La vacuna argentina ya puede comprarse en las farmacias
País. La ciencia argentina está inaugurando un nuevo capítulo. Tras la aprobación por parte de la ANMAT en octubre pasado de la primera vacuna proteica diseñada, desarrollada y producida íntegramente en el país contra la COVID-19, ARVAC-Cecilia Grierson, ahora es el turno de su debut con el inicio de la aplicación masiva en las farmacias. Aunque inicialmente costará 23 mil pesos, en el presente están gestionando precios diferenciales para garantizar el acceso de los grupos de riesgo. Según está previsto, podría incorporarse al calendario obligatorio en 2025.
El abastecimiento de la vacuna argentina es un hito que señala el inicio de la autosuficiencia en un ámbito clave para el país, como es el de la ciencia, en este caso aplicada a la salud. Gracias a una provechosa colaboración entre los sectores público y privado, así como a la fuerza innovadora de los científicos argentinos, se logró el desarrollo de una inmunización efectiva y el establecimiento de una plataforma para la exportación de conocimientos y tecnología en la región y más allá.
Este logro es un testimonio del potencial transformador de la ciencia cuando se combina con determinación y visión estratégica, ya que, a cuatro años del comienzo de la pandemia, el SARS-CoV-2 se ha posicionado como el más frecuente entre las infecciones respiratorias de los pacientes que requieren hospitalización, advirtió la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). En 2023, los fallecidos por causas vinculadas a la COVID-19 superaron en cinco veces a los muertos por gripe, de acuerdo a los datos del Boletín Epidemiológico Nacional del Ministerio de Salud de la Nación.
La investigación y el desarrollo de la vacuna ARVAC-Cecilia Grierson es producto del trabajo conjunto de científicos del CONICET, la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y el Laboratorio Cassará. El inmunizante integra las llamadas vacunas de segunda generación o dosis de refuerzo destinadas a personas ya inmunizadas porque aparece en una etapa en la que la mayoría de las personas han recibido una o dos dosis contra la COVID-19.
Se trata del fruto del trabajo articulado de 24 instituciones públicas y privadas y de más de 10 sitios de investigación clínica. Más de 600 científicos y profesionales, y más de 2 mil voluntarios de todo el país fueron parte de este desarrollo. “Con este proyecto se nos cumplió un sueño que teníamos ya que pudimos ver como un desarrollo científico que comenzó en la mesada de nuestro laboratorio se convirtió en un medicamento que se transfiere a la sociedad para cuidar la salud de la población”, destacó Juliana Cassataro, bióloga y doctora en Inmunología, directora del proyecto ARVAC e investigadora del CONICET y de la UNSAM.
La presencia en farmacias de esta vacuna argentina se produce en un contexto en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara que a pesar del fin de la emergencia de salud pública por la COVID-19, esta patología es una prioridad de salud pública global y recomienda una dosis de refuerzo para grupos de riesgo (personas con múltiples comorbilidades, inmunosuprimidas y otros casos) y también para personas mayores de 50 años.