Alfonsin, vivo y vigente. Por Mario Sábato

(Cineasta y escritor)
domingo, 12 de abril de 2020 · 20:59

Por Mario Sábato

(Cineasta y escritor)

 

Me afilié al radicalismo al final de la presidencia de Raúl Alfonsín. Lo había acompañado en su gobierno, como extra partidario, desde el primer día hasta el último de su Presidencia.
Me afilié por él, porque me pareció justo acompañarlo en el cruce del desierto. Un desierto poblado de gritos insultantes, de acusaciones infames, del odio a su figura.
También, claro, del desprecio a los que éramos acusados del horror de ser alfonsinistas.
No tuve su generosidad, ni su grandeza.
Pude olvidar a los que me lastimaron, pero no puedo perdonar -como él lo hizo- a los que agraviaron al héroe civil que nos devolvió la democracia, la justicia y la libertad.
Nunca podré olvidar a los que lo atacaron, no por sus errores, sino por sus aciertos.
Por entender la justicia social como un valor sin el cual la democracia se convierte en una cáscara, una excusa para que manden los que más tienen, despreciando a los que menos tienen y más necesitan.
Raúl Alfonsín murió hace once años, y el tiempo mitigó la injusticia. Hoy la mayoría de los argentinos lo reconocen como el mejor presidente que tuvo la democracia.
Y sin embargo, desconfío de algunos que le prodigan elogios. Me parece que lo alaban porque no creen que muerto siga siendo peligroso para los intereses de los poderosos.
Me duele, especialmente, que sean muchos dirigentes del radicalismo los que invocan su nombre pero olvidan sus ideas y sus palabras.
Sé que se murió hace once años. Pero, para mí, sigue vivo y siendo mi Presidente.

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