Sólo Diego Maradona, Sylvester Stallone, Michael Jordan y Michael Jackson tuvieron Ferraris negras.

viernes, 5 de abril de 2024 · 20:29

La leyenda de la exclusiva Ferrari negra se inicia por la genialidad negociadora de un empresario argentino que obligó al zar italiano de los automóviles, don Enzo Ferrari, a romper con su mítica tradición que sus máquinas solamente salían de color rojo.

Después del astro futbolístico Diego Maradona, quien tuvo la primera Ferrari negra, también la tuvieron el reconocido actor de Hollywood Sylvester Stallone, el legendario basquetbolista de los Chicago Bulls Michael Jordan, y la estrella del pop, Michael Jackson.

Al astro futbolístico siempre se le conoció su gusto particular por los automóviles. Desde su primer Fiat 128, pasando por el volante de un Porsche usado, hasta un Mercedes-Benz 500 SLC rojo que le regalaron los fanáticos de su primer club, el Argentinos Juniors al despedirse de La Paternal para ponerse la azul y oro del popular Boca Juniors.

En Italia, cuando empezó a brillar en el sur con la casaca del Nápoles, Maradona adquirió la famosa Ferrari Testarossa. Pero antes de incorporarse al seleccionado argentino que luego ganó la Copa del Mundo 86 le encomendó a su representante Guillermo Coppola que compre otra Ferrari, pero que sea negra.

Entonces, el representante intentó ponerse en contacto con uno de los hombres más famosos del automovilismo mundial y gracias a sus contactos europeos, logró la ansiada reunión con el mismísimo Enzo Ferrari.

Cóppola viajó a Monza y en el encuentro con el zar de la escudería roja selló el acuerdo por una suma superior a los 400.000 dólares, aunque, después de acordar el precio Cóppola se acordó del detalle que le había pedido Maradona.

¿Cuál fue la respuesta del creador de la marca italiana?

—¿Negra? ¡No existe de color negra! ¡Mis Ferraris no pueden ser de otro color que no sea rojo!”, —le dijo don Enzo a Coppola.

El empresario argentino empezó con su retórica para convencer a don Enzo, y como no avanzaba en el logro. Cóppola le dijo:

—Don Enzo. Imáginese, a Maradona diciendo por todos los medios que las Ferraris son unas porquerías. En vez, de ver una publicidad, la máquina número 1 para el 1.

Don Enzo no contestaba.

Cóppola arremetió: —Bueno, déjela roja, cuando llegue Diego de México hará pintar de negro en Nápoles.

Don Enzo puso el grito en el cielo. Tardó un minuto para enviar una nueva Testarossa a pintarla de negro, pero con los pintores de su fábrica.

Cuando Maradona volvió como campeón, otra “viveza criolla” de Cóppola que aprovechó las circunstancias le hizo pagar la Ferrari al Nápoli pero con su comisión incluida.

Todo estuvo bien hasta que el astro argentino se dio cuenta de que el nuevo modelo no tenía estéreo, y que la puerta del conductor no estaba tapizada. Maradona se enojó.

—Diego, es un auto de carrera. No la tapizan, le quitan peso, ¿entendés? No sé cómo tiene espejo retrovisor. No tiene nada. El auto es de carrera”, —le comentó Coppola.

Diego siguió ofuscado por no tener las prestaciones que él se imaginaba en su nueva Ferrari, y respondió: 

—¿Ah, es de carrera? ¡Ferlaino, usted y Coppola se pueden meter esta Ferrari en el…”, gritó el astro.

Según Cóppola, al día siguiente, a la Ferrari negra le instalaron todos lo que pidió Maradona.

Con el correr del tiempo, aquella joya del mundo Ferrari quedó en manos de un coleccionista español de autos de alta gama hasta que la vendió por una suma cercana a los 350 mil euros, con apenas 20.000 kilómetros.

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