El viernes de Milei

Que los muertos entierren a sus muertos

Por Ijiel David Bonino (Escritor y periodista)
sábado, 2 de marzo de 2024 · 04:24

Por Ijiel David Bonino

(Escritor y periodista)

 

Como un potro desbocado que corcovea en un coral vacío, el presidente Javier Milei emitió un discurso sin rumbo claro, leído con la cautela de quien teme el naufragio.

Ante un congreso parcialmente perplejo y parcialmente disidente,  el presidente ensayó  un relato sui generis en el que mezcló al azar citas bíblicas,  mesiánicas; estadísticas remanidas, y un mensaje económico anarcocapistalista del cual cualquier subalterno de Davos, en su fuero íntimo, se sonrojaría.

Hay un plan sin embargo, la discrecionalidad absoluta del sistema financiero. Una anarquía que   se resume en un proyecto político, un lineamiento  claro en el que “gobernar es no gobernar”.  Quienes intenten pones palos en la rueda del desgobierno serán tildados de traidores, desleales o infieles. Esta misiva fue dirigida tanto a propios como a ajenos; a gobernadores, intendentes y funcionarios.

La motosierra no admite líneas de subordinación jerárquica, desde la Universidad Nacional, que hoy afronta uno de los peores presupuestos desde la democracia (el mismo presupuesto  de 2023 para este año 2024), tanto como el FNA (Fondo Nacional de las Artes), el INCA, pacientes oncológicos sin obra social, comedores comunitarios desmantelados, jubilados que cobran la mínima, docentes, todos  quedan subsumidos en el Gran Plan. La motosierra es una tecnología que no distingue subjetividades. Milei plantea que la única alternativa es la desregulación, sin líneas de subordinación jerárquica; la indignidad de niños, ancianos y enfermos:  transferencia de ingresos a los monopolios, al capital financiero.  

 

El derecho a huelga ¡A fuera! (Su moral y la nuestra)

 Ante la tremenda embestida salarial, uno de los puntos cruciales que Milei atacó en su discurso  fue  el derecho a huelga. El derecho al paro fue reconocido en la Argentina durante el gobierno de Arturo Frondizi, en la ley 14.786, también conocida como Ley de Asociaciones Profesionales y de Convenciones Colectivas de Trabajo. En la misma se  reconoce la libertad sindical, la cual promueve la negociación colectiva como medio para la regulación de las condiciones laborales y reconoce el derecho de los trabajadores a realizar huelgas como forma legítima de protesta y defensa de sus intereses.

Si bien en los últimos años dicha normativa fue sujeta a múltiples interpretaciones, hoy el poder ejecutivo pretende transformarla en una letra muerta, nula,  al servicio de sociedades anónimas, donde el único sujeto desiderativo  es el mercado y sus financias. 

En la última dictadura militar las tres cuartas parte de desaparecidos fueron delegados gremiales periodistas y estudiantes.

 

Una remake del discurso en Davos

En la inauguración de las sesiones legislativas Javier Milei repitió a escala su discurso en Davos. Una cátedra de economía de cotillón, dirigida en esta oportunidad al pueblo argentino, a sus votantes y a sus detractores. Una pantomima sin punto de apoyo. A la casta. Es decir a los derechos colectivos como déficit: “donde nace una necesidad, nace un derecho', pero se olvida de que a ese derecho alguien lo tiene que pagar. Cuya máxima expresión es esa aberración llamada 'la justicia social', que es injusta porque implica un trato desigual frente a la ley, pero además está precedida de un robo"(?) Milei dixit.

 

La mejor manera de gastar el dinero propio es en uno mismo

Milei no tiene familia, no tiene hijos ni padres. Lo filial para él es un fantasma. Un espectro.  El presidente se piensa a sí mismo como una sociedad anónima. Sólo de esa manera se puede entender su sentencia solipsista en la inauguración de las sesiones legislativas: “La mejor manera de gastar el dinero propio es en uno mismo”. No hay alteridad posible en su horizonte. Mientras tanto, miles de familias, con un esfuerzo enorme intentan comprar útiles escolares para sus nietos, sobrinos y hermanos. Las familias argentinas juntan sus pesos para que todos puedan tener un guardapolvo, unos lápices de colores, un cuaderno.  Para Milei todo se reduce a un individuo que es él mismo. Una “mismidad” peligrosa. No hay comunidad posible en su ontología. El gasto en los otros es “un despilfarro”. Los pacientes oncológicos sin prepagas son un gasto y un despilfarro. Los chicos sin posibilidades de acceder a la educación son una estadística superflua de la educación pública, pasto de la burocracia del Estado. “De una organización criminal” que según el jefe de estado está diseñada para invertir en los superfluos. En los desheredados, lacras improductivas que no entenderían jamás a qué se refieren los economistas con el término de “mercado bursátil”.

 

La derogación de la ley de alquileres    

El gobierno nacional dejó a la intemperie a quienes no son dueños de un techo, de una pieza, de un departamento para vivir. La derogación de la ley de alquileres deja a miles de inquilinos a la intemperie. El formato legal  propuesto desde el poder ejecutivo confina a gran parte de la clase media a la libertad de vivir debajo de un puente. La libertad todo lo puede. No sólo tenemos la libertad de morir de hambre. También somos libres de morir en la intemperie.                

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