Haití, bastión de la independencia latinoamericana

Por Roberto A. Ferrero (Escritor e historiador)
lunes, 18 de mayo de 2020 · 16:38

Gentileza de Carlos Del Campo.

 

Haiti  y la Independencia Latinoamericana

“Por primera vez en la historia de Haití los obreros rurales reciben el pago de sus salarios en dinero y la Constitución establece la enseñanza pública y gratuita… Se entrega tierras a los campesinos e introduce el concepto de democracia agraria…” Jorge Abelardo Ramos  El mismo autor categoriza al Presidente Petión como “factor decisivo en la emancipación del Nuevo Mundo”. 

“Perdida Venezuela y la Nueva Granada, la isla de Haití me recibió con hospitalidad: el magnánimo presidente Alexander Petión me prestó su protección y bajo su auspicio formé una expedición de 300 hombres comparables en valor, patriotismo y virtud a los compañeros de Leonidas...” Simón Bolívar 

 

Por: Roberto A. Ferrero

(Escritor e historiador)

 

No son muchos los argentinos que saben que en la isla antillana de Haití se desató, triunfó y se consolidó la primera rebelión de esclavos negros de la historia - cosa que no consiguió ni Espartaco- a consecuencia de la cual estos hombres auto emancipados por su propio esfuerzo hicieron de su patria la primera nación latinoamericana en alcanzar su emancipación. Menos aún saben el extraordinario apoyo moral  y –sobre todo material- que el gobierno de Haití prestó a la causa de la liberación de América de las garras del despotismo español.

Es que la idea de la unidad de intereses y de lucha de los latinoamericanos nunca estuvo ausente en los dirigentes de la pequeña pero valerosa nación caribeña.

Durante el período más terrible de la guerra de la Independencia, hacia 1814-16, cuando España había recuperado el dominio de todas sus colonias con la sola excepción de nuestro país, los Libertadores de Haití demostraron con hechos más que con proclamas su firme adhesión al ideario de la abolición de la esclavitud y la independencia y unidad de los pueblos del Caribe e Hispanoamérica.

Ya desde el principio del alzamiento, antes de finalizar el Siglo XVIII, los Jefes negros y mulatos de la isla habían enviado sus agentes a las diversas colonias antillanas y hasta a la costas de Venezuela, a fin de promover el movimiento, con suerte diversa: algunos fueron capturados y ajusticiados, como Debuisson y Laport en la Jamaica inglesa, pero otros lograron conmover vastos conjuntos de esclavos en diversas regiones, que no lograron triunfar.

Muerto prisionero en Francia el gran Toussaint Louverture, primer gran Jefe de la rebelión haitiana y declarada la Independencia de Haití el 1° de Enero de 1804, lo gobernó su sucesor, Jean Jacques Dessalines, hasta 1806. En esta fecha, el país se dividió: el Norte fue administrado por Henry Christopher, un “emperador” negro de costumbres fastuosas, paranoicas y tiránicas, que estableció un sistema semi-esclavista de trabajo, mientras que el Sur quedó a cargo del general Alejandro Petión, un mulato patriota e instruido que prestó,  a Bolívar y demás jefes Venezolanos, una ayuda inestimable.  Bajo Petión, escribe Jorge A. Ramos “por primera vez en la historia de Haití los obreros rurales reciben el pago de sus salarios en dinero y la Constitución establece la enseñanza pública y gratuita… Se entrega tierras a los campesinos e introduce el concepto de democracia agraria…”. El mismo autor categoriza al Presidente Petión como “factor decisivo en la emancipación del Nuevo Mundo”.

Efectivamente, Petión proporcionó al exiliado venezolano más de seis mil fusiles, municiones, abastecimiento, víveres, importantes cantidades de dinero, varias goletas, 30 oficiales, 600 soldados y hasta una imprenta completa para la expedición libertadora que partió de Los Cayos el 31 de marzo de 1816. Derrotado por segunda vez (la primera había sido en 1812, con Miranda), volvió Simón Bolívar a Haití a solicitar nueva ayuda y su presidente le contestó desde Puerto Príncipe, la capital: “Si la fortuna se ha reído de Ud. por dos veces, quizá le sonría en la tercera oportunidad…. cuente con todo lo que de mí dependa: Dese, pues, prisa y venga a esta ciudad”... Y volvió a rearmarlo y hasta tomó la excepcional medida de destinar a la segunda expedición toda la recaudación de los derechos de anclaje de todos los puertos nacionales. A cambio, sólo le pidió que declarara el fin de la esclavitud en las tierras que liberara. El 18 de diciembre, Bolívar volvió a partir, esta vez para triunfar para siempre, ocho años después, en Ayacucho, para comenzar en los meses que siguieron a la gran batalla a dar forma organizativa a las ideas unitarias esbozadas en la “Carta de Jamaica”. Es decir: comenzó a preparar su gran sueño de la Unidad Continental que se tratará en el Congreso de Panamá de 1826

El General Juan Martín de Pueyrredón, nombrado Director Supremo (eufemismo por Presidente) de las Provincias Unidas del Rio de la Plata en el Congreso de Tucumán el 18 de noviembre de 1816, dirigiría a Petión, en nombre de “todos estos pueblos… de esta parte del Continente Americano”, una elogiosa nota de agradecimiento por la gran ayuda prestada a Bolívar. “V.A. -le escribía- prestándose a sostener la contienda en que están empeñados los Americanos de Tierra Firme (Venezuela. RAF), y facilitando al general Bolívar los armamentos de que necesitaba para presentarse otra vez en su patria a combatir los opresores, ha excitado la gratitud de los Americanos del Sud empeñados también contra los españoles”. Limitado por las distancias y los avatares de la situación, el general Petión recién pudo responderle en 1818 al argentino.

Pero no únicamente al Libertador venezolano ayudó la generosidad del gran haitiano, porque ella se dilataría además sobre cuanto patriota deseaba luchar por la independencia y la unidad continental. Como escribe Paul Berna, “Haití, pues, de 1815 hasta 1818, se había convertido en bastión de la Revolución Hispanoamericana gracias a la franca y decidida ayuda de Petión”.

Los historiadores argentinos, en parte por la lejanía atlantista de nuestros dos países, y en parte por un racismo vergonzosamente disimulado, no reconocieron nunca el rol decisivo jugado por Haití y el Presidente Petión. Decisivo porque sin ese aporte Bolívar no podría haber triunfado. Y la tarea emancipadora encarada por San Martin desde el Sur se le hubiera hecho cuesta arriba. Seguramente, la Independencia de toda América Central y del Sur se hubiera logrado lo mismo, porque estaba inscripta en la lógica histórica de los tiempos, pero hubiera costado mucha más sangre y esfuerzos de lo que costó.

¿Habrá en nuestro país, acorde al reconocimiento generoso de Pueyrredón, alguna escuela, alguna plaza, alguna avenida importante que se denomine Presidente Petión, o es una deuda de gratitud aún impaga? 

 

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