A los 89 años, murió el premiado escritor Cormac McCarthy

EE.UU. La noticia llegó como un latigazo: “ÚLTIMA HORA: Cormac McCarthy, una voz preeminente en la literatura estadounidense durante la mayor parte del último medio siglo, ha muerto hoy en su casa de Santa Fe, N.M., según ha confirmado su editor, Knopf. Tenía 89 años”, decía ayer la revista estadounidense Publishers Weekly.
 

Enseguida asomó a esa red social la voz de Stephen King: “Cormac McCarthy, quizá el mejor novelista estadounidense de mi época, ha fallecido a los 89 años. Estaba lleno de años y creó una obra excelente, pero aún así lamento su fallecimiento”.

Y el diario The New York Times afirmaba: “La ficción de McCarthy adoptaba una visión oscura de la condición humana y era a menudo macabra. Adornaba sus novelas con cabelleras, decapitaciones, incendios provocados, violaciones, incesto, necrofilia y canibalismo. ‘No existe la vida sin derramamiento de sangre’, declaró a la revista The New York Times en 1992 en una rara entrevista. ‘Creo que la idea de que la especie puede mejorarse de algún modo, de que todo el mundo podría vivir en armonía, es una idea realmente peligrosa’”.

Cormac McCarthy había nacido en Providence, Rhode Island, Estados Unidos, en 1933. Se llamaba Charles McCarthy, pero optó por Cormac porque un ventrílocuo tenía un muñeco de nombre Charlie McCarthy. Estudió en la St. Mary’s Parochial School y la Knoxville Catholic High School. Fue monaguillo en la Church of the Immaculate Conception de Knoxville. Fue a la Universidad de Tennessee entre 1951-52 y 1957-59, aunque nunca se graduó.

Sirvió en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de 1953 a 1956 en una base de Alaska.

Su primera novela El guardián del vergel, se publicó en 1965.

Ganó el Premio Pulitzer de Ficción por La carretera (2006) y el National Book Award por Todos los hermosos caballos. Con una beca de la Fundación Rockefeller viajó a Europa y, en Ibiza, terminó su segunda novela: La oscuridad exterior.

Entre otras novelas, publicó Hijo de Dios, Meridiano de sangre y No es país para viejos, que salió en 2005 y fue llevada al cine por los hermanos Coen en 2007.