Alemania le exigió a China que aclare el origen del nuevo coronavirus

Crecen las sospechas de que ese país no informó la verdad sobre el desarrollo de la pandemia
lunes, 4 de mayo de 2020 · 19:33

El ministro de Asuntos Exteriores alemán, el socialdemócrata Heiko Maas, exigió a China dar una «clarificación del origen» del nuevo coronavirus, ante la sospecha que ese país no informó la verdad sobre el desarrollo de la pandemia.

«El mundo entero quiere que se aclare el origen exacto del virus», afirmó Maas en una entrevista con el grupo de medios de comunicación alemán Funke. China puede demostrar «lo transparente que quiere ser con el virus», agregó.

Por su parte, Estados Unidos cuestionó abiertamente el origen del coronavirus y acusó a China de ocultar información. La versión oficial de Beijing es que el virus saltó a humanos en un mercado de animales salvajes de la ciudad de Wuhan, en el centro del país.

Otros países se sumaron a Washington en la petición de mayor transparencia y también la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió participar en la investigación del origen del coronavirus.

El régimen fue sombrío en sus informes sobre el virus basado en Wuhan desde un principio. China no sólo mintió sobre el brote, sino que «desapareció» a los médicos y otros expertos en salud que trabajaban en él y alertaron al mundo de lo que sabían.

El fin de semana se conoció un informe de la alianza de agencias de inteligencia «Five Eyes» compuesta por Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda y Australia que asegura que Beijing ocultó información.

El documento de investigación de 15 páginas afirma que ante el «peligro de otros países» el gobierno chino encubrió la noticia del virus silenciando o «desapareciendo» a los médicos que hablaron, destruyendo las pruebas del virus en los laboratorios y negándose a proporcionar muestras vivas a los científicos internacionales que estaban trabajando en una vacuna.

El informe denuncia «la negación mortal de la transmisión entre seres humanos», el silenciamiento o la «desaparición» de los médicos y científicos que se pronunciaron, la destrucción de pruebas del virus de los laboratorios de estudios genómicos y el «blanqueo de los puestos del mercado de la fauna silvestre», junto con la negativa a proporcionar muestras de virus vivos a los científicos internacionales que trabajan en la elaboración de una vacuna. Además, afirma que la información sobre los portadores asintomáticos de la enfermedad fue «mantenida en silencio» por el Estado chino.

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