Ya se produce biodiésel en el Oeste cordobés
La diversidad productiva es una característica del desarrollo económico de la provincia de Córdoba. Bienes primarios, productos industrializados, comercialización, servicios y hasta actividades vinculadas a la ciencia y la tecnología, son algunos de los pilares del arco productivo cordobés.
Ante este abanico de posibilidades, la oferta de soja y maíz comienza a ser incluida en la producción de biocombustibles, de la mano de en una política del Estado provincial que busca migrar su matriz energética.
En este contexto, y en un año marcado por la pandemia de coronavirus, el 18 de noviembre de 2020 la Legislatura de Córdoba sancionó la “Ley de Promoción y Desarrollo para la Producción y Consumo de Biocombustibles y Bioenergía”.
Como parte de la transición “de una economía basada en combustibles fósiles, hacia una economía sustentada en fuentes de energía renovable” que “contribuya a la disminución de gases de efecto invernadero”, la nueva normativa sentó las bases para propiciar el desarrollo de la bioeconomía en Córdoba.
Desde entonces, se fijó una agenda que intenta profundizar las potencialidades industriales, la calidad de los productos obtenidos y la instalación de nuevos modelos de consumo que permitan “promover la producción de biocombustibles y bioenergías”.
En materia de combustibles, Córdoba ya cuenta con productores locales de bioetanol, en base a los fermentos del maíz y, desde hace poco, se sumó la primera planta de biodiésel certificada, a partir del procesamiento de granos de soja.