Mi compañero de celda
Por Miguel Ángel Molfino Giannetti (Escritor y periodista)Por Miguel Ángel Molfino Giannetti
(Escritor y periodista)
Con Raúl Argemí, novelista negro como pocos, fuimos compañeros de celda durante varios años. Es muy difícil convivir con otra persona en un espacio de menos de 10 m2, 24 horas al día. Por más que coincidamos en las ideas políticas, en nuestras pasiones y taras personales. Muy difícil, pero con Raúl esos años reunidos en aquella celda de la U9 de La Plata fueron un ejercicio permanente de respeto, tolerancia y fuerte amistad.
Raúl fue muy importante en las horas que siguieron a la noticia de la desaparición de mi hermana Marcela y mi cuñado El Negro Amarilla, primero, y meses después, en las duras horas que le siguieron a la noticia que me trajeron hasta la cárcel un grupo de oficiales del ejército, donde me anunciaron que mi Vieja, la Mima, había sido secuestrada y asesinada por ellos mismos, aunque no me lo admitieran. Allí estuvo mi compañero, cebándome mates mientras yo hervía de furia, sin poder echar una sola lágrima.
En esos momentos, me dijo que nuestra batalla era justa, tan justa, que por esa razón, nos odiaban tanto, se ensañaban tanto.
Nos unió la lucha, la literatura, el deseo acezante de escribir en los cuadernitos Gloria, en las lecturas, en las tristezas y alegrías que cruzaban como nubes sobre el cielo de piedra de la celda.
Hoy, mi querido compañero de Celda de la U9, cumple años.
¡Salud, Raúl! Por los años de lucha y supervivencia, por los años futuros, por la memoria de nuestros compañeros muertos y desaparecidos, que sigas siendo ese tipo que "por la alegría fue al combate". Aquí, la tropa propia, te saluda.