4 de Julio

En memoria de Walt Whitman

Por Vidal Mario (Escritor, periodista e historiador)
lunes, 4 de julio de 2022 · 00:00

 Por Vidal Mario

(Escritor, periodista e historiador)               

 

Benedicto Falcón, ex presidente de la filial Chaco de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), ha tenido a bien recordarnos que en la fecha se cumplen 126 años de la muerte de Walt Whitman.

Próximamente disertaré en los Estados Unidos sobre “Walt Whitman y la democracia norteamericana de su tiempo”, por lo que me precio de saber algo de esta leyenda de la literatura estadounidense.

Walt Whitman fue un poeta de extraordinario talento. Hasta Jorge Luís Borges lo admiraba.

Pero fue también periodista, político y un lúcido observador de la democracia de su tiempo. Fue, además de todo eso, un ciudadano de la democracia norteamericana de sus días.

Se subía a las tribunas de su época a predicar que el hombre se realiza en la democracia, y la democracia se realiza en el hombre. Que únicamente la democracia puede condicionar, auspiciar, promover y completar al hombre y a su energía.

La arquitectura democrática norteamericana surgida tras la Guerra de Secesión, en la que él actuó como enfermero voluntario porque así lo dictaba su conciencia, era entonces tambaleante y vacilante.

Con claridad, describió los vicios, a veces secreto, a veces público, de la democracia norteamericana, y advirtió: “Nuestra democracia no podrá demostrar lo que realmente vale hasta que no encuentre y produzca con abundancia sus propias formas de arte, poesía y educación”.

Whitman estaba plenamente seguro de que Estados Unidos estaba destinado a superar pronto la fastuosa historia del feudalismo y, proféticamente, declaró que estaba llamada a lograr éxitos materiales en todos los órdenes. Más aún, que su país estaba destinado a dominar el mundo.

Era también pródigo en recomendaciones, en advertencias y en reflexiones sobre éste sistema de gobierno. Dio consejos a los cuales el paso del tiempo no ha hecho envejecer. Por el contrario, sus recomendaciones, formuladas hace más de 150 años, han ampliado el significado de la palabra democracia.

Al respecto, dijo:

“Las democracia es la posibilidad de lo unánime. La que amplía y resume. La que no mutila. La que deja ser. A la democracia ha de sabérsela como una religión. Yo digo que en el corazón de la democracia está en último término el sentimiento religioso. Sin ese sentimiento, la democracia será programa político, nunca forma de liberación del hombre. Sin ese sentimiento, sabrá a justas electorales y no a limpias convocatorias del espíritu. Sin ese sentimiento, se mentirá a sí misma, ofreciéndose al primer demagogo o al último aspirante a tirano”.

Hoy, sus consejos siguen siendo de aplicación indispensable para la democracia de toda América: la del norte, la del centro, y la del sur.

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