Escándalo

Se quebró la alianza entre la UCR y el PRO, tensión en La Cumbre

Todo se desató por el escándalo que involucra al esposo de la tribuno de cuenta Teresita Priscitello de Pavón, quien fuera contratado por el gobierno kirchnerista de Pablo Alicio. La concejal radical Martha Pérez reclamó la renuncia de la dirigente cuestionada.
lunes, 23 de noviembre de 2020 · 19:34

Tras el escándalo desatado por una información que dio a conocer EL DIARIO, se fracturó la alianza entre el PRO y la UCR en la ciudad de La Cumbre. La polémica comenzó cuando se confirmó que el esposo de Teresita Priscitello de Pavón, quien representa a la oposición en el Tribunal de Cuentas fue contratado por el gobierno del kirchnerista Pablo Alicio.

«Por cuestiones de ética debería renunciar. A nosotros el pueblo de La Cumbre nos ha dado el mandato de control y debemos controlar»; señaló la concejal Martha Pérez, dirigente de la UCR y excandidata a intendente por la alianza Córdoba Cambia.

«Si el marido de la señora, comienza a trabajar justo cuando ella se hace cargo del Tribunal de Cuentas, se da a mal pensar. Hemos tenido charlas con la tribuno, hemos pedido que modifique esas cuestiones»; indicó la edil, quien confirmó que ya no hay diálogo.

Pérez sostuvo que junto a sus militantes y dirigentes están investigando una serie de antecedentes y reclamó su apartamiento del cargo: «Cuando la puse en la lista, hubo un rechazo de sus propios pares del PRO. Ella me dijo que era líder de ese espacio político, sin embargo, a medida que pasó el tiempo, la gente del PRO me dijo todo lo contrario. Cuando se supo que su esposo era contratado por el municipio, investigamos en el boletín oficial que emite el propio Tribunal de Cuentas y nos dimos cuenta, que en ninguna gestión anterior había trabajado para el municipio, o sea que su contratación coincide con la asunción de su esposa».

En un intento por defenderse de las acusaciones, Teresita Priscitello de Pavón consideró: «No hay problema ético». Asimismo, dijo que dirigentes del PRO a nivel provincial, le dijeron que «no era para antiético» que su esposo cumpla funciones en la administración que ella debe controlar. «No voy a renunciar»; concluyó.

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