por sus calles. Todas las razas están aquí, y eso es importante”.

Un emocionado recuerdo

Fue en una de esas visitas suyas a Buenos Aires que vivió una experiencia que virtualmente lo trastornó de la emoción:
Dejo que él mismo lo relate:
“Vino al teatro una señora preguntando por mí. La atendí. Era una mujer humilde. Vive en las afueras de la ciudad. Se enteró por Crítica de mi llegada a Buenos Aires. En realidad, yo me imaginaba el objeto de su visita, y dejé que hablara. La mujer, cuidadosamente, desenvolvió algo, de entre unos papeles. Me miraba a los ojos y sonriendo, como si sonriera a un recuerdo, decía mi nombre: “Federico…Quien iba a decirlo…Federico…”. Y cuando desenvolvió su paquetito, sacó de él un retrato amarillento. Era el retrato de un nene. Y fue ese retrato, mi mayor emoción.
- ¿Lo conoces, Federico? – me preguntó.
- No - le contesté.
- Pues, eres tú mismo, cuando tenías un año. Yo te vi nacer. Era vecina de tus padres. Aquel día, el día que naciste, iba a ir con mi marido a una fiesta. Me quedé sin fiesta, porque tu mamita estaba mala. Ayudé en la casa. Y naciste tú. Éste retrato es de cuando tenías un año ¿Ves esta quebradura del cartón? Las hicieron tus manitas cuando el retrato era nuevo. Lo quebraste y esta quebradura del cartón es un lindo recuerdo para mí.
- Así habló aquella buena mujer, yo no supe qué hacer. Tuve ganas de llorar, de abrazarla, de besar el retrato, y sólo atiné a fijar mis ojos en la quebradura del cartón. Ya hice eso yo, cuando tenía solamente un año. Y ésa, mi primera obra, no sé si mala o buena, estaba delante de mí. Después de esto, ¿Qué más puedo decir?”.

 

Más elogios para Argentina

 

El 19 de abril de 1934, Federico se disponía a regresar a España. Antes, fue a Chile a visitar a su amigo Pablo Neruda. En la casa de éste, para el Primer Magazine Argentino, por entonces el de mayor difusión del país, lo entrevistó el periodista Israel Chas de Cruz.
En uno de los tramos de su entrevista, puntualizó:
 “Pues, hijo -exclamó Federico-, ¡que se me hace duro alejarme de Buenos Aires!... Ahora, con ansias de estar entre los míos, me parece que dejo algo de mí en esta ciudad bruja. En poco tiempo he hecho amigos que me parecen de años… Aquí está Pablo Neruda, que es para mí más que un hermano, y a quien hasta hace pocos meses sólo conocía por sus magníficos versos… El público argentino ha sido generoso conmigo y con mis obras… Además, en cada casa, en cada calle, en cada paseo, dejo un recuerdo mío… (Y Federico, con su aspecto de muchachito, se echó a llorar. Todos comprendimos la razón de sus lágrimas y las justificamos. Un silencio penoso nos envolvió.)”.
Igualmente, en el marco de otra entrevista, para el Heraldo de Madrid, concretada el22 de agosto de 1935, el periodista Miguel Pérez Ferrero señaló lo siguiente:  
“Del gran Federico, el escritor Jaime Torres Bodet nos decía recientemente que es el español que, con Ortega, ha influido más profundamente en la Argentina, pues ha llegado a establecer allí una divisoria de épocas: antes de la llegada de Federico García Lorca, y después de la visita del poeta”.
Muchos años después, en 1961, la editorial argentina Schapire reprodujo una nota que el periodista Alfredo de la Guardia le hizo a Federico, en Buenos Aires.
De esa nota, rescato estas palabras del poeta:
 “Yo sentí siempre la atracción de América. Cuando salí de España no fue para hacer la consabida excursioncilla francesa de todos los españoles, para decir luego ¡vengo de Paris! Me lancé al Atlántico, hacia estas costas. Eso era lo que me interesaba y lo que siente el español auténtico. La juventud de España está unida íntimamente a América ahora más que nunca. Una curiosidad intelectual y un afán espiritual la empujan hacia estos países… Nos interesan los escritores de América y los jóvenes españoles deseamos compenetrarnos con la juventud americana y marchar a su mismo paso, hombro con hombro, del brazo, de la mano, con libertad y respeto mutuos, como verdaderos amigos, - ¡amigos!, ¿comprende usted? -; demos a la palabra amistad su verdadera, su exacta significación.”
No fue Nueva York la que le inspiró a esas ideas, esos sentimientos. Fue Buenos Aires. Federico descubrió América a través de la Argentina.

   

*(Coordinador Actividades Culturales de Tertulias Lorquianas de Valderrubio.Casa-Museo Federico García Lorca)
 

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