Folklore y memoria americana

Lázaro Flury y el Ateneo Folklórico de Cosquín

Por Marta Bruno (Periodista, autora, conductora radial, docente)
domingo, 21 de enero de 2024 · 13:42

Por Marta Bruno

(Periodista, autora, conductora radial, docente) 

 

En esta nueva etapa del Festival, se van abriendo como pétalos espacios de memoria adonde aparecen nombres de personalidades que mucho aportaron para difundir el folklore en nuestra América. Uno de ellos es el de don Lázaro Flury, investigador, escritor, periodista y docente. Pacifista y gran defensor de los derechos de los hermanos indígenas.

Oriundo de San Martín de las Escobas, en la provincia de Santa Fe,  residió en San Jorge, desde donde desplegó su accionar por los cuatro puntos cardinales. Y en un momento ancló –como es de suponer- en Cosquín. Hoy repasaremos solamente una faceta: la de ser uno de los impulsores del Ateneo Folklórico, que este año hará su esplendorosa reaparición coordinado por Rodolfo Herrero.

En el tomo III de Hombres, hechos y cosas, don Lázaro Flury habla de “la epopeya silenciosa” refiriéndose a gente que trabajó “para vivificar la savia telúrica de sus canciones, sus danzas, sus mitos y sus leyendas”, según sus propias palabras.  Es un escrito generoso, adonde él va describiendo la labor de los “visionarios” y nombrándolos a la mayoría de ellos, todos los que su recuerdo permite.

En ese sentido, la presente nota tiene la intención de resaltar su labor, que a su vez destaca la de los mencionados “visionarios”.  Transcribo dos párrafos ilustrativos:

“Comenzaremos con aquéllos que durante largos años trabajaron con verdadera pasión en los festivales de todo el país, sin omitir sacrificios para extender los conocimientos elementales de nuestra tradición” . (. . . .) “Los nombres son muchos. Para iniciar esta serie, empezamos con los hombres que actuaron a nuestro lado, doce años fecundos en el Ateneo Folklórico de Cosquín, y en los Simposios de Laborde, Arequito, Jesús María, Santa Fe.  Ellos fueron: Horacio G. Rava, Alberto Rodríguez, Teófilo C. Mercado, Domingo Bravo, Florencio López, Juan Alberto Molina, María del Carmen Nucci, Esther Molina, Guillermo Iriarte, Palmira Reale.

Tampoco omitiremos a quienes se fueron para siempre: Evaristo Mosqueda, Ismael Moya, E. Gabriel Guzzo, Julio Viggiano Esaín, Ramón Viveros, Néstor Fayó, Clementina Rosa Quenel, Juan Marquioli, Daniel López Barreto, Felipe Belén, Jaime Fábregas, Dr. Roberto Menni…”. Y finaliza aclarando que la nómina es tentativa y que trataría de completarla en un futuro. En su “Reseña histórica del Ateneo Folklórico de Cosquín”, Flury explica que estos visionarios comprendieron que era necesario apuntalar el festival recreativo con el aporte de especialistas en la ciencia folklórica. La primera reunión con carácter experimental, informa, fue en el Festival de 1962. Consideraron un deber ineludible “velar por el mantenimiento del acervo cultural de nuestro pueblo”, según se lee en la “Declaración” aprobada ese año.

Los inicios del Ateneo en 1962. (Foto de Archivo)

 

Enorme don Lázaro, para usted caben sus propias palabras, adjudicadas a estos protagonistas de esa “epopeya silenciosa”: “Un romanticismo febril y apasionado cubrió todo sus pasos en largas y difíciles jornadas.  No conocieron el desaliento, no les importó la indiferencia ni el fracaso”.  Aquí estamos, así seguimos construyendo esta memoria americana, que ayuda a consolidar nuestra identidad. No es poco.

 

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